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El motor TDi de 115 caballos procedente de Volkswagen, socio de Ford en el proyecto monovolúmen que sirve de base tanto al Galaxy como a los Sharan y Alhambra, es el complemento ideal para uno de los vehículos más atractivos desde el punto de vista familiar.
Interior
Si tomamos asiento en las plazas delanteras encontramos un salpicadero de tacto y aspecto muy agradable, casi completamente plano y muy profundo. En él se encuentran dos guanteras muy accesibles y apropiadas para objetos de tamaño medio, como guías de viaje, cámaras de fotos portátiles, etcétera. Resultan realmente útiles y aprovechan perfectamente la gran superficie que existe entre la consola y la línea del parabrisas. Presidiendo todo, un reloj de agujas con el contorno ovalado, muy corporativo.
Además contamos con la guantera convencional en la parte baja del frontal correspondiente al pasajero, huecos y cofres con tapa en puertas y laterales de los asientos.
En la última puesta al día del Galaxy se estudiaron importantes aspectos funcionales y de acabado en el interior y fruto de este interés son las comentadas guanteras y la selección de texturas en los guarnecidos. Para el cuadro de relojes, completamente nuevo, se ha buscado la línea seguida en el nuevo Mondeo: una forma semicircular con clásicos relojes de esfera de bordes cromados y escalas muy legibles, entre los que se encuentra una pequeña pantalla de cristal líquido en la que se visualizan los datos proporcionados por el ordenador de viaje, el equipo de música y en su caso el navegador opcional.
Por debajo de la línea del cuadro el diseño es idéntico al empleado en el Sharan y en el Alhambra (por encima solo cambian los detalles de estilo, pues las guanteras son las mismas…), y en los tres casos se trata de un diseño muy práctico, bien terminado y agradable.
La modularidad del interior es absoluta. Los asientos delanteros pueden girarse 180º para enfrentarse a las plazas traseras, las tres plazas individuales centrales se convierten en mesitas y tanto estas como las dos plazas posteriores se pueden desmontar (con algo de esfuerzo, pues pesan lo suyo…) para crear el ambiente que se desee o para jugar con la capacidad de carga a placer.
El climatizador se incluye de serie, es el que equipan los vehículos del grupo Volkswagen y resulta algo justo para enfriar el volumen interior de un coche de este tamaño. Por esta razón, en días de calor intenso o con ‘mucha humanidad’ a bordo, se hace imprescindible tener el ventilador funcionando a tope, con el ruido que supone. Otros equipamientos estándar son los cuatro elevalunas eléctricos, el cierre con mando y de más accesorios bastante comunes. Donde hay que buscar las virtudes es en las posibilidades intrínsecas de un monovolúmen: la posición de conducción ofrece un perfecto control no sólo en cuanto a visibilidad exterior, sino también en movilidad con el resto de los ocupantes. Los asientos son cómodos y poseen apoyabrazos tipo ‘capitán’.
Se echa en falta un detalle como es la palanca del cambio de marchas en el sapicadero, para dejar el suelo completamente plano entre las dos plazas delanteras como sucede por ejemplo en los Peugeot 806, Citroën Evasión o Fiat Ulysse… la otra gran familia europea de monovolúmenes.
Estética
Cambian prácticamente todos los apartados cosméticos: Grupos ópticos delanteros de diseño ‘new edge’ (según el diccionario Ford), parrilla con reminiscencias del Focus, parachoques más integrados con la línea de chapa, portón menos anguloso que la versión anterior lo mismo que los pilotos, etcétera.
La estabilidad en autopista es buena, siempre que se tenga en cuenta el tamaño del vehículo y las importantes transferencias de masas entre los ejes que llegan a provocar oscilaciones longitudinales a alta velocidad, pero que tras un período de adaptación llegan a comprenderse y ni sorprenden ni preocupan.
En carreteras lentas, con curvas y baches, la filosofía de conducción debe ser la de tomárselo con calma. No es extraño, es lo normal en cualquier vehículo de estas dimensiones y peso. No es ágil en absoluto con 2.835 milímetros de batalla y si intentamos circular más deprisa de lo razonable la marcha se vuelve simplemente incómoda y desagradable.
Motor
El mayor inconveniente del motor es la sonoridad que produce, especialmente en frío pero permaneciendo un constante traqueteo durante su funcionamiento, acompañado de ciertas vibraciones.
Otro problema que es habitual entre los monovolúmenes se encuentra en el hecho de que las relaciones de cambio se quedan largas en primera velocidad, condicionando la marcha en ciudad. No está de más considerar la opción de un cambio automático, más indicado además para el uso que se debe dar a un monovolúmen. A la larga puede que se amortice el coste extra en embragues.
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