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UN MUNDO DE DETALLES
El monovolumen pequeño de Renault esconde un mundo de detalles prácticos y bien resueltos. Diseñado para ser acogedor, convence por maniobrabilidad y consumo así como por comportamiento y rendimiento. Aunque aprovechado con inteligencia, el espacio no es su punto fuerte.
p> Cada marca de coches tiene su personalidad más o menos marcada, y la de Renault se refleja en los detalles elegantes y alegres de sus diseños tanto interiores como exteriores. El Modus no pretende llamar la atención ni hacer girar cabezas, sino resultar alegre por fuera y acogedor por dentro. Su aspecto tiene algo de juguete infantil, y su interior no pretende ofrecer un entorno pensado para el conductor y los demás sino un espacio en el que el todos los ocupantes puedan verse, interactuar y moverse con facilidad tanto a la hora de acomodarse como para recoger una revista del suelo o para hablar con el conductor, porque en el Modus no está prohibido como en los autobuses. La generosa luz que llega hasta el interior gracias a la amplitud de la superficie acristalada es un elemento más que contribuye a crear calidez en la atmósfera del Modus, y la estudiada parquedad de botones y controles en la consola central simplifica y hace más sencilla la conducción.
p>Si el diseño por sí sólo logra que se trate de un coche eminentemente familiar, los detalles funcionales ponen la guinda. Los asientos traseros pueden deslizarse longitudinalmente para ganar espacio o prestárselo al maletero según las necesidades o configurarse para dos o tres plazas mediante un cómodo sistema; el maletero opcionalmente puede disponer de una doble apertura, con una trampilla muy similar a la que tenían los antiguos Mini, las ópticas delanteras disponen de bombillas auxiliares orientadas lateralmente que se encienden cuando se gira el volante a un lado o a otro, etcétera. Eso sí, el espacio interior es algo justo comparado con sus rivales y el maletero, que tan cómodo es de cargar, peca claramente de falta de espacio.
p>Por su parte el motor 1.5 dCi cumple más que bien y con sus 80 caballos es capaz de mover el Modus al ágil ritmo de la ciudad o hacerlo rodar por carretera a velocidades más que suficientes. Además consume y suena poco.
Carlos Lera, Autocity
18 de Febrero de 2005
Detalles y equipamiento
DETALLES Y EQUIPAMIENTO
El ambiente interior del Modus es francamente agradable. Gracias tanto al diseño, limpio y que huye de la proliferación de botones de otros coches modernos, como a la elección de los materiales, de tacto suave y sensación de calidad. La instrumentación está en el centro, dispone de todo lo que se puede hacer necesario en la conducción además de informar sobre las emisoras o las indicaciones del ordenador de viaje. El climatizador monozona es eficaz e intuitivo de usar sin que por ello su lugar en la parte central del salpicadero esté repleto de botones ni ocupe como un equipo de sonido.
Ofrece huecos en el suelo para guardar objetos, una guantera con tapa frente al conductor en el acabado Privilege pero al aire en otros más sencillos, amplias bolsas en las puertas, bandeja delante del cambio de marchas, etcétera. En cuestión de almacenamiento el habitáculo va servido.
p>Las posibilidades modulares se concentran en la segunda fila de asientos. El Modus puede albergar cuatro o cinco pasajeros dependiendo de la configuración de la banqueta trasera. Aprovechando toda la anchura posible hay tres plazas justas pero reales, y si se emplean solamente dos plazas detrás se puede mejorar la comodidad de sus ocupantes elevando la parte central del sofá, que ahora funcionará como apoyo lateral para el centro de los respaldos y mediante un sistema que funciona muy bien acercar las dos partes laterales aprovechando el hueco dejado por la franja central que se ha retirado, y descubriendo en los flancos sendos huecos para objetos que con la configuración tres plazas no están a la vista. Resultan en definitiva dos plazas muy cómodas, que pueden ser casi de berlina de lujo si se aprovecha al máximo la posibilidad de correr longitudinalmente el banco, aunque así se resta capacidad al ya de por sí exiguo maletero.
La anchura de las plazas traseras a la altura de los hombros, 1.345 milímetros, es inferior al Opel Meriva (1.378 mm.) y al Fiat Idea (1.365 mm.), es cuestión de pocos centímetros, pero en coches tan pequeños pueden ser importantes. Donde peor nota saca el Modus es en el tamaño del maletero. Ofrece 274 litros en la configuración de los asientos traseros que más le favorece y 198 l. en el peor de los casos, mientras el Idea cubica 320 l. y el Meriva llega hasta 350 l. Eso sí, estupendo el detalle de la trampilla de apertura superior integrada dentro del propio portón trasero; me pareció perfecto. Permite acceder al portaequipajes sin tener que dejarlo al descubierto, o sin tener que disponer de espacio para desplegar toda su envergadura en un aparcamiento ajustado, por ejemplo. El sistema es una opción que se paga aparte y tiene un precio razonable de 350 euros que incluyen además el plegado eléctrico de los retrovisores exteriores.
En marcha
EN MARCHA
El Modus ofrece mucha comodidad en cualquier sentido. Las suspensiones recurren a un eje de brazos tirados en el tren trasero y MacPherson en el delantero, con unos elementos elásticos de tarado muy suave que filtran perfectamente los baches del asfalto. Si se aprieta el ritmo es de agradecer que no se aprecie tanta inclinación de la carrocería en curvas pronunciadas como sería de esperar.
Los frenos de disco en las cuatro ruedas tienen potencia y el pedal ofrece un buen tacto, mientras que la dirección, con asistencia variable en función de la velocidad, resulta suave en parado o maniobrando y el tacto es correcto en carretera. Tiene un ángulo de giro similar a sus competidores directos y al de los utilitarios de similar tamaño que menos giran, 10’4 metros entre bordillos.
El motor 1.5 dCi rinde 80 caballos que el Modus aprovecha muy bien, logrando un decente nivel de prestaciones, respuesta suave y bajo consumo. Los 185 Nm a 2.000 rpm permiten circular sin prestar demasiada atención a la marcha engranada, pues la recuperación es buena mientras no se deje caer el motor por debajo del régimen de par. No es especialmente ruidoso, aunque las vibraciones llegan hasta los ocupantes ligeramente. El cambio de marchas tiene cinco relaciones bien elegidas, que permiten una aceleración correcta y capacidad para llanear con desahogo. El consumo durante la prueba me pareció bueno, una media de 5,6 litros / 100 kilómetros con más ciudad de lo habitual en mis mediciones es un gasto bajo, y las cifras oficiales anuncian una media de 4,6 litros.