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MONOVOLUMENES PARA TODO
La fiebre monovolumen se extiende por el segmento de los compactos, incluso con modelos cada vez más próximos a la funcionalidad de un polivalente aunque con la superior capacidad inherente a su diseño. Esta vez comparamos un monovolumen compacto -Daewoo Tacuma- con el Hyundai Matrix, vehículo a caballo entre éstos y los polivalentes, ambos con una mecánica muy similar de gasolina y un atractivo precio, por debajo de dos millones y medio de pesetas.
Con 5 plazas y unos maleteros no especialmente grandes con ellas ocupadas (sobre los 350 litros), ambos vehículos se presentan como alternativa a una berlina media tradicional, con la ventaja de una mayor amplitud interna, buscando el favor de quienes dudan en este nivel entre un turismo convencional o un monovolumen.
El Daewoo Tacuma aparenta mayor vocación familiar, dadas sus mayores dimensiones (4,35 m frente a sólo 4,03 m el Matrix), aprovechando bastante bien su plataforma para obtener algo más de volumen útil. Su línea oval resulta más suave y fluida que la más angulosa del Hyundai, que sin embargo resulta muy atractivo por sus recortadas dimensiones y su aspecto sólido y simpático, con más de 30 cm menos de longitud pese a -y esto es lo más llamativo- compartir la misma batalla de 2,6 m, tirando a generosa en el Daewoo y francamente holgada en el Hyundai.
Habitabilidad
HABITABILIDAD LOGRADA
El Tacuma resulta bastante más clásico dentro del estilo monocuerpo, con sus ventanillas curvadas, algo que es más un elogio que un reproche, dada la tendencia a resolver en plan cúbico los problemas de estilo en estos coches. El Matrix por el contrario presenta contornos más lineales, con un frontal menos unificado en la unión de capó y parabrisas (con un nervio que marca el ángulo justo en la chapa, por debajo del cristal) y una línea de cintura relativamente baja que reduce la sensación de altura (1,64 m). Con las ruedas en las esquinas, sus 4 m ligeramente largos y la ruptura lateral de la base de las ventanillas en las lunas de custodia, resulta original y a la vez clásico y funcional. El portón trasero baja mucho, lo que es una ventaja a la hora de cargar y un inconveniente a la de abrirlo si hay muy cerca otro vehículo. En cualquier caso, ambos presentan un diseño logrado.
Los dos llevan la rueda de repuesto (normal) bajo el plano de carga del maletero, que es un poco mayor en el Daewoo (unos 380 litros reales), aunque tiene más mérito que el Matrix logre los 360 reales siendo 30 cm más corto. La modularidad no es nada del otro jueves en ninguno de los dos, ya que salvo utilizar de mesilla los respaldos y girar el asiento delantero del acompañante (Tacuma) poco más hay de destacable, como no sea las combinaciones de inclinación de respaldos traseros y el desplazamiento del asiento trasero (Matrix). En cualquier caso más que suficiente para hacer de ambos furgonetas en caso de necesidad, pudiendo acoger el Matrix mil litros útiles con dos plazas y hasta 1.200 el Tacuma.
Por dentro, el Daewoo cuenta con unos asientos algo más cómodos y un poco más de amplitud posterior, especialmente en anchura. Pero llama la atención la holgura del Hyundai, así como su abundancia de huecos y detalles para hacer agradable la vida a bordo, si tenemos en cuenta que es apenas un 4 m, incluso con un poco más de espacio para piernas detrás (tanto por la generosa batalla como por la casi excesiva posición vertical del asiento).
El puesto de conducción está bien resuelto en ambos, con una discreta sensación de altura y una consola alta bien integrada junto al tablero en el Tacuma, al que sólo empaña la avanzada posición de los pilares del parabrisas, y una instrumentación central en el Matrix de muy fácil lectura dado su tamaño y su orientación. En general el Daewoo ofrece más de empaque (mandos de alzacristales, insertos simil madera, etc), mientras que el Hyundai es ante todo práctico, funcional y con un muy racional diseño interior.
La habitabilidad interior del Matrix es algo inferior a la del Tacuma, pero no tanto como se esperaría de sus 30 cm menos, ofreciendo 3 cómodas plazas traseras, compartiendo los dos prácticos detalles de acabado (spots de lectura, portagafas, apertura interior de depósito, etc).
Equipamiento
EQUIPAMIENTO
En cuanto a equipamiento, el GLS del Matrix se equipara al SX del Tacuma (dirección asistida -variable en el Tacuma- alzacristales eléctricos delanteros y traseros, retrovisores exteriores por mando eléctrico, doble airbag delantero, etc), aunque el Daewoo ofrece ABS+EBD de serie (el Matrix sólo en nivel GLS Full) y el Hyundai el ordenador de a bordo (eso sí, muy simple con sólo tres funciones). Los dos llevan barras de techo, equipo hi-fi con antena, cierre centralizado (con telemando el Tacuma), asientos de conductor con ajuste lumbar y de altura, cajón bajo los asientos delanteros, volante regulable en altura, etc, y el Matrix cuenta con cinturón de tres puntos también para el pasajero posterior central (el Tacuma sólo de dos). A cambio el Daewoo lleva faros antiniebla de serie, guantera con cerradura y algún otro detalle extra, mientras que en los dos el aire acondicionado es opcional y no disponen de airbags laterales ni siquiera en opción.
El Matrix cuenta con la posibilidad de montar el acabado GLS Full (el Tacuma 1.6 sólo se ofrece en nivel SX) que añade al GLS el ABS, los faros antiniebla, el aire acondicionado y el telemando de cierre con alarma, lo que justifica las 350.000 ptas más que cuesta, aunque eso le sitúe ya en 2.420.000, ligeramente por encima de las 2.390.000 de su rival.
Finalmente, el equipamiento es bastante completo en los dos, sobre todo en atención al precio, aunque si tomamos la versión básica del Hyundai sale ganando ya que se pone en más de 300.000 pesetas menos, con la única gran carencia del ABS. Si por el contrario tomamos la versión GLS Full, el precio prácticamente se iguala, pero a cambio ya tiene aire acondicionado, por lo que sin duda es más lógico hacer la comparación con el Daewoo desde el nivel máximo del Hyundai. En ambos casos y por menos de 2,5 millones de pesetas, tenemos dos turismos compactos con el confort de una berlina y la amplitud de un monovolumen.
Motores
MOTORES, BRIO SIN ALARDES
En la mecánica, ambos equipan dos 1.600 cc de 16 válvulas de un rendimiento bastante similar. El del Tacuma es el biárbol de 1.598 cc ya conocido en los Lanos y Nubira, con admisión variable y cotas casi cuadradas, que da 106 CV con un par máximo de 14,5 mkg a 3.400 rpm, que le permite unas prestaciones sensiblemente similares a las del Tacuma 1.8, con una velocidad punta de 167 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h de 11,8 segundos, dos décimas menos incluso que la versión 1.8, mientras que su consumo combinado baja de 9 a 8,3 litros/100 km.
Es un motor brillante aunque algo ruidoso, que tira bien desde las 3.000 rpm para dar lo mejor de sí entre 3.500 y 5.500 rpm. Con un cambio bien escalonado, y pese a su tonelada y cuarto de peso en vacío, ha hecho los 166 km/h en 5ª y cubierto el km desde parado en 34,6 segundos, lo que no está mal para sus dimensiones y rodaje (el 0-100 km/h lo ha hecho en 12,3 segundos). El consumo refleja ventaja apreciable sobre el 1.8, especialmente en ciudad, donde se mantiene por debajo de los 11 litros/100 km, consumiendo en carretera sobre 7 a 120/130 km/h y un mínimo de 6,3 a 90/100 km/h.
El Matrix por su parte monta el 1.6 16V ya conocido en los Lantra/Elantra y Coupé, ahora con 103 CV y un par de 14,4 mkg a 4.500 rpm. Con el mismo peso que el Tacuma y desarrollos algo más cortos (32,1 km/h por 1.000 rpm en 5ª), se muestra brillante y voluntarioso a alto régimen, aunque menos elástico que el del Daewoo a medio y bajo régimen, pese a tener mayor carrera (76,5 x 87 mm). Sin embargo, gracias a ese tirón en alta logra una velocidad máxima algo mayor (168 km/h, casi los 170 oficiales), con unas aceleraciones muy respetables (12,8 segundos de 0 a 100 km/h y 34,9 segundos en el km desde parado) aunque por debajo del Tacuma, al que sin embargo supera levemente en recuperaciones. Sin embargo en consumo no logra el de su compatriota rival, siendo sólo algo menos gastón en ciudad, ya que en carretera y autovía (6,8 y 7,4 litros/100 km respectivamente) resulta un poco más glotón.
En todo caso, los dos admiten bien cruceros de 130/140 km/h sin excesivo consumo, disparándose ya éste cuando se fuerza al nivel de los 150/160, perfectamente alcanzable aunque ya al precio de hacer girar al motor al filo de las 5.000 rpm.
Comportamiento
COMPORTAMIENTO: NOBLEZA ASEGURADA
En cuanto a estabilidad y confort, los dos cumplen sobradamente y pasan la prueba con nota alta, destacando especialmente el Matrix que, dada su gran batalla para sus cortas dimensiones, muestra una agilidad notable en ciudad con un excelente aplomo en carretera, ayudado por unos tarados de suspensión discretamente blandos que le permiten un confort inusual sobre mal piso, sin que por ello en conducción deportiva acuse balanceos excesivos, gracias también a un centro de gravedad bastante bajo y una amortiguación muy bien tarada, que controla bastante bien el balanceo. Ello le permite rodar deprisa sobre firme no muy bueno con un grado de confort ligeramente superior al Daewoo, que presenta un tacto algo más duro y un eje delantero un poco más subvirador (también tiene mayores voladizos).
Con un calzado esencialmente similar, las reacciones son muy sanas en los dos, aunque el Daewoo recupera en la dirección -más precisa y de asistencia variable- lo que pierde por su ligera mayor torpeza. El Matrix agradecería una dirección un poco menos ligera, ya que con su anchura y perfil de gomas la respuesta es bastante rápida, y eso que no es demasiado directa (3,2 vueltas entre topes, frente a 2,9 el Tacuma, que ofrece el mismo diámetro de giro -10,4 m- pese a ser bastante más largo.
En cuanto a frenos, ninguno destaca demasiado, aunque la resistencia al trato duro es superior en el Tacuma compartiendo ambos su implantación con discos y tambores, ventilados los delanteros y con un diámetro casi igual y no demasiado generoso Aún así, en caliente las distancias de frenado son bastante correctas en ambos. En cuanto al cambio, la ventaja es clara para el Matrix, más rápido y preciso que el de su rival, aunque éste permita recurrir menos al mismo.