Opel Mokka 1.4 Turbo 4×4 Excellence

La moda de los crossover con diseño de todoterreno y aptitudes de turismo compacto también ha franqueado las murallas del cuartel general de General Motors (GM), el gigante de la automoción yankee que en Europa abandera su oferta con Opel. La firma alemana se apuntó a esta nueva tendencia hace justamente un año, con el inicio de la comercialización del Mokka, el último SUV que ha pasado por la redacción de Autocity. El Mokka comparte estructura, motores y estética con su primo Chevrolet Trax
El Mokka comparte estructura, motores y estética con su primo Chevrolet Trax, posicionándose dentro de la gama Opel por debajo del todocamino mediano Antara como una alternativa más económica, eficiente y coherente con los tiempos que corren. Según Opel, el Mokka estrena una nueva plataforma de GM, aunque también reconoce que muchos de los elementos utilizados también están implantados en otros modelos como Opel Meriva, el monovolumen pequeño de la marca que a su vez deriva del utilitario Corsa, un segmento B con un marcado carácter urbano.

El motor gasolina 1.4T de 140 cv, únicamente disponible con la tracción 4×4, parte de los 23.420 € precio lista (sin descuentos)

El Opel Mokka mide 4,28 metros de longitud, 1,74 m de alto y 1,78 m de ancho, desprendiendo cierta imagen de fragilidad (es casi tan alto como ancho) que le acerca al incipiente subsegmento de los SUV-B (Nissan Juke, Pegueot 2008 o Renault Captur). Sin embargo, por su buen aprovechamiento interior y sobre todo la excelente puesta a punto de su chasis se le puede considerar un todocamino con una pisada de SUV-C (Nissan Qashqai, Mitsubishi ASX, Citroën C4 Aircross, Subaru XV…): por su tacto general de conducción recuerda más al comportamiento de un Astra, con el asiento a mayor altura del suelo, que a un Corsa.Por la puesta a punto de su chasis, sus reacciones dinámicas recuerdan a las de un compacto como el Astra
De la estética exterior no hay demasiadas sorpresas, con la impronta muy presente de los últimos diseños de Opel, revestido para la ocasión de atractivos aditamentos de orientación off road que atraen las miradas de los viandantes. Opel camufla esa fragilidad de la que hablábamos anteriormente de la misma manera que la competencia, con elementos estéticos como los pasos de ruedas sobredimensionados para dar cabida a unos neumáticos de 215/55 con llanta de 18 pulgadas, los raíles sobre el techo o las protecciones de plástico negro cercando la parte inferior de la carrocería con sendas molduras cromadas en los paragolpes delantero y trasero (en éste está integrado el aclamado portabicicletas FlexFix, por 615 euros más).

Además de cambios estéticos, el Opel Mokka apuesto por atributos técnicos propios de un coche que, aunque destaca por su claro carácter asfáltico, puede ser ciertamente solvente y rápido en pistar sin asfaltar. Más allá de aquí, sus posibilidades como todoterreno son nulas, prescindiendo de reductora como el resto de sus rivales. En el caso del Mokka apuesta por un sistema de tracción total con embrague multidisco electromagnético (hay versiones del Mokka con tracción simple), funcionando por defecto como un tracción delantera y únicamente repartiendo par motor al eje posterior (hasta el 50%) en caso de que la centralita electrónica detecte pérdidas de adherencia. En pro de las licencias (limitadas) off road también trabajan el control de descenso, una altura libre de la carrocería hasta el suelo de 13 cm y un ancho de vías de 154 cm.

a favor- Suavidad del motor- Tacto de conducción- Maniobrabilidad alta- Equipamientosen contra- Consumos- Aptitudes 4×4 limitadas- Anchura entre puertas
En relación a sus dimensiones exteriores es un SUV que aprovecha hasta el último centímetro de su espacio interior. De atrás hacia delante, presenta un maletero de 356 litros (ampliable a 1.372 l abatiendo los respaldos traseros); en las plazas traseras hay suficiente espacio para que dos adultos viajen holgados (la altura hasta el techo es notoria), descartando a un tercer ocupante por la anchura entre puertas y siendo más bien complejo el acceso por el tamaño pequeño y el limitado ángulo de apertura de las puertas traseras; delante, los butacones son grandes y cómodos (AGR los de nuestra unidad de prueba) y la altura en la que están situados hacen que la visibilidad desde el puesto de conducción sea magnífica (con la cámara de visión trasera como opción).

MUCHO EQUIPAMIENTO A UN PRECIO RAZONABLE
Además de bien aprovechado, el habitáculo resulta muy agradable al paso de los kilómetros. Plásticos duros en su mayoría, bien encajados entre sí, y sin crujidos ni vibraciones molestas. Cada vez que hacemos más kilómetros con él, somos más consciente de la polivalencia del Mokka: la conseguida presentación interior, la suavidad de su motor 1.4 gasolina, la excelente insonorización de la cabina y los equipamientos presenten con nuestro acabado “Excllence” –climatizador automático dual, ordenador de viaje, control de velocidad, volante multifunción forrado en cuero, sensores de parking, luces y limpias automáticos, tapizado mixto tela/cuero o los faros bixenón- que se suman a opcionales como los asistentes de la conducción que Opel está generalizando en toda su gama –el mencionado control de descenso, cambio de carril involuntario, detector de ángulo muerto, el aviso de colisión frontal e indicador de distancia de seguridad- o al sistema de navegación que reconoce las señales de tráfico proyectado en una pantalla a color en la parte superior del salpicadero.
Mecánicamente, nuestro Mokka monta el bloque gasolina de 1.4 litros turbo y 140 cv de potencia. Sus principales virtudes son la suavidad y la progresividad; sus inconvenientes, la sensibilidad de los consumos al pisar más de la cuenta el acelerador (de homologar 6,4 l/100 km a acercarse peligrosamente a 8,5 l/100km en caso de entrar mucho en ciudad, y eso que cuenta con Star/Stop de serie) y la respuesta algo perezosa (los 140 cv se obtienen a casi 5.000 rpm y los 200 Nm de par a 1.850 rpm). Tanto la limitada respuesta como la gran oscilación en los consumos reales pueden deber a su peso (1.425 kg en vacío) y a una caja de cambios de seis velocidades con recorridos demasiados largos. Esta circunstancia obliga a un uso intensificado del pomo del cambio (de tacto algo viscoso) que disminuye el agrado global de la conducción.
El escaso margen de aprovechamiento de su mecánica y los consumos son las mayores pegas de un Mokka que destaca por su uso polivalente. Con el paso de los días, el Mokka convence por lo bien que se maniobra con él, sus dimensiones compactas y una visibilidad muy buena, cualidades idóneas para adentrarse por el tráfico urbano. Y al mismo tiempo ha sido tan buena la puesta a punto de su esquema de suspensiones independiente (McPherson delante y eje de torsión detrás) y el trabajo de insonorización de motor y habitáculo que circular con él por autovía es una delicia. De esa suma, ciudad más autovía, nos sale un polivalente SUV con suficiente capacidad para trayectos largos y extraordinario como vehículo de uso diario en autovías de circunvalación que en grandes ciudades de España, como Madrid, Barcelona o Valencia, se pueden tomar para trasladarse al centro urbano a trabajar.
El sistema de tracción 4×4 gestionado por un embrague multidisco le dota de una estabilidad de marcha elevada

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