Mitsubishi Montero Sport
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UN TITAN DE CORAZON FATIGADO
El Montero Sport no tiene mucho que ver con el Montero ‘a secas’ de última generación, pues está basado en el modelo anterior. Por este motivo la tecnología empleada está algo desfasada, especialmente en lo que se refiere a motor y trasmisión, aunque cuenta con la ventaja de que se trata de soluciones completamente probadas durante mucho tiempo y posee por tanto una fiabilidad absoluta.
Por carretera sus 115 caballos se encuentran atosigados de trabajo para empujar las casi dos toneladas de peso en orden de marcha, pero en el campo la tranquilidad de su motor turbodiesel puede con todo. Algo parecido sucede en cuanto al bastidor, compuesto por vigas de acero y eje rígido en el tren trasero, aunque en este caso no plantea muchos problemas en el asfalto y sí bastantes virtudes fuera de él.
El precio, en la versión GLS Plus, es de 30.633 euros (5.101.894 Pts.), un dinero, no cabe duda, aunque dado el equipamiento de serie se puede considerar interesante, especialmente si se compara con otros modelos más modernos como su propio hermano, el Montero a Secas, o el Land Cruiser de Toyota, cercano a él en concepción básica pero más moderno por estética y motor D4-D de inyección directa.
Carlos Lera, Autocity
5 de Noviembre de 2002
Interior y equipamiento
INTERIOR Y EQUIPAMIENTO
Los acabados son buenos y el espacio del que gozan los ocupantes es excelente dadas las cotas exteriores del vehículo: 4.610 milímetros de largo, 1.775 mm. de ancho y 1.735 mm. de alto. El maletero también ofrece muchas posibilidades por la multitud de compartimentos ‘secretos’ que descubrimos al levantar la cubierta del piso, todo un detalle que servirá tanto para escapar de la vista de los curiosos como para evitar que pequeños objetos estén goleándose y haciendo ruido en el maletero, completamente llano y con un plano de cargo muy bajo.
El puesto de conducción es muy cómodo gracias a los reglajes y tras su volante el conductor se siente como en una berlina de gama media-alta. Tan solo le delatan la palanca reductora y la brújula situada junto al nivel de batería y la temperatura del aceite sobre la consola central. Por lo demás, incrustaciones símil madera, volante forrado en cuero, aire acondicionado, multitud de huecos portaobjetos( hasta tres tiene el techo, con dos para gafas) y buen gusto en los tapizados y diseño, completan la dotación interior de serie del Montero Sport. En materia de seguridad pasiva va equipado con dos airbags, y como única opción se puede elegir la pintura metalizada en uno o dos tonos.
On
ON
En carretera el Montero Sport decepciona un poco. No es rápido por culpa de la limitada potencia de su motor, pero sí es cómodo para los pasajeros y se muestra estable. Las reacciones del eje trasero son lo menos agradable en el aspecto dinámico, y el eje rígido rebota ante cualquier bache que afecte a ambas ruedas haciendo saltar a los pasajeros de sus asientos. El cambio de cinco velocidades ofrece una buena desmultiplicación para viajar.
Los 115 caballos del motor son los imprescindibles para dinamizar las casi dos toneladas de peso del Montero Sport (1.915 kilos en vacío según la báscula de Mitsubishi), y las cortas relaciones convienen tanto en carretera como en campo. El manejo de la caja de velocidades es suave y preciso, con un recorrido largo pero habitual en cualquier todo terreno a consecuencia de la longitud de la palanca.
Se echa en falta algo más de frenada, pues los enormes neumáticos permiten un funcionamiento progresivo del sistema que evita los bloqueos, pero en asfalto seco nunca llegan a producirse (en todo caso tiene ABS de serie). La considerable masa en movimiento deja corta la deceleración proporcionada por sus frenos de disco en las cuatro ruedas, ventilados los delanteros.
Off
OFF
Como pez en el agua. Así se puede definir el comportamiento del Montero Sport en caminos y zonas complicadas. En pistas de tierra mantiene un buen grado de comodidad dentro de las limitaciones que los rebotes del eje trasero pueden poner, pero además ofrece una gran sensación de control al volante, permitiendo rodar a ritmo alto con una buena precisión direccional, reacciones previsibles en ambos ejes (más frecuentes en el trasero) y facilidad para rectificar trayectorias.
El motor da lo mejor de sí mismo en este entorno y si bien no destaca por la aceleración sí lo hace por poder de tracción y consistencia de la respuesta a cualquier régimen. Las zonas trialeras pueden requerir el empleo de la caja reductora, que a nuestro juicio resulta demasiado larga para descensos. La selección de la caja corta se realiza de forma manual, sin recurrir al sistema Super Select eléctrico que desde hace años emplea el resto de la familia Montero, pero esto tiene ventajas e inconvenientes. Entre las ventajes está que resulta bastante más fiable al entrar de forma instantánea la desmultiplicación elegida, mientras que al otro lado de la balanza hay que situar la necesidad de para el vehículo para engranar las cuatro ruedas motrices.
No es fácil encontrar ascensos que pongan en un compromiso el par del motor a medio régimen, una garantía para evitar derrapes, mientras que en taludes laterales podemos afrontar zonas bastante complicadas. El mayor inconveniente viene dado por el excesivo voladizo trasero, que pone freno a las capacidades del coche en algunas ocasiones y deja el ángulo de salida en entredicho.
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