Tras el reciente anuncio de Chevrolet de comercializar el nuevo Corvette en su séptima generación, nosotros nos ponemos al volante del Corvette C6 en su versión Grand Sport Coupé, un sueño de infancia hecho realidad. Quién no ha soñado alguna vez con subirse en un Corvette y conducir este legendario deportivo americano de altas prestaciones y adrenalina emanada por cada poro de su carrocería. Y lo mejor de todo…, por la mitad de precio que la mayoría de sus rivales naturales de aptitudes similares, como el Porsche 911 Carrera.
a favor-Comportamiento de tacto muy deportivo-V8 de 6.2 litros potente y agresivo-Precioso diseño deportivo clásicoen contra-Equipamiento escaso para Europa-Consumo muy elevado
En este Corvette C6, como en todos sus antecesores desde el C1 de 1953, todo está concebido y dispuesto para lograr los mejores tiempos por vuelta en un circuito, así como para poder disfrutar al máximo de su conducción a diario. Su espectacular diseño no puede ser más reconocible, con el morro bajo, afilado y sinuoso elevándose hacia atrás, un lateral fluido en forma de punta de flecha que termina en una impactante zaga recortada y alta, coronada por sus cuatro característicos faros redondos .
Se trata de un espectacular biplaza, con un diseño en general muy agresivo que acompaña a su potentísimo motor V8 de gran cilindrada con nada menos que 437 cv de potencia, típico motor de altas prestaciones de origen americano. En definitiva, probamos la equilibrada versión Coupé, aunque realmente se trata de un targa, puesto que nos permite levantar parte del techo para disfrutar del aire y del sol en la cara.
Impresionante diseño que nos es muy familiar
Lo más impresionante de este Corvette Grand Sport es su radical diseño deportivo, con unas proporciones clásicas de morro largo y afilado y habitáculo retrasado, bajo y ancho, lo que le otorga un aspecto soberbio. Decir que es el primer Corvette que incorpora las ópticas delanteras encapsuladas con faros independientes en su interior en lugar de los faros escamoteables de toda la vida, siempre buscando el mejor coeficiente aerodinámico. Nos fascina la línea clásica trasera recortada dominante con los cuatro inconfundibles faros que nos trasladan al pasado, puesto que es un elemento del que presume desde hace décadas, así como su techo suave y bajo en forma de cápsula. La entrada de aire sobre el capó, las branquias laterales cromadas de respiración del motor en las aletas o el sistema de escape de cuatro salidas agrupadas en el centro no dejan lugar a dudas, se trata de una máquina de acelerar y coger curvas con herencia de competición.Su aspecto deportivo es impresionante, con una atractiva forma de flecha y tremendas llantas de 18 y 19 pulgadas
Lo más impresionante de este Corvette Grand Sport es su radical diseño deportivo, con unas proporciones clásicas de morro largo y afilado y habitáculo retrasado, bajo y ancho, lo que le otorga un aspecto soberbio. Decir que es el primer Corvette que incorpora las ópticas delanteras encapsuladas con faros independientes en su interior en lugar de los faros escamoteables de toda la vida, siempre buscando el mejor coeficiente aerodinámico. Nos fascina la línea clásica trasera recortada dominante con los cuatro inconfundibles faros que nos trasladan al pasado, puesto que es un elemento del que presume desde hace décadas, así como su techo suave y bajo en forma de cápsula. La entrada de aire sobre el capó, las branquias laterales cromadas de respiración del motor en las aletas o el sistema de escape de cuatro salidas agrupadas en el centro no dejan lugar a dudas, se trata de una máquina de acelerar y coger curvas con herencia de competición.Su aspecto deportivo es impresionante, con una atractiva forma de flecha y tremendas llantas de 18 y 19 pulgadas
A la vista resulta uno de los deportivos más atractivos del mercado gracias a una musculosa línea fluida de adelante a atrás, con aletas y pasos de rueda ensanchados para dejar hueco a unas impresionantes llantas de aleación de 5 radios terminados en “Y” de diferente diámetro y grosor delante y detrás, siendo las primeras unas 275/35 R18 y las segundas unas 325/30 R19. Esto refuerza una imagen tan atlética, con una altura que apenas supera el 1,20 metros, mientras que la anchura casi alcanza los dos metros, dibujando una silueta muy dinámica.
El interior del Corvette C6 sorprende con una ergonomía poco vista en los vehículos desarrollados al otro lado del charco, con una configuración muy a la europea aunque con matices, con acabados bien rematados en plásticos de buena apariencia, pero al fin y al cabo plásticos. Dibuja una cabina doble biplaza con dos puestos bien diferenciados para los pasajeros, con un salpicadero envolvente hacia el conductor que le coloca todos los mandos al alcance de la mano.
La percepción de calidad viene de la mano de la piel de excelente tacto en los asientos y revestimientos que cubren parte del salpicadero, los paneles de las puertas y la consola central, rematada con costuras en los bordes, en nuestra unidad combinado con plásticos símil carbono muy deportivos. Se puede configurar opcionalmente, como nuestra unidad, en dos tonalidades diferentes para la tapicería y el frente del salpicadero, gris oscuro y claro. Llaman la atención detalles grabados sobre las tapicerías, como el anagrama Corvette grabado sobre el salpicadero frente al copiloto o el logotipo de las banderas sobre los cabeceros de los asientos, mientras que los umbrales de las puertas dan la bienvenida con el logotipo en cromado. la mayor concesión a la última tecnología es el sistema de entrada y arranque sin llave, mediante un botón tras el volante.
Entre los elementos de equipamiento de serie que lleva nuestro Corvette Grand Sport destaca la tapicería de piel calefactada, regulable eléctricamente el asiento del conductor, climatizador bizona, el sistema Head-Up Display de información sobre el parabrisas, airbags frontales, techo desmontable de forma manual tipo Targa, faros de xenón, faros antiniebla o sistema de audio Bose con 7 altavoces con lector de MP3. Opcionalmente nuestro Corvette llevaba un sistema de navegación asociado al sistema de audio Bose, interior bitono, logotipo bordado en el reposacabezas o pinzas de freno personalizadas. Cierto es que viendo el nivel de equipamiento de sus rivales directos de origen europeo o japonés, el de este americano es bastante escueto y nos deja bastante fríos con lagunas importantes en materia de seguridad y confort de los pasajeros que no existen ni como opción.El V8 de 6.2 litros y 437 cv lo dispara hasta los 100 km/h en 4,7 segundos y alcanza los 300 km/h
Motor V8 americano ruidoso y con garra
Pero es el tremendo motor V8 denominado LS3 que lo mueve el verdadero aliciente de este deportivo americano, que todavía tienen la “poca veguenza” de llamarlo Small Block o bloque pequeño, con 6.2 litros de cilindrada… Es rudo, bronco y ruidoso, pero tiene un encanto especial que a nosotros por lo menos nos pone los pelos de punta con el rugido que emite su escape con sólo acariciar el acelerador. Sus 437 cv de potencia y sus 575 Nm de par motor impresionan cuando sobrepasamos las 4.500 rpm, con las ruedas traseras queriendo arrancar el asfalto y pasar al eje delantero en cada curva. Esta rabia le permite desarrollar unas prestaciones de auténtico deportivo, con una aceleración de 0 a 100 km/h en esta versión en 4,7 segundos y una velocidad máxima de 300 km/h. Total nada…
Pero es el tremendo motor V8 denominado LS3 que lo mueve el verdadero aliciente de este deportivo americano, que todavía tienen la “poca veguenza” de llamarlo Small Block o bloque pequeño, con 6.2 litros de cilindrada… Es rudo, bronco y ruidoso, pero tiene un encanto especial que a nosotros por lo menos nos pone los pelos de punta con el rugido que emite su escape con sólo acariciar el acelerador. Sus 437 cv de potencia y sus 575 Nm de par motor impresionan cuando sobrepasamos las 4.500 rpm, con las ruedas traseras queriendo arrancar el asfalto y pasar al eje delantero en cada curva. Esta rabia le permite desarrollar unas prestaciones de auténtico deportivo, con una aceleración de 0 a 100 km/h en esta versión en 4,7 segundos y una velocidad máxima de 300 km/h. Total nada…
Nuestro Corvette está asociado a un cambio automático de 6 velocidades con levas electrónicas solidarias al volante muy tradicional, resultando poco refinado respecto a otras soluciones actuales y más modernas de otros fabricantes, aunque bastante efectivo en líneas generales. Penaliza más que el cambio manual también de 6 velocidades tanto en las prestaciones como en los consumos, pero así de verdad es el típico americano. De hecho uno de los problemas que le encontramos a este Corvette son unos consumos bastante disparados de 15 litros en ciclo mixto yendo tranquilos, puesto que la combinación de su mayúsculo motor con el cambio automático está totalmente contraindicado.
El comportamiento sorprende bastante, puesto que nos esperábamos un vehículo pesado y más torpe de reacciones en conducción con curvas, mientras que en la realidad se muestra muy ágil gracias a una suspensión puesta a punto para nuestro mercado, mucho más exigente en ese sentido. Favorece también la importante mejora de la rigidez del chasis y del bastidor para transmitir sensaciones más deportivas. La dirección asistida electrohidráulica también va en la misma línea con un ajuste muy bueno. Resulta muy directa y de tacto muy agradable, permitiéndonos además una regulación eléctrica del volante en altura y profundidad.