700 cv y 375 km/h
Cualquier fanático de Porsche tendrá constancia de las preparaciones de la casa alemana Ruf, ya que la firma de Alois Ruf lleva desde 1975 trabajando con la prestigiosa marca de deportivos de Stuttgart. En concreto, los CTR son la saga más espectacular de los Ruf, y pasadas generaciones de este modelo han logrado ya récords de velocidad en su día -como el del CTR de 1987 con motor biturbo de 469 cv, que alcanzó en la pista de Nardo los 342 km/h- y levantar muchas pasiones entre los puristas de la conducción extrema. Además, cabe recordar que, cuando nos referimos a estos bólidos, no estamos hablando de prototipos de salón, circuito o espectáculo de una marca (como el VW Golf GTI W12 que mostramos esta semana), sino de modelos homologados para circular por la calle, ya que desde 1981 Ruf Automobile cuenta con el certificado de constructor de la oficina federal alemana de vehículos.
El último modelo de Ruf, denominado CTR3 y presentado recientemente en Bahrein, lleva al máximo exponente el ejemplo de preparación a fondo. Sí, se toma como punto de partida el Porsche 911, pero poco o casi nada queda del modelo de origen tras pasar por Ruf. Si los anteriores CTR de hace 10 y 20 años al menos conservaban el motor en la posición original (trasera), el CTR3 ni eso, ya que lo adelanta hasta ubicarlo en el centro. También cambia la carrocería (más ligera, con componentes de carbono y kevlar), el interior, la caja de cambios, las suspensiones, etc; y, por supuesto, se ha retocado el motor. Si bien el Porsche 911 Turbo es un 3,6 litros y el Porsche 911 Carrera S un 3,8 litros atmosférico, el Ruf CTR3 monta el 3,8 litros y le añade dos turbos, para llegar, ¡atención! a 700 cv a 7.000 rpm.
La caja de cambios se monta en posición transversal, y se trata de una caja de seis velocidades con embrague, pero de accionamiento secuencial; como las de competición. El equipo de frenos es de discos cerámicos, y el de neumáticos cuenta con ruedas de 255/35 ZR 19 delante y 335/30 ZR 20 atrás. Finalmente, destacar como al utilizar tantos materiales ligeros se ha llegado a un peso total de 1.420 kilos, lo que le permite lograr unas prestaciones de escándalo: 375 km/h y 3,2 segundos en el 0 a 100 km/h, a un nivel similar al Koenigsegg CCXR y sólo por debajo de alguna bestia como el Bugatti Veyron. Una auténtica bestia por la que habrá que pagar 380.000 euros, antes de los impuestos de cada país.