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Por Angel Alonso Madrid, 2 ene (EFE).
Diseño
Los cambios externos no cabe duda que a este modelo le sientan bien. Ya no es la versión fea del Volkswagen Lupo. El Arosa ha ganado en estilismo, tanto por fuera como por dentro. En el caso de la primera, con el fácil recurso a la modificación de las ópticas delanteras y trasera, aparte de la nueva parrilla en la que se inserta en gran tamaño el logo de la marca. Hasta aquí, nada que no se haya hecho en otros modelos de la firma, pero se ha hecho bien, y justo es remarcarlo.
Motor
El Arosa ha introducido en su gama dos nuevas motorizaciones con las que no contaba en la primera generación y ambas han sido sometidas a prueba. En el ciclo diesel se dispone ahora de un propulsor tricilíndrico turboalimentado por inyector-bomba de 1.4 litros de capacidad y 75 CV de potencia. La cima en el apartado de gasolina la pone otro 1.4, en este caso con culata de 16 válvulas y 100 CV de potencia.
Conducción
En la calle deja a las claras sus facultades urbanas, por encima, incluso, que su ‘hermano’ del ciclo gasolina, debido a la elasticidad del motor y los largos desarrollos a bajos regímenes. No es un consumidor nato en estas condiciones, pero el contagio de subir aguja que con tanto desparpajo transmite tiene un reflejo algo excesivo en el depósito de carburante.
Características
Competidores