Poder y armonía
Dar una imagen de poder, de deportividad, pero manteniendo la armonía de las líneas originales del nuevo Q5, han sido las premisas que los diseñadores de ABT han tenido en cuenta a la hora de ponerse manos a la obra. Para aplicar estos conceptos sobre el último SUV de Audi, ha hecho falta un trabajo fino que va desde el aspecto exterior, hasta el interior del vehículo, pasando como no, por las modificaciones mecánicas y dinámicas.
El aspecto exterior se ve claramente marcado por una prominente rejilla que junto con el spoiler delantero, y gracias a los estribos laterales, consigue proyectar la imagen de un coche ligeramente más bajo. Esta línea estética continúa hasta la parte trasera, con un elegante alerón que a pesar de su diseño no consigue que apartemos la vista de la nueva defensa trasera, donde 4 contundentes salidas de escape dejan bien claras las pretensiones del vehículo.
Sin olvidarnos de lo más importante
Estamos ante una preparación 100% alemana, y como no podía ser de otro modo, la imagen de poder que transmite en el exterior, es fiel reflejo de las mejoras mecánicas y dinámicas que los ingenieros de ABT han introducido para mejorar la respuesta de este ya de por sí dinámico SUV.
La preparación estrella es la que toma como base el motor 3.0TDI, que gracias a ABT POWER S, ve elevada su potencia hasta los 310 cv, y lo que es aún más sorprendente, el par entregado se sitúa en 610 Nm. Con este aumento de potencia, las modificaciones en el sistema de suspensión son obligadas, así como en los frenos, equipando ahora discos de 380mm en las ruedas delanteras.
Las llantas BR son la guinda de esta preparación, con 22 pulgadas y calzadas con neumáticos de perfil bajo y ancho 295, garantizan una excelente respuesta, además de ser un auténtico imán para todas las miradas.