CONTACTO
El sábado 26 de marzo arrancará la comercialización de la tercera generación del SLK, un roadster que en 1996 revolucionó el mercado gracias a su techo duro retráctil. Hoy día ya no llama tanto la atención su techo metálico, pues son muchas las marcas que han seguido esta tendencia, pero Mercedes ha seguido innovando y lanzando nuevos equipamientos que a continuación veremos. Los concesionarios de la firma están a punto de entregar las primeras unidades del nuevo SLK, que en una primera fase se vende con tres motorizaciones disponibles y a unos precios que oscilan entre 42.300 y 57.150 euros; lo que implica que con potencias y características similares cuesta un poco más que los Audi TT Roadster o BMW Z4 (las diferencias en algunas versiones son de poco más de 1.000 euros) y bastante menos que un Porsche Boxster (unos 10.000 euros).
Morro largo, zaga corta el nuevo SLK presenta las proporciones clásicas de un rodaster y las combina con un frontal más agresivo (que recuerda al superdeportivo SLS AMG) y unos trazos con reminiscencias del pasado (se han inspirado en el primer SL de los años 50, el 190). Lo cierto es que el nuevo biplaza descapotable de Mercedes hace gala de un atractivo diseño que convence, y que entre otras novedades presenta las tiras de leds para el alumbrado diurno.
En cuanto a medidas se refiere, sigue siendo el más corto de sus rivales, con una longitud total de 4,13 metros, aunque su estampa impone gracias a una considerable anchura (1,81 metros) y a una reducida altura (1,30 metros). Su escasa distancia entre ejes (2.430 mm) y unos pesos bastante contenidos (entre 1.435 y 1.540 kilos) hacen que el SLK sea un divertidísimo deportivo que destaca por su agilidad y eficacia en estrechas carreteras de curvas. En cuanto a sus capacidades de habitáculo y maletero, muy buen espacio incluso para tallas altas y un compartimento trasero de 335 litros de capacidad (225 litros si vamos con la capota abierta). Además cuenta con unos acabados y materiales de brillante factura y unos asientos deportivos que recogen bien el cuerpo.
En principio la gama SLK está compuesta, un V6 atmosférico de 306 cv y dos 1.8 turbo de 184 y 204 cv
Inicialmente la nueva gama SLK la componen tres motores de gasolina, dos de cuatro cilindros 1.8 turboalimentados y un 3.5 V6 atmosférico, todos ellos con el apellido BlueEfficiency y con la función Eco que apaga el motor cuando el coche se detiene. El SLK 200 de 184 cv, disponible con cambio manual o 7-G Tronic, alcanza ya los 237 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 7 segundos, mientras que su consumo y emisiones se queda en 6,1 l/100 km y 142 g/km de CO2. Con sólo una décima más de consumo y unas emisiones 2 g/km superiores, el SLK 250 de 204 cv viene asociado al cambio 7-G Tronic y mejora las prestaciones hasta los 6,6 segundos de 0 a 100 km/h y 243 km/h. Evidentemente el más rápido es el SLK 350 de 306 cv, el cual se pone a 100 km/h en 5,6 segundos y llega al límite electrónico de 250 km/h. Sus consumos y emisiones han quedado muy contenidos, con 7,1 l/100 km y 167 g/km.
En la práctica, tras probar los SLK 250 y 350, podemos asegurar que esta tercera generación va mejor y consume menos (hasta un 25%) que las anteriores. Respecto a la competencia se coloca en una posición muy favorable, pues su comodidad y eficacia en la conducción se encuentran a un altísimo nivel. Su caja de cambios automática de siete velocidades es eficaz y suave, aunque no tan rápida en el paso de una marcha a otra como las de doble embrague. Es en este punto en el único que sus rivales pueden tomar ventaja respecto al SLK.
La sonoridad, tanto del cuatro cilindros turbo como del V6 atmosférico, está muy lograda. El 250 es más agresivo y cuando el motor gira alto y se cambia de velocidad se produce un sugerente petardeo, mientras que la melodía del 350 es en todo momento más armoniosa, fina y bella. En cualquier caso, sus escapes emiten un sonido que contribuye a realizar una conducción de lo más placentera. Respecto a la dinámica de conducción, debemos destacar que es sobresaliente, gracias a la precisión y seguridad con la que se trazan las curvas. Con este coche es fácil ir rápido, apurar frenadas, trazar correctamente y salir catapultado de una curva a otra. Por una parte ayuda su buen calzado (225/45 R17 delante y 245/40 R17 detrás) y por otra sus controles electrónicos apenas permiten deslizar las ruedas unos centímetros pero sin llegar a matar el coche cuando nos excedemos con el acelerador o con el ángulo de la curva. En cuanto a la sensación de aceleración, tanto con el SLK de 204 cv como con el de 306 cv es muy contundente.
Finalmente vamos a comentar los elementos que puede llevar el nuevo SLK, que son varios e interesantes. Destaca por su innovación el Magic Sky Control, un techo de cristal que se puede oscurecer con sólo pulsar un botón. Evidentemente es una cosa curiosa y agradable que permite dejar pasar más o menos luz, pero cuesta 2.900 , y al fin y al cabo tenemos un descapotable que en unos segundos y de forma automática se puede abrir y cerrar. Más recomendable y barato es el Airscarf presentado en la anterior generación, una bufanda que saca aire caliente en la zona del cuello (995 ). De esta forma se puede disfrutar del placer de conducir a cielo abierto aunque el tiempo esté algo fresquillo. Por último, algunos extras ya más habituales son las suspensiones dinámicas con dos modos de uso (1.500 ), el navegador (varias opciones entre 995 y 3.800 ), las luces inteligentes ILS (990 ) o las diferentes opciones de llantas y tapicerías de cuero.
Precios:
SLK 200 BlueEfficiency 1.8 Turbo 184 cv: 42.300
SLK 250 BlueEfficiency 1.8 Turbo 204 cv aut: 47.600
SLK 350 BlueEfficiency 3.5 306 cv aut: 57.150
SLK 200 BlueEfficiency 1.8 Turbo 184 cv: 42.300
SLK 250 BlueEfficiency 1.8 Turbo 204 cv aut: 47.600
SLK 350 BlueEfficiency 3.5 306 cv aut: 57.150