Para amantes de nuevas experiencias
En Leipzig, en los márgenes del Valle del Río Elba, un bastión de la empobrecida, marchitada y ya extinguida República Democrática Alemana, la marca deportiva Porsche ha levantado en la última década una planta de producción, apostando por nuevos coches de corte más burgués y en el que se mantienen las motorizaciones de altas prestaciones, atrayendo tanto al clásico cliente de Porsche, apasionado de los vehículos deportivos, como a un conductor más conservador que quiere tener a su alcance una de las nuevas máquinas de la casa (Cayenne desde 2002, Panamera desde 2009), aglutinando en su cabina un confort extraordinario, gracias a las soluciones tecnológicas más avanzadas del mercado y a unas plataformas, en este caso nos ocupa la del Panamera Turbo, que a pesar de sus 500 cv de potencia máxima, se endulzan con el fin de sentirnos a bordo de un palacete sobre cuatro ruedas. Pasemos a detallar más a fondo el Panamera Turbo, cuyo precio base olvidémonos por ahora de los extras- es de 155.460 euros.
a favorMantiene espíritu deportivoPrestaciones superlativasInterior lujoso y tecnológicoen contraExtras carísimosPortón estrecho y elevadoRuido de rodadura
Por encima de cualquier otra premisa, para Porsche era fundamental mantener en este Panamera su ADN de siempre, un coche que rezumase diversión y espíritu deportivo a lo largo y ancho de su carrocería de cuatro puertas y portón de grandes dimensiones, cerrando así los trazos tan coupé que han convertido en leyenda a la marca. Sí que se te hace raro ver a Porsche embarcado en el segmento de las berlinas deportivas GT, aunque ya lo hicieron otros antes como Aston Martin con su Rapide, Maserati con su Quattroporte o Lamborghini con su Estoque, artilugios que superan en precio al Panamera. Con un desembolso más parejo o incluso menor, pero sin la aureola de Porsche, la nueva berlina alemana competirá con sus compatriotas, el Audi A7 Sportback, el Mercedes CLS o el BMW Serie 5 GT; o el lujoso Jaguar XJ. La batalla está servida, saquen sus billeteras.
Con el 911 siempre en el corazón de los Porschistas, el Panamera es un salto de calidad respecto al Cayenne, resultando una sinergia perfecta de elegancia y deportividad. Su imagen no deja a nadie indiferente su carrocería en color champagne, con los asientos acabados en cuero a juego, sus aperturas de refrigeracion delantera, su chasis pegado al asfalto-, convirtiéndole en una berlina primorosa de principio a fin, con 4,97 metros de longitud, ¡1,93 metros de anchura! y 1,42 metros de altura. El confort y la comodidad interior son otra de sus bazas, al más puro estilo berlina de represtación alemana (véase Serie 7 o Audi A8); sus prestaciones, con un motor V8 de 4.8 litros gasolina que empuja con un par de ¡700 Nm a las 2.250 rpm!, están garantizadas; y sus proporciones, exquisitas, deliciosas, refinadas hasta topes inimaginables si no lo tienes ante tus ojos, convierten al Panamera Turbo en el sueño de cualquier mortal.
Además, aunque ahora ahondaremos más en las sensaciones de conducción, el Panamera se desenvuelve con una soltura y ligereza inaudita para sus casi cinco metros de eslora y 2.045 kilos de peso de carrocería de aluminio, otorgándole una aerodinámica ejemplar, con un coeficiente de resistencia al aire mínimo, 0,30 Cx, lo que garantiza la ausencia de vibraciones, ruidos y reduciendo, en lo posible (12,6 l/km en ciclo mixto) el consumo de combustible. Con los bajos totalmente panelados, llega la primera berlina de lujo de Porsche, el Panamera, en su variante más excitante, el Panamera Turbo, el hermano mayor de una saga de ensueño: Panamera, Panamera 4, Panamera S y Panamera 4S. Sigamos deleitándonos.
En una cabina de un F18
El diseño exterior de este Panamera es una pasada en todos los sentidos. En su frontal se conserva todos los rasgos de la familia 911, con una anchura prominente inigualable en otros modelos del segmento- debido a unos pasos de ruedas brutalmente abombados, concediendo una línea de capó más hundida en sus extremos que en su parte central hasta llegar a unos grupos ópticos rasgados, circulares y ligeramente elevados. Más abajo, las tomas de refrigeración de tres aperturas, esbeltas y con la tira de diodos de LED con función de alumbrado diurno. Las salvajes llantas de 19 y formas cautivadoras nos dejan entrever los frenos de disco ventilados en color amarillo. Su silueta lateral es fluida, sencilla, con los marcos de las puertas cromados y describiendo una especie de ovoide, acompasando la línea coupé de un techo que desciende con delicadeza hasta su portentoso portón, con una luneta trasera bastante grande pero demasiado inclinada para permitir una visualización trasera óptima. Siguiendo por la zaga, destaca el alerón trasero, unas ópticas con una forma muy acorde al diseño global del coche, invadiendo el lateral de éste, y que están unidas entre sí por un embellecedor cromado, justamente donde el portón se estrecha en exceso, complicando las labores de carga. Por último, la doble salida de escape independiente, también terminada en color plata, concediéndole una mayor dosis de deportividad.
Señorío espacial. Así, en una pincelada, se puede describir el interior de esta cabina de mandos de un F18 en que se convierte el Panamera Turbo cuando nos sentamos ante su volante. Majestuosidad y unos remaches de alta calidad adornan la obra. A la izquierda del volante nos encontramos el botón de arranque, asociado a una llave inteligente con la forma de un Porsche. En el cuadro de instrumentos, de cinco esferas, Porsche ha enfatizado por encima de cualquier otro valor, el cuentarrevoluciones, en una posición central, incluyendo una pequeña pantalla donde también aparece la velocidad. También encontramos un ordenador de a bordo de avanzada tecnología, que sirve para visualizar diferentes informaciones, según lo configuremos con nuestro volante multifunción de tres radios calefactable en caoba (1.546 euros).
Si hay algo que asombra del habitáculo del Panamera es la brutal consola central que domina su espacio interior, por cierto, excelentemente iluminado. Todos los mandos quedan agrupados en un espacio limitando, con cantidad botones bien ordenados para configurar la conducción a nuestro antojo (el pack de control del chasis PDCC, con un precio extra de 5.243 euros) y en medio de todo la palanca de cambio automático PDK. La distribución no resulta ni mucho menos caótica, pero sí que en un primer contacto visual ante tantos botones nos podemos echar a temblar. Cuando llevamos unos días conduciéndolo todo nos parece más legible y ergonómico, sobre todo para un conductor que tiene que disfrutar de las prestaciones del coche. Más arriba se encuentra el característico navegador inteligente de Porsche, en una pantalla táctil a color de grandes dimensiones, entre dos imponentes y verticales salidas de aire.
La portentosa consola central divide en dos partes el habitáculo del Panamera, dejando cuatro asientos delanteros y traseros- independientes y muy similares entre sí por dimensiones y sujeción. Su punto fuerte no es el acceso a la cabina, ya que los asientos, más duros que mullidos, se encuentran bastante abajo y la apertura de la puerta no es muy amplia. Sin embargo, todos los pasajeros viajarán holgados de altura y piernas- y con todas las facilidades de confort a su disposición, como por ejemplo los mandos electrónicos para variar la posición de los respaldos y banquetas, para ajustar individualmente el climatizador (de cuatro zonas individuales) y las cortinillas eléctricas para las ventanillas traseras y la luneta. Además, los cuatro asientos pueden tener ventilación y calefacción (2.522 euros). Más atrás nos encontramos con un maletero cuya capacidad oscila entre los 432 y 1.250 litros, con una boca de carga bastante estrecha, y elevada con respecto al plano de carga. No es la mejor berlina en este aspecto.
Opcionalmente, entre otros muchos elementos, se puede elegir un sistema de entretenimiento trasero con unas impresionantes pantallas TFT de gran tamaño tras los asientos (126 euros), un sistema de audio de la marca Burmester con nada menos que 1.000 Watios (3.942 euros) o el sintonizador de TV (1.712 euros). A nivel de seguridad Porsche no se queda atrás en su dotación de serie, alumbrado automático con faros bixenón, airbag frontal, de cabeza, lateral, reposacabezas y preparación Isofix para silla infantil. Tendremos que poner más dinero encima de la mesa si queremos sumar a nuestro Panamera Turbo elementos tan vitales a nuestro juicio como el control de velocidad adaptativo (2.270 euros) o los frenos cerámicos (9.717 euros).
Un par de 700 Nm
Si un amante de Porsche, de esos que sueñan con su coche, inmaculado, guardado en su garaje a cal y canto, en conducir una bestia de 500 cv por circuitos o carreteras de montaña, y, cosas de la edad y de eso que los psicólogos llaman haber madurado, acaba de tener un par de hijos; su coche es el Panamera Turbo. Este pequeño avión porta como propulsor un V8 de 4.8 litros de cilindrada de distribución variable, con un diámetro por carrera de 96 mm x 83 mm. La bestia empuja hasta los 500 cv de potencia al alcanzar las 6.000 rpm, algo que no es muy complicado teniendo en cuenta la elasticidad de su régimen, con un giro de su motor asombroso, de 700 Nm a las 2.250 rpm.
Asociado a la fastuosa transmisión automática PDK de siete desarrollos prefijados y manejados con las levas incrustadas en los radios del propio volante, el Panamera Turbo acelera de 0-100 en 4,2 segundos, su velocidad punta es de 303 km/h y sus recuperaciones son inimitables, al más puro estilo Porsche, ya que siempre que demandemos más aceleración, el motor engrana marchas, una tras otra, tercera, cuarta, quinta, sexta, séptima, el cielo, y el Panamera responde súbitamente, dejando atrás el mito de que una berlina jamás podrá proporcionarnos sensaciones deportivas, de coche de competición. El ruido de escape es grave, pero nunca molesta, mientras que el diabólico motor también está bien aislado. Otra cosa es el ruido de rodadura, aspecto mejorable en el Panamera -con unos neumáticos de serie de 255/45 delante y 285/40 detrás-, sobre todo si lo comparamos con alguno de sus competidores más directos.
Ya en marcha, la tracción total permanente y todo el paquete de controles electrónicos convierten al Panamera en un coche muy seguro y ágil, con unas suspensiones que en modo estándar son ya bastante rígidas, evitando balanceos ostensibles de su cabina a la hora de entrelazar curvas y con un reparto de pesos realmente óptimo. En situaciones así, el Panamera es el número uno de su segmento, con un comportamiento sumamente deportivo, al que también ayuda una dirección rápida para que nuestro guiado sea lo más certero posible. Es decir que no estamos ante una berlina de ejecutivo a la antigua usanza, aquí, en ocasiones delicadas, hay que tirar de brazos. La asistencia hidráulica variable con la velocidad es tan acertada como para conjugar la suavidad del volante en ciudad con la firmeza a alta velocidad.
Con el sistema de control del chasis PDCC, el Panamera Turbo ofrece tres niveles de configuración de la amortiguación: Normal, Sport 1, ideal para viajar rápido por carreteras bien asfaltadas, y Sport 2, cuando queremos renunciar al confort, cuando optamos por una conducción más radical. Además, esta unidad contaba con la suspensión de muelles neumáticos y barras estabilizadoras activas.
Como es habitual en Porsche, el Panamera sobresale por el excelente funcionamiento de sistema de frenos. Proporcionan mucha deceleración y lo hacen dando al conductor una gran sensación de seguridad por lo estable que es la frenada. Por último, estamos ante un coche cuyo consumo mixto, según nuestra propia medición, es de 12,6 l/100 km, con unas emisiones de CO2 de 286 g/km.