Los valores de calidad y refinamiento que en los últimos años distinguen a toda la gama de modelos de la francesa Citroën están fuera de toda sospecha. Hasta el punto de poner en liza una nueva división con logo nuevo incluido-, DS, que tiene como primer miembro de la familia al utilitario de tres puertas el DS3, que aquí, en Autocity, hemos probado con el propulsor gasolina THP de 155 cv y ahora, más recientemente, con el HDI de 92 cv, la misma mecánica que acompa nuestra prueba din?mica de una semana con el C3, aunque con dos caballos menos de potencia. Nos ha parecido una buena ocasión para poner en disputa a ambos modelos, y transmitir qué diferencias apreciamos en conducción, ajustes y materiales, equipamiento y precio final. ¿Es mejor un DS3 o con un C3 puede ser suficiente? Seguramente, todo dependa de nuestras necesidades.
Partimos de la evolución brutal en el diseño del C3, mucho más llamativo y con elementos más modernos y de más caché a lo largo de la carrocería. En el DS3, además, se incorporan los últimos desarrollos de la firma gala, como por ejemplo, una fila vertical de diodos de LED, con función de alumbrado diurno, que, ensamblados sobre una parrilla más aerodinámica y bajo un capó elevado, transmiten una sensación de suma deportividad. Aquí apreciamos, pues, la primera clara diferencia: el matiz Racing si se me permite- del DS3, que apunta claramente a un público juvenil, frente al carácter más familiar de un C3, que con un acabado superior y un precio promocional es unos 2.500 euros más barato: 16.412 euros (Exclusive) frente a 18.818 euros (Special Edition).
La gran decepción que nos llevamos con el DS3 es que apenas suma modificaciones Premium en su habitáculo respecto a las que ya incorpora un C3 que brilla por su calidad en los ajustes, acabados y materiales. Ambos son coches bien terminados, se nota que Citroën ha querido corregir en esta nueva etapa errores pasados. Claro que pagar 2.400 euros más por un coche mucho más estrecho en las plazas traseras, menos habitable y sin detalles de diferenciación con respecto al C3, nos parece excesivo, salvo, que el DS3 te haya entrado por los ojos, te haya enamorado por su planta. El grado pasional, de sofisticación y personalización que aporta el DS3 no lo tiene el C3, más preocupado, en la cabina, de detalles como la luneta panorámica Zenith, la cual funciona como un parabrisas gigante que se desplaza manualmente desde la zona de los plafones del techo, éstos, en ambos modelos, apenas iluminan el habitáculo. ¿Y el maletero? Pues 300 litros de cofre en el C3 por 285 litros del DS3. En cuanto a dimensiones, ambos son igual de largos (3,94 m), el C3 es un centímetro más ancho (1,72 por 1,71 m) y sí que el DS3 ha sido mucho más pulido en su altura, con 1,45 metros por 1,52 m del C3.
Insistimos, cuando uno se siente al volante de uno y otro modelo volante, mandos, relojes de instrumentalización, consola central- no notará apenas modifiaciones, incluso el C3 concede más espacios que el DS3 en las plazas delanteras para dejar objetos. Al volante, la posición del conductor es notablemente más baja en el utilitario de tres puertas, que, en nuestro acabado incluye unos asientos Racing, que se ajustan a la perfección a nuestra espalda, con unas sujeciones laterales evolucionadas y que transmiten una sensación global de conducción deportiva. En el C3, estas especificaciones están orientadas más hacia una vertiente familiar, con respaldos más mullidos y con unas plazas traseras que han ganado en centímetros respecto a la generación anterior. Cuatro pasajeros de talla media viajan más que cómodos, mientras que en el DS3 el asunto se complica, y mucho. En cuanto a equipamiento, las dos unidades aquí presentes vienen dotadas con un sistema de audio de alta calidad Hifi System, con conexión bluetooth, además del navegador MyWay, de altas prestaciones y con una pantalla a color de 8, en sus acabados superiores. Ambos incluyen llantas de 16, con neumáticos 195/55.
Prestaciones y sensaciones al volante
El motor de una cilindrada de 1.560 cc con turbo por alimentación common rail y doble árbol de levas en cabeza, lo que en Citroën denominan DOHC, ha sido ajustado de manera diferenciada, para, al final, obtener unas prestaciones absolutas que son sensiblemente superiores en el DS3, que, con 92 cv a las 3.750 rpm (90 cv del C3) y un par motor máximo de 230 Nm a las 2.000 vueltas (215 Nm), acelera de 0-100 en 11,3 segundos y su velocidad punta es de 182 km/h, por los 180 km/h del C3, que, curiosamente con el mismo peso (1.080 kg) y menos potencia, es dos décimas más rápido: 11 segundos tarda en ponerse en 100 km/h desde parado.
A nivel de emisiones, el DS3 es más limpio que su hermano familiar, con unas emisiones de gases de CO2 de 104 g/km (hay una versión de 99 g/km) por 110 g/km del C3, que también gasta más en ciclo mixto con este propulsor diésel de 1.6 litros: 4,3 l/100 km por 4 litros justos de la unidad deportiva.
En frío, al ralentí, nos da la sensación que el ruido del HDI se deja notar más en el habitáculo del C3 que en el del DS3, seguramente con una carcasa constituida por materiales de mejor calidad. Ya en marcha, lo primera gran diferencia que percibimos es la suspensión; en el C3 muy refinada, que filtra correctamente las irregularidades del asfalto, incluso a altas velocidades, y que dotan al utilitario de una conducción suave, estable y cómoda. En el DS3, el confort es menor, es más ágil, tiene un tacto más deportivo, gracias a una suspensión más firme y rígida que su adversario de hoy. La sensación de contundencia y de ir pegado siempre al asfalto, con un aplomo que es absoluto, está siempre ahí, pero al mismo tiempo nuestra espalda se puede resentir de tanta dureza. Así es esta nueva división de la marca Citroën.
A altas velocidades es cuando hemos notado las mayores diferencias entre uno y otro, y es seguramente donde se encuentren esos 2.500 euros de margen en el precio base. Y es que al DS3 de conjunto chasis-motor más eficaz– se aplica con una gran estabilidad y con un perfecto reparto de pesos a la hora de entrelazar curvas, con una dirección asistida eléctricamente de gran sensibilidad. En todo momento es un coche dominable, donde los controles de ayuda a la conducción, son mucho más efectivos que por ejemplo los del Alfa Mito. En medio régimen del cuentarrevoluciones las sensaciones del turbo son mucho más perceptibles que con el C3.
En el C3, que, al igual que el DS3, la mecánica va acoplada a una transmisión manual de cinco velocidades de gran precisión y con unos óptimos desarrollos algo más cortos en el DS3-, su estabilidad en carreteras bien asfaltadas es absoluta, es un coche que gana enteros de cara a viajes largos. Es más cómodo y fácil de conducir, te exige mucho menos que el DS3, en el cual las vibraciones aerodinámicas se aprecian mucho más, sobre todo si viajamos con las ventanillas levemente bajadas. En tránsito urbano el DS3 nos ha agradado más de lo que pensábamos en un principio, pierde algo de esa rotunidad de la que saca pecho en carretera y se hace más dócil. Aunque está lejos de la manejabilidad del C3.
En definitiva que si quieres un coche para el día a día bien equipado y acabado, con un diseño muy evolucionado y un motor refinado y que gaste poco, el C3 es la opción. Para los que quieran más emociones al volante, un tacto global más deportivo, ahí tienen el DS3, por el cual se paga un sobreprecio de 2.500 euros, quedando muy lastradas las plazas traseras y sin mejoras en el equipamiento con respecto al C3, el cual se supone está un escalón por debajo en la gama Citroën.