Seducir al cliente con una fórmula casi irrepetible en el mercado: un pequeño coche de campo, un SUV por debajo en medidas de los consagrados y compactos Ford Kuga o Nissan Qashqai. Y decimos casi porque el Sedici tiene un hermano gemelo, con el que comparte plenamente su carga genética, el Suzuki SX4, con el que sólo se puede diferenciar por pequeños detalles a nivel de equipamiento y, sobre todo para el ojo humano, por los logos de las marcas. El grupo italiano, pues, ha desarrollado conjuntamente con la marca nipona un modelo que se comercializa bajo dos firmas diferentes, con el afán de reducir gastos, lo que ahora se llama sinergia de empresas.
a favorTracción total por un precio bajoConsumos muy ajustadosFrenos traseros de discoen contraInterior espartanoSuspensiones durasNecesita mejorar por vías sin asfaltar
Está a la venta desde 24.400 euros en el acabado Emotion y con tracción desconectable a las cuatro ruedas, nuestra unidad de pruebas. Aunque existe otra opción, más económica, con tracción delantera y 21.300 euros, manteniendo los 135 cv de potencia de la versión superior. Quizá, por dimensiones y características, el otro rival al que más se asemeja es al Skoda Yeti, aunque el modelo checo se dispara hasta los 29.130 euros, con 140 cv de potencia total salidos de su motor 2.0 TDI.
El lavado de cara del Sedici no ha afectado a sus cotas, que se mantienen intactas con respecto al modelo anterior; sus medidas son: 4,11 metros de longitud, 1,76 metros de anchura y 1,62 metros de altura. Son medidas que le convierten en un coche ideal para el tránsito diario o trayectos largos por vías rápidas, gracias a sus bajos consumos, pero también te permiten un cierto margen a la hora de abordar caminos, con una altura libre hasta el suelo de 19 cm, mayor a la de un turismo convencional. Además, los retoques exteriores, tipo barras en el techo o protecciones de plástico de color negro en toda la carrocería, acentúan este remache campestre.
Con la tracción desconectable a las cuatro ruedas se alcanza un nivel de seguridad elevada, guiando el coche por el sitio que deseamos. Además el control de estabilidad, de serie, entra en funcionamiento con pulcritud y corrige la trayectoria del vehículo. Con frenos traseros de disco en lugar de tambor como en la generación anterior, no se puede decir que el Sedici esté al nivel de comportamiento fuera de asfalto de su hermano mayor, el Suzuki Gran Vitara, seguramente uno de los motivos sea su suspensión, tirando a seca; lo que incluso complica la absorción de irregularidades por asfalto. Eso sí, a nivel mecánico, el rendimiento de su motor diésel es extraordinario, de muy superior rango a su antecesor. Entremos más en profundidad.
Cumple pero sin brillo
Nada hace pensar que las marcas frenen su fiebre por desarrollar y producir crossover, del tamaño, características o aptitudes dinámicas que sean. Lo vimos recientemente, con el sorpresivo, enigmático y al mismo tiempo atrayente Nissan Juke. Algo así, quizás con menos glamour, ocurre con este Sedici, que no te conquista por fuera, pero ante el que cualquier viandante amantes de los coches se pregunta: ¿dónde clasificamos esto? Pues el esto se clasifica en el segmento de los SUV, donde la guerra entre marcas es incesante: modelos nuevos, restyling, generaciones Este Sedici, por fuera, presenta novedades que afectan a los grupos ópticos, las llantas, de 16 pulgadas con nuestro equipamiento, la parrilla y el paragolpes frontal, mientras que en la zaga se han rediseñado los faros y el portón, ahora con unas formas más redondeadas. Sus protecciones le otorgan una mayor robustez, pero no la suficiente como para calificarlo como un gran campero. El chico se defiende por el campo, pero poco más.
Su interior resulta clásico y anticuado, con botones de aspecto pobre. Los plásticos duros predominan. Cuando entras en el habitáculo del Sedici, éste no rezuma la aristocracia alcanzada por modelos del grupo Fiat en los últimos tiempos, con un salto de calidad notable. Aquí, dentro del Sedici, el refinamiento no ha llegado aún. Todo resulta espartano, constituyendo una consola central sin mayores complicaciones. Bien ajustado y rematado, sin grandes fallos en el acabado final, resulta más moderno el volante de tres radios y cuatro relojes de instrumentalización analógicos de diseño deportivo.
En la parte superior de la consola hay un cajón con tapa. Su interior no está tapizado ni tiene el fondo de goma. El climatizador tiene una pequeña pantalla que muestra información sobre la temperatura y su regulación. Respecto al modelo al que reemplaza, recibe algunos cambios en el cuadro de instrumentos y en la consola central. Las salidas de ventilación también cambian.
A nivel de amplitud el Sedici engaña, porque, a pesar de sus dimensiones exteriores, por dentro es más grande, siendo suficiente para cuatro personas de talla alta. La entrada al habitáculo, gracias a la posición elevada de los asientos delanteros y traseros-, es realmente cómoda. En la parte trasera se echa de menos más apoyo en los laterales, que, como ocurre en los asientos del conductor y acompañante, no brillan por lo bien que fijan y sujetan el cuerpo de uno. Eso sí, los respaldos y las banquetas están bien acolchados. El maletero ofrece 270 litros, ampliables a 1.045 litros con los asientos abatidos, aunque por ejemplo en un Punto Evo aquella cifra se fija en 275 litros.
Con un único acabado disponible asociado a la tracción 4×4, el Emotion, el equipamiento del Sedici se ajusta bastante bien al precio base, incluyendo climatizador automático, control de tracción, de seguridad, equipo de audio CD/MP3, cierre centralizado, dirección asistida. Se echa de menos, más si lo comparamos con otros modelos del grupo, elementos como las conexiones USB, un navegador original y ya por pedir, aunque en otras marcas suele ser un extra, el control de descenso, que le daría un mayor rango en rutas sin asfaltar.
Prestacionalmente, el coche ha crecido enormemente si lo comparamos con el 1.9 que sustituye. Es un coche que responde con fuerza bruta a bajas vueltas, con un par motor de 320 Nm a las 1.500 rpm, incluso pudiéndolo llevar hasta las 4.000 vueltas con toda la soltura del mundo. Su potencia máxima, de 135 cv, se alcanza a las 3.500 rpm. Es un coche rápido y ágil, y en ocasiones parece que tiene más caballos de los que realmente fiscaliza. En general, es un automóvil que responde con docilidad y exactitud a las órdenes del volante, acelerador y freno, aunque este es algo duro en su primera parte del recorrido.
El refinamiento del motor 2.0 Multijet es una realidad, sigue siendo ruidoso, inevitablemente, por sus traqueteos, aunque a nivel de vibraciones el asunto ha disminuido considerablemente. De hecho en el habitáculo, bien aislado, apenas notamos nada. De 0-100 acelera en 11,2 segundos, con una velocidad punta de 180 km/h. El consumo mixto que nos salió a nosotros en la prueba no llegó a los siete litros, concretamente 6,8 l/100 km, una buena cifra teniendo en cuenta sus prestaciones. No es un coche gastón, como viene siendo norma habitual de la casa Multijet, con una sexta velocidad perfecta para desahogar al motor y reducir el consumo. Esta caja manual tiene unos recorridos cortos, bien definidos y las marchas entran con suma facilidad. Sus emisiones de CO2 se fijan en 143 g/km.
A pesar de sus casi 1.500 kg fruto de la tracción total y un motor de tal tamaño, el Sedici tiene un guiado superlativo, incluso en las situaciones más complejas. Preciso y rápido, el conductor sentirá qué dirección esta tomando su eje delantero. Y es que con este coche se puede circular a ritmo pausado, sin temor alguno, por caminos de tierra. A esto ayudan los 19 cm de altura libre hasta el suelo y, sobre todo, la tracción desconectable a las cuatro ruedas con diferencia central de control electrónico: ‘2WD’, ‘Auto’ o ‘Lock’. Por lo tanto, hablamos de un coche seguro en situaciones de asfalto deslizante, mojado o nevado.
El comportamiento por vías asfaltadas es correcto. Al ser un coche que tiende más hacia la dureza de las suspensiones, su balanceo de carrocería es mínimo. A esto también ayuda el que sea un coche recortadito. Por ciudad es manejable y la posición de conducción elevada ayuda a que toda se vea y sea más fácil. Por terreno bacheado sufrimos las consecuencias de lo anteriormente comentado, mientras que por autovía esta dureza se agradece, ya que le confiere al Sedici una robustez que coches de este segmento no tienen. En definitiva, un pequeño juguete de campo.