El 18 de septiembre se abre un nuevo tiempo en toda la gama Mini, en propiedad de BMW desde 1994. Después del torbellino de novedades de los últimos tiempos, con el lanzamiento de tres modelos completamente nuevos como son el Alfa Mito, el Citroën DS3 y el Audi A1, la marca británica revisa a nivel de diseño, motores y equipamiento todas sus versiones, One, Cooper, Clubman y Cabrio. El ADN del Mini coche pequeño, deportivo, fino, pijo– sigue invariable, pero se aprovecha la actual coyuntura en este segmento de utilitarios cool para refrescar una imagen que forma parte de nuestras vidas desde hace más de 50 años.
Elevando más si cabe la deportividad de siempre, Mini One se podrá adquirir desde un precio de 15.400 euros, el Mini descapotable desde 21.200 euros y el Mini Clubman desde 18.850 euros. Los cambios estéticos, pocos, más reseñables se central en el frontal del coche, donde se incluye un nuevo paragolpes delantero, que en las versiones más altas de gama incorporan dos tomas de refrigeración en las aletas para canalizar el aire de los frenos, que, según Mini, no sufrirán tanta fatiga. Además, los faros delanteros son de nuevo cuño, manteniendo su clásica forma redondeada, pero en esta ocasión se aprecia unos reflectores de tono negro que acentúan la personalidad tan exclusiva del Mini. En la zaga, las ópticas incluyen un toque chic desde las versiones más bajas, con tecnología LED para las luces de marcha atrás y freno.
Una de las consignas de este restyling era enfatizar sobre el capítulo de personalización. Nuevos colores como el British Racing Green, Spice Orange, Eclipse Grey (sólo para el Cooper S) o Ice Blue (disponible más adelante); unas llantas de aleación con un diseño nuevo; paquetes estéticos ‘Rallye’, ‘Classic’ o ‘Scene’; y más opciones de equipamiento orientadas al entretenimiento (conectividad Blueetoth, navegador con acceso a Internet o puerto USB para Audio) y de seguridad, como el sistema de orientación de haz de luz en curva, un dispositivo adicional que se incluirá a los farox de xenón, uno de los elementos que aparece entre las innumerables opciones.
A nivel de motorizaciones, el Mini introduce por primera vez un propulsor diésel en su cabrio, incorporando el 1.6 litros del grupo PSA y 112 cv en una gama que brillará por su refinada mecánica gracias a la inyección directa y al common rail, que garantizan un consumo de 4 l/100 km y unas emisiones de CO2 104 g/km. Para el resto de versiones diésel se anuncian mejoras en términos de eficiencia, gracias, en parte, al conjunto de medidas tecnológicas MINIMALISM: Auto Start-Stop de parada y arranque automático del motor, un indicador de cambio óptimo de marcha y el dispositivo de frenada regenerativa permiten que los Mini exploten su lado más verde. En el capítulo de gasolina, todo sigue igual, aunque también los registros de consumos y emisiones han disminuido, con motores de cuatro cilindros y 1.600 cc que comprenden unas potencias entre 55 y 135 cv.