Superdotado
Acaba de llegar el último de los SUV de lujo, estamos hablando del Audi Q7. Se trata de un rival directo de los BMW X5, Mercedes ML, Volkswagen Touareg o Volvo XC90 entre otros; pero sobre todos ellos destaca por sus enormes medidas, con más de tres metros de distancia entre ejes, más de cinco metros de largo, y habitáculo hasta para siete pasajeros.
Probamos la versión que más se va a vender, el 3.0 TDI de 233 cv, aunque también está ya disponible el poderoso V8 4.2 FSI de 350 cv. Un poco más adelante, a partir de este verano, completará la gama un tercer motor: el 3.6 FSI de 280 cv. No obstante, el motor diesel será la estrella por varias razones, pues además de un consumo significativamente menor que el gasolina, tiene una fuerza a bajo régimen superior (500 Nm a 1.750 rpm), cualidad importantísima para un vehículo de estas características.
De serie el Audi Q7 3.0 TDI trae una caja de cambios Tiptronic de seis velocidades realmente efectiva, y su sistema de tracción Quattro es permanente a las cuatro ruedas, muy evolucionado y lleno de electrónica. El resultado es un comportamiento ejemplar, pues combina unas aptitudes estupendas en asfalto con una respetable capacidad de transitar por terrenos complicados. El motor 3.0 TDI queda muy bien insonorizado en el Q7, y es capaz de mover las casi dos toneladas y media de peso en orden de marcha con relativa soltura, pues acelera de 0 a 100 km/h en 9,1 segundos y alcanza los 210 km/h.
Por todas estas cosas, y con un precio similar al de sus rivales (54.860 euros el 3.0 TDI), pensamos que el nuevo Q7 va a ser un duro contendiente. De hecho las primeras reacciones han sido fantásticas, y Audi ya ha tenido que aumentar su producción para atender todas las demandas.
Enrique Marco, Autocity.
30 de Marzo de 2006.
30 de Marzo de 2006.
Impresiones
Impresionante, así es el Audi Q7. Si lo que buscan los SUV de lujo es llamar la atención por su imagen y medidas, el nuevo ejemplar de la marca de los cuatro aros lo hace como el que más. Tanto visto frente a él, como si circulas en tu coche y lo ves venir por el espejo retrovisor, el Q7 impresiona. Y es que son nada menos que 5,07 metros de longitud, 1,98 metros de ancho y 1,74 metros de alto. Las llantas de serie son de 18 pulgadas, aunque el que probamos llevaba unas opcionales de 20 pulgadas (que vienen muy bien para hacer juego con las mastodónticas medidas del vehículo).
Como es lógico al poseer semejante carrocería, el habitáculo es muy espacioso; y además lujoso. Como corresponde a cualquier producto de la marca Audi, los materiales se han cuidado al máximo, y la impresión de calidad y distinción al volante del Q7 es sobresaliente. De serie viene configurado como cinco plazas, con una fila trasera que admite varias regulaciones (se puede reclinar el respaldo, desplazar la banqueta, hacer dos o tres plazas, etc). El espacio disponible para el maletero es de nada menos que 775 litros, y se puede ampliar abatiendo la segunda fila hasta 2.035 litros. Pero el Q7 además está homologado para siete pasajeros, y por un sobreprecio de 1.220 euros se puede añadir una tercera fila. Eso sí, sus dos asientos son bien para niños o bien para adultos de talla no muy alta y preferiblemente en trayectos cortos.
Como equipamiento, el Q7 trae de serie todo lo imprescindible, y quien desee hacerlo de exquisito lujo puede echar mano de su larga lista de opciones, entre las que destacamos la suspensión neumática (3.129 euros), las luces que giran en curva (1.605 euros), los diversos tipos y medidas de llantas (en 19 y 20 pulgadas) o los packs de acabados internos de tipo deportivo o de tapicería de cuero (por algo más de 3.000 euros).
En cuanto a las impresiones de su conducción, nos quedamos con la finura a la hora de entregar la potencia de su motor turbodiesel V6 de tres litros y 233 cv. Es silencioso, y el discreto sonido que se percibe resulta bastante refinado. Además con un par de 500 Nm desde sólo 1.750 rpm le permite a bajos regímenes superar incluso al poderoso V8 de gasolina. Por lo que se refiere a la postura de conducción son todo facilidades para encontrarse a gusto, y en las plazas traseras esta virtud sobresale especialmente.
De prestaciones ya hemos comentado que anda sobrado (9,1 segundos de 0 a 100 km/h y 210 km/h de velocidad punta), sin que su consumo sea muy elevado (10,5 l/100 km de media); pero todavía es más valorable la gran puesta a punto a nivel chasis que se ha hecho. Y es que resulta muy meritorio que un vehículo de sus dimensiones y peso se desenvuelva tan dinámicamente. Como es lógico tiene inercias, pero no resulta ni excesivamente duro de suspensiones, ni tampoco balancea en curvas, ni cabecea en frenadas.
Y aunque casi ningún comprador del nuevo Audi Q7 vaya a practicar el 4×4 puro, nosotros probamos una serie de obstáculos medios para conocer sus aptitudes. Evidentemente no tiene la capacidad de un TT auténtico, pero gracias a la evolucionada electrónica y a su cambio Tiptronic, si no atacamos zonas muy complicadas, las dificultades medias las pasa eficazmente y además con suma facilidad para el conductor, ya que no hay que pensar ni en reductoras ni bloqueos manuales del diferencial (no tiene estos elementos) ni manipular ningún otro mando.