Las marcas están entregadas a los récord, retándose en la distancia a batirse una y otra vez, es una especie de status quo de rabiosa actualidad en que las partes implicadas aceptan que el récord que hoy celebran mañana sea superado, favoreciendo la repercusión mediática de sus avances tecnológicos. La última en entrar en el juego ha sido Mazda, uno de las firmas del momento, con una generación de modelos completamente nuevos basados en el diseño KODO y la tecnología SKYACTIV, y que tiene en el nuevo Mazda 6 su buque insignia más reputado. El domingo 19 de octubre, tres unidades del Mazda6 equipadas con motores diésel 2.2 l. SKYACTIV-D de 175 cv se sometieron a una prueba maratoniana de 24 horas de duración en el circuito oval de alta velocidad de Papenburg (Alemania).
Pendientes de homologación por parte de la FIA, Mazda puede presumir de tener el coche de producción diésel con la velocidad media más alta del planeta. El mejor de los Mazda 6 alcanzó una velocidad media de 221,072 km/h y los otros dos se anotaron registros muy cerca de esta marca. El actual récord en categoría de automóviles de producción con motor diésel (con cilindradas entre 2,0 y 2,5 litros) es de 209,824 km/h.
Un total de 23 pilotos de siete países de la UE se pusieron al volante de los coches que, durante las 24 horas de la prueba, cubrieron más de 5.300 km. Entre ellos había pilotos profesionales, pero también periodistas y entusiastas del automovilismo, que habían presentado su candidatura en el curso de una campaña que Mazda inició el pasado mes de mayo. Durante los relevos, de 1,5 horas cada uno, los pilotos no podían ponerse a la rueda del coche precedente. Además, debían ser excepcionalmente cuidadosos para no perder velocidad en las curvas —fuertemente peraltadas— situadas en los dos extremos del óvalo.
Al término de las 24 horas, la diferencia en la velocidad media de los tres Mazda6 fue de tan solo 0,89 km/h. Ese resultado dice mucho de los conductores y de sus equipos de boxes —integrados por personal de varios concesionarios de Mazda— pero, sobre todo, es una prueba del diseño, la facilidad de conducción y la fiabilidad de estos coches incluso cuando se llevan al límite.