La tradición de Skoda en las carreras de rallys no es muy conocida para el gran público. Sin embargo la centenaria marca checa (114 años a sus espaldas), ahora bajo el paraguas del Grupo Volkswagen, ha evolucionado históricamente sus automóviles de calle en paralelo a los de competición.
Fue tan popular que en los años 70 se alzó con importantes triunfos en el mundial de rallys, como por ejemplo en Montecarlo, célebre prueba del calendario a la que Skoda rinde tributo tomando su nombre para una serie de versiones de cosmética deportiva: primero fue en el Fabia (de la presente y la anterior generación) y ahora se extiende también a otros tres de sus modelos: Citigo, Yeti y Spaceback.
Éste último, el compacto, es el que ha pasado por nuestras manos durante una semana. Sin variar sus 4,30 metros de longitud en una carrocería de cinco puertas, ni por supuesto mermar ni un ápice su notable capacidad interior (incluido un maletero de 415 litros), el Spaceback Montecarlo presenta una imagen plagada de detalles deportivos que (muy lejanamente) evocan a su mítico antepasado: el Skoda 130 RS, ganador del Montecarlo del 77.
Pero, ojo, que de RS no tiene nada; ni de los de antes ni de los de ahora. Ni siquiera un esquema de suspensiones distinto (como en el caso del Citigo) ni motores específicos más potentes (como sus hermanos mayores Octavia RS y Octavia Combi RS). El Spaceback Montecarlo, simplemente, implementa una serie de elementos de diseño tanto en carrocería como habitáculo que lo diferencia del acabado Ambition en el que está basado. El maquillaje cuesta 2.500 euros y con el motor diésel TDI 115 CV probado eleva su PVP hasta los 23.790 euros totales.
a favor- Imagen ‘sport’- Consumos- Capacidad y ergonomíaen contra- Sin cambios mecánicos- Calidad de rodadura inferior a la media
Por fuera, se distingue por el negro piano en parrilla, spoiler delantero, alerón y difusor posterior; las lunas traseras oscurecidas; el techo panorámico nuevamente en color negro; o los faros de xenón con antiniebla de LED. También son específicas las llantas de aleación de 16 pulgadas modelo Italia.
Dentro del habitáculo también se han añadido numerosos detalles especiales. A simple vista los más llamativos son, la tapicería en tela Sport de los asientos o las molduras decorativas del salpicadero que imitan al carbono. Sin olvidarse de los cromados en las salidas de ventilación, volante, pomo del cambio y hasta en el cuadro de instrumentos. Además tampoco faltan, como buena versión de orientación deportiva, los pedales en aluminio.
La dotación en materia de conectividad del Spaceback Montecarlo incluye la Radio Bolero bluetooth con pantalla táctil a color de 6,5′ y función Smart Link para proyectar aplicaciones móviles en el coche; en materia de confort el climatizador automático, los sensores de luces y lluvia y por 800 euros más los asientos calefactados y el acceso y arranque sin llave; o en lo relacionado con la seguridad el control crucero, el asistente de frenada y freno multicolisión, el detector de fatiga o el asistente de arranque en pendiente.Sobre el Ambition, el acabado Montecarlo supone 2.500 euros de desmbolso extra
¿CÓMO VA?
Basado en el Rapid, el Skoda Spaceback es un turismo principalmente gratificante de conducir por lo poco que cuesta acostumbrarse a él. En el ergonómico puesto de conducción uno se siente acomodado a los pocos kilómetros de comenzar a rodar con él. La buena visibilidad hacia todos los ángulos, y como consecuencia el excelente dominio del entorno que se tiene, es otra de sus bazas. El plus Montecarlo camufla la apariencia sencilla del habitáculo de otras versiones del Spaceback, que de cualquiera de las maneras es un coche bien rematado y con plásticos (duros) agradables al tacto.
Basado en el Rapid, el Skoda Spaceback es un turismo principalmente gratificante de conducir por lo poco que cuesta acostumbrarse a él. En el ergonómico puesto de conducción uno se siente acomodado a los pocos kilómetros de comenzar a rodar con él. La buena visibilidad hacia todos los ángulos, y como consecuencia el excelente dominio del entorno que se tiene, es otra de sus bazas. El plus Montecarlo camufla la apariencia sencilla del habitáculo de otras versiones del Spaceback, que de cualquiera de las maneras es un coche bien rematado y con plásticos (duros) agradables al tacto.
El motor turbodiésel de cuatro cilindros y 1.6 litros rinde 115 CV de potencia a 3.500 rpm, con una reserva de 250 Nm de par disponible desde las 1.500 rpm, acelera de 0 a 100 por debajo de los 10 segundos y roza los 200 km/h de velocidad máxima. Asociado a un cambio manual de cinco velocidades, destaca por el poco carburante que gasta, sobre todo a velocidades crucero en autovía: 4,5 litros. En una conducción mixta, mezclando carretera y ciudad, la cifra no sube de los 5,7. Es un motor agradable de utilizar por lo fácil que se aprovecha su potencia; sin embargo, no destaca por su finura ni refinamiento, circunstancia que se resolvería (en parte) con una sexta marcha de deshago en autovía (aunque también es cierto que se perdería capacidad de respuesta).El motor gasta poco, su potencia es muy aprovechable y es poco refinado
Dinámicamente, y a pesar de tener medidas de compacto (rival potencial de los Golf, 308, León y compañía), en ciudad tiene un manejo más parecido a un utilitario del segmento B (tipo Corsa o Clio), seguramente influido por lo ligero que es (1.210 kilogramos) y lo fácil que se maniobra con él. Con un eje de torsión trasero, una suspensión tipo McPherson delante y unos neumáticos de medidas 215/45 R16, en carretera el chasis es bueno, que no sobresaliente. Como buen compacto generalista, el equilibrio entre confort y agilidad es su característica primordial, aunque en un asfalto algo roto las irregularidades se filtran demasiado al interior quedando un escalón por debajo que sus alternativas en cuanto a calidad de rodadura.