Urbanos modestos y simples, con carrocerías funcionales, de tres o cinco puertas, y motores suaves y eficientes que optimicen la circulación por ciudad, donde pasarán buena parte de su vida útil. Así es este Picanto, tan simpático como práctico, al que Kia ha rediseñado de principio a fin, otorgándole una sensación de calidad global sorprendente, que nada tiene que ver con el modelo al que sustituye (llegó a España en 2004 y tuvo dos actualizaciones posteriores en 2008 y 2010) y que ahora pasa por ser un referente dentro del segmento A, donde compite con rivales como el Hyundai i10, Chevrolet Spark, Toyota Aygo, Renault Twingo, Suzuki Alto o Peugeot 107/Citroën C1, entre otros muchos.
a favor-Aptitudes urbanas-Habitáculo bien aprovechado-Diseño atractivoen contra-Comportamiento en carretera-Sin ESP de serie-Butacas delanteras estrechas
Sobre la versión de cinco puertas (también hay un 3p), este Picanto de 3,59 metros de longitud (6 cm más que antes) no es el coche más emocionante de conducir pero sí que cumple con varios requisitos para triunfar en la ‘jungla urbana’: uno, ser un coche de bajo coste; dos, que este reducido precio no sea una contrapartida para percibir un cierto nivel de calidad interior (bienestar) y de rodadura (confort); y tres, como consecuencia de ambos, una relación calidad-precio muy elevada, que puede poner en jaque a los competidores más modernos de la categoría, procedentes del grupo VW: Seat Mii, Skoda Citigo y Volkswagen Up!.
En un primer vistazo, este ‘urbanita’ aporta una fachada juvenil y apetecible. Desde la prominente parrilla delantera de ADN Kia, hasta las ópticas traseras en forma de boomerang, este Picanto es un coche con personalidad y además se permite el lujo de, con una batalla de 2,38 m y una anchura de 1,95 m, ofrecer un habitáculo genialmente aprovechado, con unas puertas que facilitan un cómodo acceso, una altura hasta el techo y un espacio para estirar las piernas en las plazas traseras que le permiten estar homologado para cinco pasajeros, y por último un maletero de 200 litros (por los 127 l de antes), con bandeja superior y compartimentos bajo suelo incluidos, un portón muy amigable para cargar y descargar en el día a día y unos respaldos traseros abatibles que aumentan la capacidad de carga hasta los 870 l, muy útil en un coche urbano.Sorprende como Kia ha sabido aprovechar hasta el último centímetro de un habitáculo homolgado para cinco ocupantes
Hasta aquí las alabanzas. Porque claro está, en un coche que se mueve por debajo de los 9.000 euros existen materiales ‘low cost’ muy visibles a primera vista. Los plásticos duros predominan en zonas superiores de salpicadero y puertas, e incluso en el volante y la palanca de cambios, elementos que en muchas ocasiones la competencia forra en cuero. Además el volante, que al igual que la consola central está rematada con una moldura cromada, no es regulable en profundidad y únicamente las ventanillas delanteras se accionan por elevalunas eléctricos.
Ya colocados en el puesto de conducción, se aprecian unas butacas delanteras algo estrechas e incómodas al paso de los kilómetros, con pocos centímetros de separación entre conductor y acompañante –la sensación de agobio, de que vamos en un turismo pequeño, es muy perceptible-, y eso sí, con muchos huecos útiles para dejar llaves, móvil, cartera y otros pequeños objetos. ¿Lo bueno que tiene todo esta simplicidad? Que la ergonomía es clara, con un cuadro de mandos amable y una botonería en la consola central –audio y climatización- de muy fácil manejo.
El Kia Picanto de acceso a la gama, “Basic”, se oferta por 7.635 € sin aire acondicionado, equipamiento que ya se incluye en el siguiente escalón de la gama, “Concept”, que cuesta 1.300 € más, mientras que si se quiere aspirar a los acabados superiores, “Drive” y “Emotion”, Kia ofrece la posibilidad de equipar en opción un elemento indispensable –y que es novedoso en la gama Picanto- para mejorar la seguridad en marcha: el control de estabilidad ESP, cuyo precio es de 450 €.
Mecánicamente, sólo existen dos alternativas para este Picanto, ambas en gasolina: un 1.2 de cuatro cilindros y 85 cv de potencia y un 1.0 tricilíndrico de 69 cv que fue el que nos acompañó en la prueba. Pues bien, el motor se siente ágil, sube fácil de vueltas y proporciona cierta elasticidad para un uso urbano. Además es un tricilíndrico de funcionamiento suave, sin vibraciones interiores significativas, muy bien aislado, sin ruidos de rodadura que molesten, y con un radio de giro amplio que, junto a una dirección hiperasistida y una suspensión blanda, nos reconforta en el tránsito por ciudad.Todos los elementos mecánicos de este Picanto, desde el propio motor hasta las suspensiones y la dirección, están pensados para la ciudad
Todas estas características le limitan más para salir a autovía, donde nos sorprenden varias cosas. Primero, que el consumo a campo abierto se dispara hasta los 7,5 l/100 km a poco que las condiciones orográficas no acompañen (mucho nos parece en un coche de 840 kg y 69 cv); segundo, por lo que le cuesta mantener, incluso en tramos llanos, velocidades de crucero superiores a 120 km/h; y tercero, porque la sensación de seguridad/aplomo está condicionada por la ausencia de ESP en nuestra unidad de prueba y por las especificaciones globales del propio coche: neumáticos finos, carrocería ligera, dirección bailona que te aleja del asfalto y una suspensión tan confortable en ciudad como ineficaces a la hora de apoyar en curvas, cuando el Picanto nos exige que levantemos el pie del acelerador si no queremos terminar trazando a dos ruedas.