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¡QUE SIGA LA FIESTA!
Los tiempos cambian y los utilitarios crecen. Así es como Ford plantea la renovación de un segmento en el que se instaló en 1976 con la llegada del Fiesta y en el que ha marcado durante años el modelo a seguir.
Tras una lánguida espera, algo larga para las necesidades del mercado actual, llega la 5ª generación de un automóvil que ha marcado un hito en la industria de la automoción no sólo europea, sino muy especialmente dentro de nuestro país. El Ford Fiesta, que empezó a fabricarse en 1976 en la entonces recién estrenada factoría de Almussafes (Valencia), se reafirma ahora como la opción que debe marcar la pauta en el segmento de los utilitarios.
Tras los conocidos devaneos de la multinacional norteamericana con respecto a la continuidad de la fábrica valenciana, y el consiguiente traslado de parte de la producción del Fiesta actual a la planta de Colonia (Alemania), la marca del óvalo vuelve a creer en la demostrada solvencia del complejo levantino y el nuevo vehículo se fabrica allí, junto al Ka y al Focus, algunas versiones del cual salen de esa cadena de montaje en exclusiva para todos los mercados.
ENFOCUSADO
Va a parecer un cliché, pero está claro que el Fiesta 2002 sigue los pasos (tan acertados, por cierto) de su hermano compacto, el Focus. Un modelo que es el responsable en gran medida de que Ford empiece a ganarse un puesto de liderazgo en el mercado continental que desde hace tiempo se le venía resistiendo. En tal estrategia tiene juega un papel decisivo el nuevo planteamiento de concepción que se ha aplicado en el Fiesta, basado en cinco ejes fundamentales: Seguridad, Espacio, Calidad de Conducción, Estilo y Valor.
El diseño New Edge se combina ahora con líneas más limpias aún, remarcando la personalidad de la marca, buscando formas más homogéneas y, de paso, arriesgando menos. El aburguesamiento en lo que a diseño se refiere se hace más patente en la concepción interior, que ahora más que nunca adolece de cierto aire alemán; aire que, por otro lado, tanto gusta en nuestro mercado (y seguramente eso sea un acierto).
Al margen del diseño, el interior ha ganado muchísimos enteros en cuanto a habitabilidad. La primera sensación al entrar en el Fiesta es de total amplitud, incluso en las plazas traseras. La postura de conducción es fácil de encontrar, aunque creemos que la banqueta de los asientos resulta un poco corta, detalle que se comprende teniendo en cuenta que un porcentaje muy importante del público al que se dirige este vehículo es del género femenino. Sorprende muy gratamente el maletero, que se caracteriza por un espacio diáfano y muy aprovechable, con una boca de acceso muy ancha, aunque ligeramente elevada.
La razón de haber ganado tanto espacio se debe a que el Fiesta 2002 ha crecido bastante, aunque sigue sin rebasar la barrera de los 4 metros (391 cm de longitud). A pesar de lanzarse al mercado en carrocería de 5 puertas únicamente (para las versiones 3p habrá que esperar a una segunda fase de comercialización), el nuevo Ford se mantiene fiel a su dilatada historia de vehículo eminentemente urbano, joven y utilitario. Seguir apostando por un coche decididamente pequeño no ha impedido ofrecer una habitabilidad interior sorprendente, un comportamiento en carretera con pocos rivales dentro de su mismo segmento y un nivel de equipamiento y acabados al más alto nivel, que incluirá, entre otras muchas opciones, el ESP o los airbag frontales de dos tiempos, laterales y de cortina.
Comportamiento
EL ALMA DE LA FIESTA
Donde verdaderamente encontramos un salto cualitativo fundamental fue en la excelencia de reacciones del nuevo bastidor. Esperar la nueva generación del Fiesta ha merecido la pena sólo por comprobar con qué aplomo y nobleza es capaz de arrostrar este diablillo los trazados más complicados. Sólo en las versiones Ghia, más orientadas al confort que a las cualidades dinámicas (como sí ocurre en las versiones Trend), podremos echar en falta un tarado de suspensiones del eje trasero menos blando. En cualquier caso, el Fiesta se muestra extremadamente gobernable y tolerante, y hay que apretarle mucho los tornillos para que realmente le veamos las orejas al lobo. Rodando a ritmos altos por autopista quizás sea cuando nos encontremos más cerca de las limitaciones del pequeño utilitario de Ford, ya que se puede apreciar cierto balanceo en curvas rápidas, en especial sobre firmes en mal estado. No obstante, nunca nos sentiremos inseguros, contando que la nobleza de reacciones es total.
Motores
MOTORES
En el apartado de motores, junto con el de las cualidades dinámicas, es donde el nuevo Fiesta despunta claramente por encima de sus competidores directos. De los cuatro propulsores iniciales, tres son de nueva factura: en gasolina, un Duratec 1.4 16 válvulas de 80 CV y un Duratec 1.6 16 válvulas de 100 CV; en diesel, el Duratorq 1.4 TDCi de 68 CV es el primer fruto de la colaboración tecnológica entre Ford y el grupo francés PSA. La gama se cierra por abajo con el ya conocido Duratec 1.3 de 68 CV gasolina, a la espera de un TDCi de 90 CV que llegará en una próxima fase y que representará la opción rutera por excelencia de este magnífico utilitario.
Una vez en ruta, nos sorprendió notablemente la vivacidad con que se mueve el Fiesta TDCi: A pesar de contar con un propulsor menos potente que el anterior TDdi (68 CV contra 75), ha mejorado bastante la respuesta en bajos, gracias sobre todo a la menor cilindrada que le permite más rapidez de respuesta. La otra cara de la moneda es precisamente que un motor más pequeño pierde comba en recuperaciones en la zona alta del cuentavueltas, lo que en puertos de montaña nos obligará a ser juguetones con el cambio de marchas. Durante la presentación, por ejemplo, nos descubrimos a menudo animándonos más de la cuenta con el pie derecho Y eso, a falta de conocer aún el TDCi de 90 CV.
En cuanto a los propulsores de gasolina (nos referimos al 1.4 de 80 CV, que es el que hemos tenido ocasión de probar en la presentación), se echa de menos algo de la alegría que demuestra el turbodiésel, dado que se nos antojó algo lento de reacciones. Probablemente, unas relaciones de cambio ligeramente más cerradas podría haber contribuido a darle un aire más vivaz al mediano de los propulsores de gasolina.
El Fiesta 2002 se pondrá a la venta en el mes de abril (poco antes de la celebración del Salón del Automóvil de Madrid), y aunque no se conoce el tramo de precios en el que se situará, es de esperar que la política de claridad y proximidad al cliente de Ford España ponga fáciles las cosas a ese numeroso público del segmento B. Segmento, dicho sea de paso, que concentra un 24% del total del mercado y en el que más de un 50% de compradores no supera los 30 años. Una opción de futuro para la marca en Europa.
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