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30º ANIVERSARIO
Desde que en mayo de 1972 se constituyera BMW Motorsport GmgH, hasta nuestros días, muchos acontecimientos reseñables se han producido en el seno de la empresa. Comenzó siendo un taller alemán especializado en preparación de vehículos para competición, compuesto por 35 personas, y hoy ofrece una de las gamas deportivas más deseadas en todo el mundo.
Los actuales M3, M5 o Z3M, y anteriormente los M1 o M6, forman parte de la historia del automóvil, concretamente del automóvilismo deportivo, y son un claro ejemplo de lo que la competición puede hacer por evolucionar un coche de serie. Carreras y más carreras en las diferentes disciplinas automovilísticas, han servido para que el conductor ‘de calle’ pueda acceder a verdaderos bólidos debidamente camuflados. Todo esto se resume y se comprende al escuchar las palabras de uno de los directivos de BMW en los años previos a la creación de BMW Motorsport GmgH: ‘Una empresa es como un ser humano. Mientras se tome parte en competiciones deportivas, se mantendrá en forma, preparada, llena de entusiasmo y energía’.
Enrique Marco, Autocity
17 de julio de 2002
AÑOS 70
Al comenzar la década de los 70, el consejo de administración de BMW estaba compuesto por gente joven, que deseaban que el deporte fuera parte importante en la empresa. La marca alemana fabricaba ya modelos como los 1800ti y 2000ti, que participaban y ganaban en distintas carreras, pero que siempre eran preparados y pilotados por empresas que se dedicaban a la puesta a punto, empresas ajenas a BMW. En ese momento pensaron en la idea de crear un departamento de competición compuesto por ingenieros, mecánicos y pilotos que llevaran a sus automóviles al éxito automovilístico. Nació así BMW Motorsport GmbH, el 1 de mayo de 1972, bajo la dirección de Jochen Neerpash (antiguo piloto probador de Porsche y director deportivo de Ford), quien contaba con la ayuda de 35 personas. A los pocos meses la empresa contaba ya con naves propias, en las inmediaciones de la planta de BMW en Munich.
En 1973 vieron la luz los primeros coches de carreras desarrollados por ‘M’: un 2002 de rallyes de 240 cv y 950 kilos, y un nuevo coupé touring denominado 3.0 CSL (CSL significaba coupé de serie ligero), que con materiales como el aluminio y el magnesio pesaba sólo 1.092 kilos, y eso que su motor, de inyección, era un seis cilindros de 3.340 cc y 360 cv. Este modelo se llevó a las principales competiciones de turismos, y fue el que popularizó el anagrama de ‘M’, pues todo el equipo lucía dicha letra con las tres bandas de color azul, violeta y rojo sobre fondo blanco, que hoy sigue siendo su distintivo. Con el 3.0 CSL BMW ganó seis campeonatos europeos de turismos entre 1973 y 1979, convirtiéndose en el turismo más galardonado de la década. Al final de su carrera se construyó una versión turbo de 800 cv de potencia.
BMW comenzó a darse cuenta de que muchos clientes ansiaban tener un vehículo de calle preparado por ‘M’, y por este motivo, en 1974, lanzó una serie especial limitada de los 530, 533i y 535i, modificados, no sólo de motor, sino también de frenos y suspensiones. Pero un nuevo proyecto, el más importante hasta la fecha, se adeñuó de los despachos de BMW Motorsport GmgH: fabricar el primer automóvil de competición no basado en un modelo normal de serie. Así nació en 1978 en BMW M1, un superdeportivo de motor central y carrocería de plástico destinado al Campeonato del Mundo de Siluetas. Tenía 470 cv y superaba los 300 km/h. Pero lo realmente interasante fue que la FIA, para homologar el vehículo en competición, exigía la producción de 400 unidades, por lo que el M1 se convirtió en un coche de serie, eso sí, civilizado: tenía 277 cv y alcanzaba los 264 km/h.
AÑOS 80
El abril de 1980 BMW anuncia oficialmente su entrada en la Fórmula Uno, dando luz verde a los ingenieros de Motorsport GmgH para desarrollar la primera motorización de BMW para la categoría reina. En aquellos años no se competía con motores de 8, 10 ó 12 cilindros, tres litros de cilindrada y atmosféricos, sino con pequeños tetracilíndricos turboalimentados. BMW ideó un cuatro cilindros de 1,5 litros de cilindrada que rendía 800 cv, gracias al turbo, a la tecnología 16 válvulas y a la gestión electrónica. Un año después se iniciaron la pruebas y ya en 1983 Nelson Piquet lograba en título mundial.
El año 1984 fue otra fecha clave en la historia de ‘M’. La empresa, que contaba ya con 380 trabajadores, se decidía a montar el motor del M1 en el coupé M635i y en la berlina M5. En concreto, el BMW M5 se convirtió en un auténtico ‘lobo con piel de cordero’ pues con un carrocería casi igual a la de toda la Serie 5 lograbauna potencia de 286 cv y un comportamiento muy deportivo. Pronto se le conoció como ‘el expreso de los ejecutivos’, y en unos años fue potenciado, rindiendo en 1988 315 cv y luego llegando a los 340 cv, con sus motores de 3,6 y 3,8 litros respectivamente.
Pero fue en 1986 cuando BMW M lanzó el automóvil que mayor éxito de ventas le proporcionó, el M3. Este modelo se desarrolló en paralelo para la calle y para las carreras, ya que para su homologación en competición debían producirse 5.000 unidades. Sus inicios no pudieron ser mejores, pues por un lado Roberto Ravaglia conseguía el Campeonato del Mundo de Turismos en el 87, y por otro alcanzó un volumen de ventas que ni las previsiones más optimistas habían pronosticado. El primer M3 montaba un motor de cuatro cilindros y 200 cv de potencia que destacaba por su fuerza y por sus parcos consumos. Asimismo, se fabricaron 600 unidades de la versión Sport Evolución (con motor de 2,5 litros) y 800 unidades descapotables (hechas artesanalmente).
DE LOS 90 A NUESTROS DIAS
A principios de los 90 se modificaba la Serie 3 de BMW, y, por consiguiente, un nuevo M3 nacía. En este caso se buscó la discreción, y su estética apenas se diferenciaba de la del resto de la gama, pero el motor de tres litros, seis cilindros y 286 cv destacó especialmente. En conjunto, el M3 fue reconocido por aficionados y profesionales como uno de los mejores deportivos del mundo, y que además era perfectamente válido para uso diario. Paralelamente al éxito de ventas y aceptación, los triunfos en competición continuaban, e incluso en Estados Unidos se ganaron títulos tan importantes como el IMSA.
En 1995 el M3 recibió aún más potencia. Se aumentó la cilindrada hasta los 3,2 litros y la potencia hasta los 321 cv, lo que significaba una potencia específica de más de 100 cv por litro, casi un récord para un motor atmosférico. El año siguiente BMW M despuntó en dos campos: en la competición se hacía con la victoria en las 24 de Le Mans, y en tecnología presentaba el primer cambio secuencial SMG.
Los siguientes deportivos en lucir la mítica ‘M’ fueron los Z3 coupé y roadster, presentados en 1997. Estos modelos combinaban a la perfección la estética y la potencia (321 cv), convirtiéndose así en unos de los coches más desados del momento. Llegamos a 1998 y BMW vuelve a evolucionar su buque insignia, el M5. En esta ocasión la potencia asciende hasta los 400 cv, pero la elegancia y la discreción de la carrocería permanecería invariable. Por último, en 2000 vimos aparecer al tercer M3, con más potencia, más refinamiento y más exclusividad, pero conservando la esencia del original: deportividad conjugada con facilidad de conducción y practicidad de uso.
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