Un vehículo capaz de conseguir aceleraciones escalofriantes que llegan a superar 1G de fuerza gravitacional. Peugeot continúa con su plan global de electrificación en su gama de modelos, con el lanzamiento del iOn a la vuelta de la esquina, y ahora sorprende con un roadster biplaza deportivo con un chasis prácticamente triangular, en donde las poderosas ruedas traseras quedan muy próximas, para dar cabida en la zona central a una batería con capacidad para 800 voltios algo inaudito en los modelos híbridos o eléctricos que actualmente han salido al mercado- y dos motores eléctricos, uno en cada eje, que proporcionan una potencia máxima acumulada de 250 kW (340 cv) desde cero revoluciones, es decir en todo momento disponemos de toda la potencia de un coche con tracción a las cuatro ruedas.
La deportividad y la electricidad pueden ir perfectamente de la mano. Así lo quiere demostrar la marca del león con este modelo, que tiene su precedente en el concepto Asphalte de 1996, y que ahora muestra todo su poderío prestacional, batiendo los registros de aceleración, homologados por la FIA. Así, el EX1, cuyo nombre viene de excelencia, según sus creadores, acelera de 0-100 en 3,5 segundos y de 0-1000 metros tarda 28,8 segundos, con una velocidad máxima de 180 km/h (lograda en 6,6 segundos), aunque hay potencia suficiente como para fijar ese parámetro en 260 km/h. En los próximos meses el prototipo llegará a China, donde los ingenieros de la marca francesa esperan haber rebajado el registro de sprint de 0-100 a los 3,1 segundos.
A todo esto ayuda un arquitectura de chasis en forma de gota de agua, con una zaga muy angulada y afilada que mejora la aerodinámica, con unas proporciones muy ajustadas para la comodidad de los dos pasajeros, con 90 cm de altura, 177 cm de ancho y unas llantas de 20 pulgadas detrás (255/40R) y 18 delante (235/40R). Sin embargo, el monocasco desarrollado, de carbono, permite hablar de un coche ligero pero consistente. Su peso, sin baterías ni motores, es de 750 kilos, aunque fuentes de Peugeot hablan de un peso final piloto incluido- de casi 1.000 kilos.
Las soluciones técnicas aseguran un comportamiento en carretera de muy alto nivel. El tren delantero está compuesto por dobles triángulos con pivote desacoplado y el trasero dispone de un mono-brazo anclado a un conjunto muelle amortiguador implantado en una posición central acostada y dotado de un basculante que asegura la variación de la flexibilidad.
El acceso al habitáculo se realiza por las puertas invertidas incrustadas en la carrocería de carbono. Ya dentro, el ambiente, cinético, futurista, sofisticado, lo envuelve todo, destacando dos pantallas (una para cada uno de los ocupantes) y un panel de instrumentalización a bordo en los que se refleja información de todo tipo, autonomía, velocidad, carga de baterías El piloto, pegado al suelo, con los brazos estirados, alcanza un volante de doble palanca vertical que recuerda más a un avión o incluso a un videojuego. En cuanto a elementos de seguridad, se incluyen cinturones deportivos de tipo arnés; un paravientos, integrado en el diseño del coche, para conducir sin casco; y una célula de carbono que se eleva sobre las cabezas de los ocupantes, formando una especie de arco de seguridad.