Chrysler Grand Voyager
Chrysler presenta la cuarta generación del monovolumen más famoso del mundo. Estará disponible en España a partir de enero, y se diferencia claramente del modelo actual al mostrar un diseño mucho más americano: más grande y con unos trazos más rectos y agresivos. De hecho, es innegable que su frontal recuerda al de la original berlina 300 C.
En principio únicamente se venderá el Voyager de carrocería larga, es decir, el Grand Voyager, que crece 5 cm para llegar a los 5,14 metros de largo; superando así por dos centímetros al enorme Rodius de Ssang Yong. En el resto de medidas observamos una distancia entre ejes de 3.078 mm, una altura de 1,75 metros y una anchura de 1,95 metros. Evidentemente la capacidad del nuevo Grand Voyager será uno de sus grandes alicientes, pues su habitáculo para siete plazas todavía alberga un maletero de 638 litros, que puede ampliarse a 1.936 litros prescindiendo de una fila de asientos, o hasta 3.295 litros con la siguiente fila plegada.
Esta mencionada amplitud se conjuga perfectamente con una versatilidad extraordinaria gracias a su sistema de asientos giratorios y mesas desplegables, de forma que la segunda fila gira hasta 180 grados y puede convertir la parte trasera del nuevo Grand Voyager en un acogedor salón (ver fotos). Por lo que se refiere al diseño y acabados del interior, la cuarta generación sigue en la línea de sus antecesores, pero evolucionando hacia la modernidad, aumentando el lujo y mejorando la tecnología. La gama la compondrán tres niveles de equipamientos: LX, Touring y Limited; por orden de más sencillo a más completo. Como elementos más destacados podrán llevar faros de xenón, cámara de ayuda al aparcamiento trasero, varias pantallas de DVD desplegables desde el techo, airbags de cortina para todas las plazas, monitor de presión de neumáticos, navegador con disco duro y puerto USB entre otras cosas.
Mecánicamente, el Grand Voyager que llegará en un par de meses dispondrá de dos opciones. Una, la más importante para nuestro mercado, es la diésel 2.8 CRD, que evoluciona su sistema con unos inyectores piezoeléctricos, de modo que aumenta la potencia hasta los 163 cv y el par llega a 360 Nm. El motor de gasolina V6 crece en cilindrada y en potencia, cubicando ahora 3,8 litros y desarrollando 193 cv. Ambas mecánicas vienen asociadas a cajas de cambio automáticas de seis velocidades, y, aunque aún no se han facilitado las prestaciones, sí disponemos ya de los datos de consumo y emisiones: 9,3 l/100 km de media y 247 g/km para el 2.8 CRD diésel y 12,7 l/100 km y 302 g/km el 3.8 V6 de gasolina.