La catedral
Resulta conmovedor conducir un coche tan monstruoso, tan excesivo por todas sus costuras. Tan bien arreglado en su presentación interior, de pincelada presidencial, el BMW 750i XDrive es el orgullo de la marca muniquesa, que, al igual que sus rivales Mercedes, Lexus y Audi, no tienen problema alguno en fabricar modelos de precios desorbitados para cualquier bolsillo; hablamos de berlinas de representación. Sus contrincantes, pues, serán el Mercedes Clase S, Lexus LS o Audi A8. Nuestra unidad de prueba tiene un precio base de 111.600 euros, pagando pues su exquisita presencia, resoluciones tecnológicas de primer orden, una figura más estilizada y armónica y, sobre todo, un motor V8 de 407 cv que hará las delicias del chofer de turno. Porque, ¿habrá algún mundano que se compre esta catedral para uso propio?
a favorMotor V8 asociado a la tracción XDriveSinergia entre exterior e interiorSistemas de ayuda a la conducciónen contraLa tranmisión automática algo discontinuaSe echa en falta una séptima u octava marchaSin rueda de repuesto
Su elegancia y señorío se perciben desde un primer momento, con un maletero mucho más integrado en el conjunto de una carrocería de líneas armónicas y suaves. Mide 5,07 metros de longitud, su anchura es de casi dos metros y su batalla, en nuestra versión de carrocería corta, es de 3,07 metros, una medida top en este segmento, ya que únicamente el Clase S se le acerca con 3,03 metros. Estamos ante un coche que es mucho más que la imagen de una marca, es el paradigma de la evolución tecnológica en un sector en continuo desarrollo. Así su cuerpo gana en agresividad, con una apariencia más deportiva que no le ha hecho perder su rasgo más característico: el infinito capó que nace en la doble parrilla ovoide en posición vertical, ADN BMW. Con un voladizo delantero menos marcado, algo bastante frecuente en las unidades más deportivas de la casa teutona, viajamos a bordo de un habitáculo en el que todas las comodidades están al alcance de los pasajeros y el propio conductor: desde el cuero Dakota de las butacas, hasta una nueva pantalla a color de 10,2 en la consola central, pasando por el sofisticado sistema de cierre de puertas Softclose, asociado a la llave inteligente.
Técnicamente el Serie 7 estrenará numerosas soluciones de vanguardia, como la Dirección Activa Integral, sistema que combina la dirección activa en el eje delantero con la dirección del eje posterior que se activa según la velocidad, o el sistema de amortiguación variable Dynamic Damping Control, con varios modos de uso que regulan la dureza y otras variables, entre otras cosas que a continuación desmenuzaremos. Y por supuesto, entre tanta exclusividad, irrumpe el supremo motor V8 Twin Turbo que BMW ya estrenó en el X6: una mecánica de 4,4 litros con un par motor de ¡600 Nm a las 1.750 rpm! Imagínense las sensaciones al volante cuando se hunde el pie en el acelerador.
Cuando todo es un exceso
Para gustos los colores, pero pocos coches resultan tan hermosos al ojo humano como éste. Es una eslora que se han endulzado con el paso de las generaciones ya vamos por la 5ª, ¡y en plena crisis!-, más liviana que abrupta y contundente, pero sin perder ese aire de coche arrasador. Su capó tremendamente largo, que retrasa un mundo la cabina con respecto al eje delantero, es la primera señal de prestigio, con dos pilotos dentro de un grupo óptico más bien pequeño para lo que hoy se destila. La doble vertiente sobre los extremos del capó acentúa su imagen de tiburón. Bajo el paragolpes delantero, un pequeño voladizo y más abajo aún emergen las luces antinieblas y el sensor del sistema de precolisión. Con una tensa línea de cintura, la zaga del coche queda mucho más integrada en su conjunto, con unos grandes pilotos en los que las luces de marcha atrás quedan fuera, ya que forman parte de una línea cromada que unen ambas ópticas, transmitiendo una imagen de gran señorío. Para cerrar el círculo, una doble salida de escape cromada y con forma rectangular.
Una vez en el habitáculo, nos sorprende lo oculto que están los tiradores, integrados en los elegantes paneles de las puertas acabados en madera. La calidad de los materiales, como no podía se de otra manera en un coche de esta categoría, es de primer orden. Este Serie 7 es el único, si se compara con su competencia más directa, en revestir toda su cabina de cuero, salpicadero incluido. La apariencia pues es de lo más agradable, irrepetible si se me permite. Cinco pasajeros viajarán a bordo con todas las comodidades a su disposición, gozando de una altura superlativa, climatizador de cuatro zonas y persianas oscuras para los ocupantes de la hilera trasera. Además, los asientos delanteros cuentan con un amplio abanico de reglajes eléctricos, incluido el de las piernas. Se echa en falta reglajes para adelantar o atrasar las butacas traseras, lo que concedería más espacio a un maletero de 500 litros que no lleva rueda de repuesto. El piso de carga de éste es extraordinariamente profundo, aunque no es demasiado alto debido al empeño de los ingenieros de BMW en dotar a esta unidad de un aspecto exterior más liviano.
Los elementos de última generación se suceden a medida que vamos escarbando. Si ya nos resulta familiar el Head Up Desplay, que proyecta datos del ordenador de a bordo en el parabrisas delantero, sí que nos sorprende más el sofisticado y exclusivo Black Panel, donde encontraremos agrupados indicadores de conducción, navegador o check control sobre una superficie negra bajo el cuentarrevoluciones y el velocímetro. Además del iDrive, el joystick con el que se controla absolutamente todos los parámetros del coche desde la consola central, nos asombra el sistema de cierre Softclose, asociado a la llave inteligente, con el que dispondremos de facilidades como cerrar el coche pulsando con un dedo sobre el tirador o que las puertas se terminen de cerrar del todo en caso de que nosotros no hayamos completado la maniobra.
La nueva pantalla de 10,2 pulgadas del panel central, de tecnología Black Panel, ofrece elementos extraordinarios, como la imagen tridimensional de los mapas, la conexión a Internet o la integración para el uso de un iPhone. Con una resolución de 1028 pixels de ancho, nos encontramos ante un verdadero ordenador portátil. Por último, destacamos que la palanca electrónica de cambios, de un tacto inaudito, ya no se encuentra en la columna de dirección, sino en la columna central, entre los pasajeros.
Este exceso de coche, que equipa control de tracción, de estabilidad, dirección activa, aviso de cambio involuntario de carril, luces activas, sistema de visión nocturna que se proyecta en la monstruosa pantalla central, cámaras laterales sobre los pasos de ruedas delanteros- y la ya clásica trasera bajo el tirador del maletero-, control de crucero inteligente, cuenta con la panacea en materia de seguridad: el sistema de precolisión , por el que gracias a un sensor bajo el voladizo delantero se detecta el inminente choque, actuando sobre los frenos, activando los airbags, los intermitentes de emergencia, luz de interior o desbloqueando las puertas. ¿Alguien da más?
Un V8 de 407 cv
Encendemos el botón Star&Stop y esta mecánica todopoderosa ya está a nuestra disposición. Un V8 con el tinte deportivo que normalmente destila BMW: un doble turbo e inyección directa de alta precisión controlado por una transmisión automática de seis velocidades que acentúa la suavidad, progresión y confort. Aunque no en todos los casos. Como es típico en las berlinas de gran tamaño, la marca de turno nos permite configurar a nuestro gusto el chasis del coche. Con una palanca electrónica de tacto infinitamente mejor que las cajas mecánicas convencionales echamos en falta levas al volante-, elegimos entre cuatro modos de conducción: confort, normal, sport y sport+. En todos los casos nos topamos con un motor impresionante, de reacciones inmediatas, que no titubea. En este abanico tenemos desde un modo sport+, donde las sensaciones son más contundentes, ya que conducimos sin ningún tipo de ayuda, como si llevásemos un M6, hasta el modo confort, donde nos encontramos con un barco en el Mar Muerto, ni una irregularidad afecta al habitáculo, todo es absorbido gracias a la eficaz amortiguación variable ‘Dynamic Damping Control’.
Con una cilindrada de 4.395 centímetros cúbicos, este 750i obtiene un par máximo de 600 Nm a las 1.750 rpm, con unas emisiones de CO2 de 278 g/km y un consumo mixto de 16 l/100 km, dejando algo de lado las medidas Efficient Dynamics de BMW. Gracias a la reducción en 50 kg de su peso total, este Serie 7 acelera más rápido que su antecesor: ahora son 5,4 segundos de 0-100 km/h. Más que rápido, que lo es, lo que define a esta catedral sobre ruedas es su enorme capacidad para recuperar mucha velocidad en un corto espacio de tiempo.
Quizá las dos grandes ausencias en este Serie 7 son la séptima u octava velocidad, lo que proporcionaría mayor continuidad en su dilatado margen de cuentarrevoluciones, y también la suspensión neumática, típica en las berlinas de última generación, y que en el caso de este BMW se sustituye por un sistema clásico de muelles que con la ayuda de las barras estabilizadoras activas impiden el balanceo del coche en las curvas. Además en nuestra unidad de pruebas se incluye la tracción XDrive a las cuatro ruedas, que, como ya os contamos en el X1, funde completamente al coche con el asfalto, dotándole de una dosis de estabilidad y seguridad extra. La gran pregunta a la que se someten coches de más de cinco metros de longitud es su maniobrabilidad en ciudad, en calles estrechas. Pues con un giro de volante de 1,7 vueltas y unas cámaras laterales de gran ayuda, BMW ha intentado paliar este problema. En resumen, que este 750i es con casi toda probabilidad la mejor opción por motor y por la gran calidad de sus terminaciones.