El Almirante Nelson, Winston Churchill, Oxford y Cambridge, los Beatles, David Beckham, el ‘fish and chips’, Buckingham Palace, el volante a la derecha… y el Jaguar XK. El ingenio y la flema británica han dado para mucho a lo largo de los años, desde insignes militares y políticos, hasta peculiares costumbres que sólo tienen cabida en las islas. Lo que nadie se atreve a poner en duda es su especial gusto por la elegancia clásica. El enésimo ejemplo del saber hacer inglés lo tenemos con el espléndido Jaguar XK, un coche que quita el hipo a su paso, por estética, lujo y prestaciones, ya sea en su versión cabrio o coupé.
a favorExquisito por fuera y por dentro.Seguro y confortable.Combinación motor/cambio.en contraConsumo elevado.Plazas traseras minúsculas.Limitadas sensaciones deportivas.
La marca inglesa, quizá algo anquilosada en su imagen tradicional, decidió dar un giro y retomar el espíritu ‘sport’ con el que comenzó su andadura allá en la década de 1930 con el SS 100, un biplaza de carreras que pronto se convirtió en la envidia del resto de constructores y se ganó el sobrenombre de ‘Jaguar’ por su agilidad y temperamento. Heredero de aquella tradición es el actual XK Coupé al que tuvimos el placer de subirnos en Autocity.
Por imagen y aptitud, el Jaguar XK se perfila más como un GT que como un deportivo extremo y por eso la firma británica ha colocado a su coupé en la línea de los exclusivos Maserati Gran Turismo, Aston Martin V8 Vantage o Mercedes CL, más que en la del Porsche 911, el Audi R8 o el Nissan GT-R, de comportamiento mucho más radical. Hermoso por fuera y por dentro, el XK rezuma lujo y refinamiento por todos sus poros, para que sentarse al volante de esta máquina sea una experiencia inolvidable. Pero el coupé de Jaguar es algo más que una cautivadora silueta. El bastidor está fabricado íntegramente con aluminio, lo que mejora la agilidad de un coche al que los ingenieros le han dotado de un propulsor potente, cuyo corazón late con el vigor de 298 cv que parecen purasangres, preparados para sacar toda su furia cuando el conductor mande la orden al pedal del acelerador.
Rápido, confortable, elegantemente divertido, el Jaguar XK incorpora tecnología de vanguardia a su exquisita calidad. El fantástico cambio automático de seis velocidades, con levas en el volante para el modo secuencial, es la guinda a un perfecto trabajo de ingeniería. Por alrededor de 100.000 , puedes llevar a tu garaje toda la exclusividad de un deportivo británico con pedigrí. Un bonito capricho del que descubrirás más detalles a medida que te sumerjas en nuestra prueba.
Estilo british
Cuando la silueta del Jaguar XK se abre paso entre el tráfico, su arrolladora presencia termina por hacer parecer invisibles al resto de vehículos. Su imagen señorial y deportiva se convierte en el centro de atención sin el menor género de dudas. Una línea exquisita, en la que cada detalle, desde la hermosa parrilla frontal con el emblema de la marca incrustado en el centro, hasta la doble salida de escape con revestimientos cromados, pasando por las branquias laterales o su musculoso capó, está pensado para cautivar al público. Los faros, con forma de lágrima, suavizan la mirada de un coche que hace honor al felino que representa y de cuya fenomenal presencia hablarán mejor unas imágenes que mil palabras.
Con casi 4,80 metros de largo, 1,90 de ancho y apenas 1,32 de alto, sus medidas responden a lo que se espera de un coupé de altos vuelos. El confort está sobradamente garantizado para el piloto y un acompañante, pero la configuración 2+2 de su habitáculo no hace sino referencia a la prácticamente nula utilidad de las dos plazas traseras, que apenas pueden dar cobijo a niños (tienen preparación Isofix para fijar una silla infantil) y cuyo principal fin parece ser el de actuar como complemento del maletero, que tiene una capacidad de 300 litros, idónea para los enseres de dos adultos.
Estrecheces en la zona trasera aparte, el habitáculo del Jaguar XK es una oda a la elegancia. Cuero, madera y aluminio se combinan con precisión milimétrica para que el conductor se sienta como en una suite de lujo. El volante, el salpicadero, las puertas… todo va recubierto de una piel de tacto suave y agradable. De puertas para dentro, el Jaguar XK mezcla la elegancia ‘british’ con un marcado estilo ‘siglo XXI’. Así, cada detalle está concebido no sólo como elemento decorativo, sino que atiende también a una funcionalidad. Todos los mandos resultan muy accesibles e intutivos, para que su manejo sea rápido y sencillo. Navegador, sistema de sonido, ordenador de a bordo, climatizador… todo se controla desde el volante y la consola central, haciendo de la ergonomía uno más de sus muchos valores.
El equipamiento del Jaguar XK es completísimo. Control dinámico de estabilidad, faros bi-xenón con lavafaros eléctrico, sensor de luces y lluvia, seis airbags, inmovilizador antirrobo, alarma perimétrica, control de tracción y de crucero, sensor de aparcamiento trasero, asientos calefactables con reglajes eléctricos y tres memorias, climatizador bizona, reproductor de MP3 con cargador de 6 CDs, navegador con DVD y pantalla táctil , instalación bluetooth para el teléfono móvil, freno de estacionamiento y botón de arranque electrónico… todos los elementos que garantizan la seguridad y el confort a los ocupantes de un deportivo están presentes en el coupé británico. Además, incorpora un sistema para reducir las lesiones en caso de atropello, de forma que un el capó se levanta en caso de impacto y amortigua el impacto del peatón con la carrocería.
Para adquirir un XK como el modelo de la prueba, tendrás que subir la cifra de tu talón y sumar los algo más de 1.100 de la pintura metalizada y los 1.600 de las llantas Carelia de 19′. Si quieres personalizarlo aún más, Jaguar te ofrece varias opciones, como un equipo de sonido de alta gama con 8 altavoces o el paquete ‘Premium Luxury’, que incluye asientos de piel perforada, acceso sin llave y las citadas llantas de 19′ que equipa la unidad a la que tuvimos acceso. ¿Alguien da más?
Al abrir la puerta y deslizarte hasta el asiento del conductor del Jaguar XK las expectativas son casi infinitas. Basta con pisar el pedal de freno y pulsar el botón de arranque para cerciorarte de que la palabra decepción no forma parte del lenguaje de los ingenieros de la firma inglesa. Al poner el motor en marcha, el rugido del Jaguar se hace notar ronco y potente, agradable hasta para los oídos más exigentes. Una vez en circulación, la excelente insonorización del habitáculo hace que el volumen de decibelios apenas si se perciba.
El motor V8 de 4,2 litros del XK no destaca tanto por su temperamento a bajo régimen como por su suavidad y progresividad. Así, tanto los datos en aceleración (tarda 6,2 segundos en pasar de 0 a 100 km/h) como en recuperaciones nos parecen mejorables para un deportivo cuya velocidad máxima está limitada a 250 km/h y que exprime los 298 cv de su propulsor a medida que la aguja sube por el cuentarrevoluciones. Empuja de forma decidida a partir de 4.000 vueltas, que es donde se fija el punto de mejor rendimiento del motor (tiene un par máximo de 411 Nm a 4.100 rpm). Es veloz y más ágil de lo que parece, pues no es excesivamente pesado para sus dimensiones –no llega a 1.600 kilos– debido a que su chasis está fabricado íntegramente en aluminio, por lo que su comportamiento resulta igual de satisfactorio en carreteras rápidas que en ciudad.
Al motor se adapta como un guante la transmisión automática de seis velocidades, que además tiene un modo sport y otro completamente manual, que se maneja con las levas que lleva asociadas al volante. Aunque los hay más rápidos, el cambio tiene un funcionamiento fantástico y el convertidor de par acata fielmente las indicaciones que le llegan desde los pedales del acelerador y el freno. Si no se producen aceleraciones bruscas, las marchas largas estiran su recorrido, lo que ayuda a mejorar unos consumos que son algo elevados (en carretera rebasa los 9 litros a los 100 km, mientras en ciudad dobla estos datos y se dispara por encima de 18 litros). Para los que prefieran una conducción exigente, el control dinámico de estabilidad y el control de tracción le ayudan a corregir la tendencia sobreviradora que acompaña a los vehículos de tracción trasera, si bien las reacciones del coupé británico no son demasiado bruscas.
Ya decíamos que el XK no es un deportivo extremo, sino que más bien su comportamiento se asemeja al de un GT, por su combinación de estabilidad, agilidad y confort de marcha, quizá su principal virtud. El sistema de suspensión adaptativa ‘CATS’, que actúa de forma independiente sobre los cuatro amortiguadores, hace que el XK se agarre firmemente a la carretera y que las imperfecciones del asfalto pasen desapercibidas para los ocupantes del coche, que apenas si notan los baches, algo inusual en otros deportivos, en los que la suspensión resulta demasiado dura para realizar trayectos convencionales.
La respuesta de la dirección es rápida y eficaz y se adapta tanto a una conducción confortable como deportiva. Igual de solvente es la frenada, capaz de minimizar la distancia de detención en circunstancias comprometidas.
Veloz y temperamental, a la vez que sobrio y seguro, elegante, potente, ágil, confortable y hermoso. El felino británico te conquistará a primera vista… o tras el primer pisotón.