Lexus percute una vez más con su pedigrí de marca verde, motores refinados y habitáculos de alto standing, copados de materiales pulcros y con detalles en madera, que le coloca por derechos propios en el campo de batallas de las firmas Premium alemanas. Se trata, en esta oportunidad, del SUV RX 450h, una unidad que combina un propulsor gasolina de 3,5 litros V6 con dos eléctricos que generan una potencia combinada de 299 cv. Sucediendo al RX 400, llega esta nueva versión, que con su apellido h, es el cuarto híbrido de la marca japonesa y el segundo de la familia RX. Este sistema de transmisión totalmente híbrida, aplicado en esta tercera generación del todocamino de lujo de la filial de Toyota, supone un orgullo, una bandera de representación para la marca, que mejora todos sus parámetros en prestaciones, consumos y emisiones eso sí, tampoco hay tanta distancia con una mecánica turbodiésel-, al tiempo de posicionar al modelo como el más amplio de su segmento, donde rivalizará con los archiconocidos Audi Q7, BMW X5, Mercedes Benz ML, Volkswagen Toureg o Porsche Cayenne.
a favorAplomo extraordinario en vías rápidasInterior refinado y de alta calidadEl SUV más silenciosoen contraMandos confusosSensación de pesadez a baja velocidadNo recomendable para conducción por campo
La norma de Lexus es clara: optimizar al máximo los motores de su SUV, entendiendo a éstos como la punta de lanza comercial de la mayor parte de marcas de prestigio. El asunto es que la tecnología híbrida de segunda generación Lexus Hybrid Drirve se aplicó al RX, uniéndose a sus hermanos de gama el GS 450h y el grandioso LS 600h. Puestas las cartas sobre la mesa, destacamos de este todoterreno con tracción a las cuatro ruedas el aumento en sus cotas, 2 cm más largo que el RX 400 (4,77 m), 4 cm más ancho (1,88 m), 2 cm más alto (1,68 m) y una distancia entre ejes que crece hasta los 2,74 metros, proporcionando una sensación de habitabilidad brutal en su interior, espacioso y lujoso le mires por donde le mires.
Con un aspecto exterior apenas retocado con respecto a su antecesor, el RX 450h aúna dinamismo y aplomo con refinamiento y bajo ruido de marcha, debido en parte a la buena sinergia de sus motores térmicos y eléctricos. Una vez encendido el contacto, con el botón de arranque a la derecha del bloque de dirección, no apreciaremos ruido alguno, gracias a que sus dos motores eléctricos (situados en el eje trasero) tiran de esta unidad de más de 2.000 kg de peso sin más ayuda. La gran diferencia de este Lexus con otros modelos híbridos aquí probados, es la brillante e inteligente interacción entre ambos propulsores, los eléctricos con una capacidad de regeneración ya saben, en maniobras de frenada y deceleración- fuera de lo común.
El RX 450h, que combina tres modalidades de conducción diferentes ECO, EV y SNOW-, reduce en un 23% el consumo de combustibles respecto al 400h, fijándose ahora en unos extraordinarios 6,3 l/100 km, y en un 32% las emisiones de CO2, con unos asombrosos 148 g/km, que resulta gratificante de cara a un futuro más limpio sin que ello condicione las prestaciones de un coche ágil algo justo para el conducción off-road– sobre asfalto y que acelera con cierta facilidad para sus características. Hablamos eso sí de una unidad con unos precios que no estarán al alcance de todos los bolsillos, según el acabado: Premium, 65.900 euros; Luxury, 71.490 euros y President: 84.550 euros. Además, Lexux completa su gama crossover con un RX 350 con propulsión gasolina.
Sin duda el estandarte de esta línea verde ha sido el RX 400h, que ha supuesto el 95% de las ventas del modelo, dejando una cuota marginal a la versión de gasolina. Con este salto de calidad que supone el 450h nos adentramos en el mundo Lexus en su término más extenso. Sobre todo si nos introducimos en una cabina culminada con retoques de coche de rango exclusivo e irrepetible, y la inclusión de nuevos elementos que aumentan el confort de los pasajeros a bordo y sobre todo del propio conductor, que se encontrará con ayudas tales como los sensores delanteros y traseros de proximidad, la cámara de visión trasera, otra lateral, justamente debajo del retrovisor exterior derecho o el dispositivo Head Up Display de proyección de datos sobre el parabrisas. Todo tan ajustado y de tamaña sofisticación que no deja ningún cabo suelto, incluyendo elementos como las ventanillas delanteras hidrófugas. ¿Alguien da más?
Hay no queda la cosa. El interior respira elegancia y señorío por todos sus poros. El global e imponente salpicadero ha sido evolucionado y actualizado, mientras que los asientos delanteros, terminados en cuero negro y con unas sujeciones laterales de gran valía, han sido rediseñados, ahora colocados en una posición más elevada y en perfecta distancia respecto al volante, regulable eléctricamente en profundidad y altura. Además, tanto volante como asientos recuperan la posición memorizada al dar al contacto del coche. Entre los asientos de regulación eléctrica nos encontramos la prominente y algo confusa consola central con multitud de mandos que nos llevan a la distracción; mires por donde mires hay botones-, de color metalizado y que contrasta perfectamente con las terminaciones en madera en los paneles de las puertas. En ella podemos encontrar, en primer lugar el pomo de la transmisión automática; la pantalla en color LCD de 8 pulgadas (no es táctil), a través de la cual se accede a los sistemas de sonido, navegación, climatización, teléfono y ordenador de viaje; y el plato estrella del modelo, el mando de control remoto e integral Remote touch control, situado entre el reposabrazos acolchado y los dispositivos de calefacción y ventilación de los asientos; es a la postre un joystick que lo controla absolutamente todo.
Otra de las grandes alegrías nos la da el puesto de conducción, con una configuración innovadora y futurista del cockpit, más definido y con unos relojes de nueva generación en la que predominan los tonos azules y verdes sobre un fondo negro y unas agujas de blanco marfil.
El habitáculo resulta muy ancho, apreciándolo fundamentalmente en las plazas traseras, donde tres ocupantes viajan relativamente bien. Longitudinalmente es un coche pensado para personas de talla grande, con unos asientos traseros que pueden desplazarse hacia delante, de tal manera que aumenta la capacidad de carga del maletero, que se fija inicialmente en 496 litros (439 l en el RX 400h), aunque es ampliable gracias a unos respaldos traseros que se abaten fácilmente desde las puertas laterales (hay un tirador junto a la banqueta) o desde el mismo maletero: con la configuración clásica de 60:40, ideal para transportar objetos voluminosos.
Con un diseño exterior continuista, sin apenas cambios significativos que alteren el lenguaje Lexus de los últimos años presencia robusta y compacta, y colores exclusivos de la marca para faros y logos, que distingan a los modelos híbridos del resto-, nos topamos con un Lexus 450h que ha tratado con mucho mimo los elementos de seguridad. Este Lexus lleva de serie un control de estabilidad avanzado y 10 airbags en todas las versiones que se comercializan en España, incluidos dos de rodilla para los pasajeros de las plazas delanteras. Con el acabado President aporta un eficiente control de crucero adaptativo, que mantiene la distancia mínima programada con el vehículo que nos precede, y un sistema pre-colisión, que avisa al conductor y actúa anticipadamente sobre algunos elementos (frenos y cinturones de seguridad) cuando detecta la posibilidad de un impacto inminente.
Si por algo destaca este SUV es por su refinamiento, calidad y sofisticación mecánica, gracias a su sistema híbrido de motor gasolina con dos propulsores eléctricos que le conceden una potencia máxima de 299 cv, lo que supone un 10% más que antes, proporcionando unas prestaciones absolutas de máxima nobleza: 200 km/h de velocidad punta y una aceleración de 0-100 de 7,8 segundos, distinguiéndose por la suavidad con la que se desplaza a cualquier velocidad. La sensación de marcha es confortable en todo momento, y eso que se nota una suspensión neumática algo más seca que antaño. Con la comodidad como bandera, este SUV vuelve a ganarnos por sus niveles de emisiones de CO2 (148 g/km) y consumos de combustible (con una marca homologada de 6,3 l/100 km).
Es la primera vez que Lexus incluye en uno de sus modelos híbridos el cambio automático inteligente AI-SHIFT de seis relaciones prefijadas manualmente con toques en la palanca de cambio, que ha sido fundamental para incrementar la entrega del par y la eficiencia global de dicha potencia, que se obtiene de manera muy progresiva, haciendo de este coche a bajas velocidades una unidad demasiado perezosa. Si bien su silencio mecánico nos sobrecoge, sí que cuando se aprieta a fondo el pedal del acelerador y entra ya a trabajar de pleno la mecánica gasolina notamos un ruido algo elevado. Como en todos los híbridos de Toyota y Lexus, el RX 450h recorre los primeros metros impulsado únicamente por sus motores eléctricos. Aunque es posible hacer de este crossover un coche completamente eléctrico, mediante el modo de funcionamiento ECO, que se desconecta automáticamente al superar los 40 km/h o cuando las baterías (de más duración que la media actual) están a punto de descargarse. Además, este SUV ofrece otros dos modos de conducción, el económico (EV), combinando el uso de ambos propulsores de manera automática según las necesidades; y el modo SNOW para superficies resbaladizas, que ajusta la presión del acelerador y mejora la tracción.
Una curiosidad es que en el cuadro de instrumentos encontraremos en vez de un cuentarrevoluciones, un indicador dividido con tres zonas. En la de color azul se está regenerando energía, en la verde se hace un gasto medio y en la blanca el consumo es el mayor posible. Además, cuando se conduce tratando el acelerador con suavidad, sin apenas intensidad sobre él, se ilumina un testigo en el cuadro indicando que estamos realizando una conducción eficiente. Todo acorde con la política verde de Lexus. Las llantas de serie en nuestra unidad de prueba son de 19 pulgadas.
De las tres versiones del modelo que se comercializarán, Premium, Luxury y President, esta última es la única que equipa de serie unas barras estabilizadoras activas capaces de reducir en un 40% el balanceo de la carrocería, lo que apreciamos en carreteras viradas a velocidades importantes, aportando una dosis importante de aplomo al coche, repartiendo mucho mejor los pesos. La suspensión neumática del coche también ha sido revisada; la delantera recibe algunas modificaciones y la trasera, con una estructura de doble triángulo, es completamente nueva. Y desde luego que en vías rápidas, a campo abierto, es donde este Lexus encuentra su paraíso, manteniéndose en velocidades superiores a los 160 km/h con total naturalidad.