Ante el empuje de las berlinas medias de lujo de la competencia, Audi A4 y BMW Serie 3, la nueva generación del Mercedes Clase C tenía que transgredir, y eso es mucho decir en el seno de una marca que hasta hace pocas fechas se movía menos que los salarios de los españoles. Pero Mercedes atraviesa una etapa de vértigo, siendo incluso capaz de manipular el ADN de todo un estandarte de la tradición como el Clase C y convertirlo en un sedán tan prestigioso como juvenil.
Hace unos meses, recién sacado del horno el nuevo modelo, probamos la versión diésel de 170 cv (Mercedes C 220 BlueTec) con un poso de ‘mejora sustancial’ que nos sorprendía solo parcialmente. Y es que la finura y la personalidad radicalmente opuestas al espíritu de la firma dejadas por los Clase A y sus declinaciones, nos ponía en alerta de que el Clase C también se abriría de par en par al ‘Algo está pasando’.
Después de una semana a prueba con el Mercedes C 180, es decir, el Clase C más económico o de acceso, la sensación es que estamos ante una berlina sobresaliente por calidad de construcción, equipamiento y diseño, tres frentes abiertos en el campo de batalla, dignísimo candidato a ‘Coche del Año en Europa 2015’. Ahora bien, como que el traje nuevo le queda mejor a un joven padre de familia que a un sesentón que delega sus empresas en sus descendientes, el conductor típico y tópico del Clase C de antes.
Y decimos bien, de antes. Porque Mercedes está trabajando en bajar la media de su target y ganar clientes de otras marcas, aunque eso pueda conllevar una merma de estatus y que el Clase C pueda encontrarse con el enemigo en casa. Sus suaves líneas exteriores, con esas ópticas traseras ligeramente redondeadas, sus dimensiones (4,68 metros de longitud), con una cabina en una posición claramente retrasada más cerca de un coupé con puertas traseras que de un conservador sedán, y su capacidad de carga (480 litros), lo dejan muy próximo al nuevo CLA (4,63 m y 470 l), que además es más ligero y barato como veremos a continuación.
a favor- Comportamiento dinámico- Interior moderno y con estilo- Tecnología de vanguardiaen contra- Plazas traseras- Detalles todavía algo antiguos- Mejores opciones mecánicas
El Mercedes C 180 (motor gasolina 1.6 litros de 156 cv de potencia) con cambio automático 7G-Tronic Plus (convertir de par de siete relaciones) cuesta 39.365 euros, casi 4.500 euros más caro que con cambio manual al tener que pagar el impuesto de matriculación (4,75%). Un CLA 180 7G-DCT (transmisión automática de doble embrague) apenas supera los 34.000 euros. Entre sus rivales del segmento D es el más costoso: la longevidad de la actual generación del Audi A4 equivalente (1.8 TFSI 170 cv Multitronic) lo hacen 3.000 euros más barato y el BMW Serie 3 (320i 184 cv Aut.) es 1.200 más económico.
La evolución del Clase C continúa en el habitáculo, con una presentación de la instrumentación y mandos de control sublime. A más de un comprador de Mercedes de toda la vida lo llevará a frotarse los ojos. Porque, como ocurrió con el excelso Clase A, la sensación de modernidad, tecnología y bienestar se entrelazan frente al conductor, que dispone de unos asientos (nuestra unidad en cuero/tela) muy agradables, envolventes y colocados más abajo que antes (2 cm); una consola ancha con plástico negro tipo Piano y tres salidas de aire centrales y buenas terminaciones en plástico blando y piel en las zonas superiores de puertas y salpicadero. Un cliente veterano de la marca se tendrá que frotar los ojos hasta creerse el habitáculo que está viendo
Sigue teniendo detalles de la ‘vieja Mercedes’, como por ejemplo, un diseño continuista de los relojes (velocímetro y cuentarrevoluciones), la palanca del cambio tras el volante, o los reconocibles gráficos de información. A pesar de estos guiños conservadores, la calidad interior del Clase C no se discute, estando un peldaño por encima de la de sus rivales. El display de 5,5 pulgadas a color (fácil de manejar con los botones del volante y donde se concentra toda la información) o la enorme pantalla tipo Tablet de 8,4 pulgadas gestionada por un mando circular y un interfaz ‘tipo pinza’ que tiene una zona táctil para poder a escribir (se llama ‘Comand Online’ y cuesta 3.500 euros) en la parte plana de la consola, marcan estándares líderes de calidad en el segmento.
Teníamos una curiosidad, las plazas traseras. No destacaba por su espacio el anterior Clase C, y tampoco lo hace éste, que mantiene la tradicional propulsión y el motor longitudinal de Mercedes con el consiguiente abombamiento de un túnel central que inhabilita por completo la plaza central trasera. Tampoco juega a su favor el acceso a esta parte trasera. Sí que hay que mencionar que, a diferencia de lo que ocurre en el CLA, posee una mayor altura de techo, una distancia entre ejes generosa de 2,84 metros para acomodar a pasajeros de más talla, unas ventanillas más grandes que aportan luminosidad y asideros superiores para agarrarse.El Clase C es ligeramente más espacioso que el CLA, pero no por mucho
Es en definitiva una berlina de cuatro puertas para cuatro ocupantes, como lo era antes. En este aspecto no ha cambiado tanto, como tampoco lo ha hecho en el espacio de maletero, 5 litros más grande, con un total de 480 l de cofre (exactamente igual que los Serie 3 y Audi A4). Hay turismos de su tamaño, con carrocería de 4 ó 5 puertas, que lo superan por mucho: Skoda Octavia (590 l), VW Passat (565 l) o Ford Mondeo (540 l), por citar tres casos. Por lo demás, el Clase C se beneficia de un piso prácticamente plano y profundo y una boca de carga que se abre de manera semiautomática pulsando un botón (portón, guantera conductor o llave) siendo unos muelles los que impulsan la tapa hacia arriba (en opción una fila trasera abatible 40:20:40 o el portón de cierre automático). Un detalle algo feo (y es de serie) es que la cara posterior de los asientos (la que se ve desde el maletero) no está tapizado (quedando la chapa a la vista).
EN MARCHA
El motor gasolina de cuatro cilindros, 1.595 cm3 de cilindrada y sobrealimentación por turbo no enamora por su respuesta como sí lo hace por su suavidad de funcionamiento. Son 156 cv de potencia máxima (a 5.300 rpm) y 250 Nm de par motor (entre 1.200 y 4.000 rpm) que da un empuje suficiente para mover con soltura a un Clase C que, según versión y equipamiento, es hasta 100 kg más ligero. En números oficiales esto significa que acelera de 0 a 100 en 8,5 segundos y alcanza los 223 km/h de velocidad máxima, homologando un consumo de carburante de 5,4 l/100 km que en una conducción real y mixta se transforman en 7,6 l, lo que no es un mal dato pero que evidentemente lo aleja de la eficiencia del diésel de acceso (170 cv y 4 l). El sistema de parada y arranque automáticos del motor funciona de manera muy agradable y la caja automática es más suave que rápida.
El motor gasolina de cuatro cilindros, 1.595 cm3 de cilindrada y sobrealimentación por turbo no enamora por su respuesta como sí lo hace por su suavidad de funcionamiento. Son 156 cv de potencia máxima (a 5.300 rpm) y 250 Nm de par motor (entre 1.200 y 4.000 rpm) que da un empuje suficiente para mover con soltura a un Clase C que, según versión y equipamiento, es hasta 100 kg más ligero. En números oficiales esto significa que acelera de 0 a 100 en 8,5 segundos y alcanza los 223 km/h de velocidad máxima, homologando un consumo de carburante de 5,4 l/100 km que en una conducción real y mixta se transforman en 7,6 l, lo que no es un mal dato pero que evidentemente lo aleja de la eficiencia del diésel de acceso (170 cv y 4 l). El sistema de parada y arranque automáticos del motor funciona de manera muy agradable y la caja automática es más suave que rápida.
La arquitectura del Clase C es de las pocas cosas que se mantiene inalterable, es decir, motor delantero longitudinal y tracción trasera, características comunes con su hermano mayor, el Clase S, con el que comparte plataforma modular. El CLA, por ejemplo, tiene su propia base de desarrollo: tracción delantera y motor transversal. Esto incide en un comportamiento ágil y dinámico, sin perder ni un ápice el confort de marcha marca de la casa (y eso que montábamos la suspensión de serie AGILITY CONTROL, hay un tren de rodaje deportivo y hasta suspensión neumática, única en la categoría salvo por el Citroën C5). La sensación de seguridad y aplomo es categórica, pero una dirección muy precisa y una capacidad de tracción tremenda nos permiten alguna licencia con el tren trasero como coche a propulsión que es.Sin perder un elevado nivel de confort para los ocupantes, la agilidad en curva del nuevo Clase C lo pone a la altura de todo un Serie 3
Para sacar la dualidad dinámica del nuevo Clase C, confort-deportividad, qué mejor que contar con el mando AGILITY SELECT mediante el que se pueden programar cinco modos de conducción diferentes (Confort, Eco, Sport, Sport+ e Individual), cambiando la respuesta del acelerador, el cambio o la dirección. Con las configuraciones más deportivas, la inmediatez en la respuesta del conjunto motor/transmisión mejora y, junto a unos neumáticos de serie de un tamaño muy lógico (225/40 R17), el Clase C ofrece un punto de diversión del que antes adolecía sin mermar el confort de los ocupantes.