VW Touran 2.0 TDI DSG

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EXCELENTE SALVO EN EL PRECIO

Una habitabilidad ejemplar, un motor potente y económico y un cambio pilotado de muy buen funcionamiento hacen que el Touran sea en cualquier elección una posibilidad a tener muy en cuenta… siempre que el precio no sea inconveniente. En contra solo puede achacarse una presentación fría para tratarse de un coche con vocación familiar.
  La primera tentativa de Volkswagen en el campo de los monovolúmenes compactos es tan seria como cabe esperar de su reputación germana. Por tanto no debe extrañar que el Touran sea el mejor en habitabilidad y también en maletero, que cuente con un puesto de conducción lógico y ordenado, y que la sensación de fría calidad germana se encuentre hasta en el mínimo detalle.
Además cuenta con el excelente motor TDI de 140 caballos bajo el capó y para trasmitir su potencia a las ruedas puede incorporar un cambio manual convencional de seis velocidades o la caja de cambios manual robotizada DSG, cuyo funcionamiento solo puede catalogarse como excelente en todos los sentidos; ya sea por prestaciones, comportamiento, suavidad o consumo.
Así pues, ante un producto intachable técnicamente, los puntos débiles que se pueden encontrar se refieren a la fría filosofía de diseño alemana, que hace menos imaginativo y aprovechable el interior frente a otros rivales que, si bien es cierto que sin tanto espacio para los pasajeros, aprovechan más y mejor el espacio disponible.
Carlos Lera, Autocity
30 de Septiembre de 2004

Interior y equipamiento

INTERIOR

Bien equipado, bien acabado y lo más importante, cómodo. El Touran abandera la filosofía de la practicidad para ofrecer un monovolumen sin inventos modulares novedosos pero que supera uno por uno a sus rivales en cuanto a espacio para los pasajeros. Ahora bien, no esconde soluciones innovadoras ni detalles llamativos, ni tampoco un piso plano que facilite moverse por dentro en parado. Aunque la configuración ofrecida de serie dispone de dos filas de asientos es posible añadir una tercera robando espacio al maletero que en cualquier momento se puede retirar si no se hace necesaria, para recuperar capacidad de carga (VW no facilita los datos de capacidad del maletero con la tercera fila instalada).

Las plazas delanteras con reposabrazos son iguales a las del Golf Highline, con unos asientos de gran comodidad y sujeción, difícilmente reprochables en aspecto alguno. El conductor puede colocar su puesto frente a la carretera con mucha facilidad, sin que se sienta obligado a ir demasiado alto o con el volante colocado muy bajo y el acompañante goza de regulación en altura, algo no muy común. Alrededor se encuentran las mismas soluciones de distribución empleadas en el Golf V y pocos huecos para objetos. En esta versión el respaldo del asiento delantero derecho puede abatirse por completo y hacer las veces de mesita.
Detrás los tres pasajeros disfrutan de mucho espacio en todos los sentidos. Además los asientos son individuales y pueden desplazarse longitudinalmente o reclinar sus respaldos de forma independiente. El techo es muy recto y hace la línea exterior un poco pesada, pero a cambio permite que haya suficiente espacio para las cabezas en caso de que viajen personas altas.
El equipamiento de la versión probada, Highline, es el más amplio de la gama, incluyendo un buen equipo de sonido con reproductor de CD, control de velocidad de crucero, climatizador de dos zonas, elevalunas en las cuatro puertas, alarma volumétrica, llantas de aleación… pero a cambio hay que pagar un precio muy elevado, con el que sale perdiendo frente a toda comparación económica con la competencia. Además Volkswagen ofrece posibilidades de aflojar aun más la cartera con los faros de xenón, el cargador de CDs, los sensores de distancia de aparcamiento, el sistema de navegación, el techo solar, la suspensión deportiva, los asientos de cuero, etcétera, que por lo que cuesta el coche podrían en algún caso formar parte del equipamiento estándar.
La seguridad, avalada por los cada vez más populares ‘premios cinco estrellas’ de EuroNCAP, cuenta con todos los elementos necesarios de serie en las tres versiones de acabado: airbags frontales y laterales delanteros y de cortina para las cuatro plazas laterales de las dos primeras filas de asientos, ESP, ABS, asistente electrónico de frenada, etcétera. Sólo falta que instalen airbags opcionales para la tercera fila de asientos, pero tiempo al tiempo.

El maletero por su parte tiene más capacidad que cualquier rival, imponiendo sus 695 litros totales que incluyen un hueco amplio oculto bajo el piso. Además el portón de acceso es el mejor por anchura y por el bajo plano de carga.

En marcha

COMPORTAMIENTO

Con suspensiones independientes de idéntico funcionamiento que en su hermano el Golf, el Touran se planta como un cómodo coche familiar que no está entre los mejores en carreteras con curvas (ese galardón está muy caro desde que llegaron el C-Max y más recientemente el Seat Altea…) pero a cambio muestra una gran comodidad para los ocupantes y una agradable sensación de facilidad y control en autopistas y carreteras amplias. El ritmo no es un problema y aguanta perfectamente cruceros a gran velocidad sin perder la estabilidad en lo más mínimo, pero en zonas de curvas se deja inclinar demasiado, aunque gracias a eso en los asientos no se perciben reacciones bruscas.

El interior está muy bien insonorizado del viento y también lo parece del ruido mecánico salvo porque a plena carga de acelerador se mete demasiado rumor. El motor 2.0 TDI de 140 caballos representa el futuro de la saga, con sus cuatro válvulas por cilindro y excelente suavidad. Resulta tan progresivo que parece brillar poco a medio régimen, aunque las cifras están ahí y las prestaciones son buenas. Hace menos ruido que los motores 1.9 de ocho válvulas aunque no llega a destacar en esto.
DSG de seis velocidades
Tanto este motor como el 1.9 TDI de 105 caballos están disponibles con trasmisión convencional o cambio manual pilotado, ambos de 6 relaciones. Este cambio puede llevarse en modo automático, sin tener que preocuparnos por cambiar marchas (salvo el retroceso, evidentemente…), o como si de un manual se tratara, pero sin pedal de embrague. Respecto a las cajas automáticas por convertidor de par tiene la ventaja de una reacción más rápida y menores pérdidas de potencia por fricción, mientras que frente a un sistema de cambio manual se caracteriza porque como ya hemos comentado no hay embrague y es por tanto más fácil y cómodo de uso.
Se puede cambiar en cualquier momento de modo manual a automático, aunque la palanca de accionamiento anima más a llevarlo en este último modo. Personalmente uso los cambios secuenciales en manual sólo en ocasiones muy concretas. No tiene sentido andar cambiando de marcha en ciudad, porque reaccionan con suficiente celeridad, y al final solo se emplea esta opción ‘participativa’ para ayudar a los frenos con el motor en reducciones fuertes o en puertos de montaña para adecuar la marcha a las condiciones que advertimos con la vista. En estos casos se echa de menos una palanca mejor diseñada para ser utilizada como cambio convencional.
Las seis velocidades del DSG se unen al motor mediante un embrague doble que suaviza mucho el funcionamiento y además reduce el tiempo de respuesta. De hecho el sistema cambia más rápido que un conductor medio tanto subiendo como bajando marchas y además con una suavidad difícil de conseguir. Aunque en algunos modelos que lo montan los consumos son inferiores que si equiparan el cambio manual, en el caso del Touran los consumos son exactamente los mismos según el fabricante. Nosotros durante la prueba registramos un consumo medio de 6,8 litros de media, que es poco, si tenemos en cuenta que el Megane Scénic dCi de 120 caballos superó los ocho litros en el mismo recorrido. Las prestaciones se mantienen en un nivel similar, tres kilómetros hora menos de punta (197 frente a 200 km/h) y una décima más en el 0 a 100 km/h, 10,3 segundos.

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