BMW X4 xDrive30d

Un cliente tipo español que cambia de coche cada diez años y que mira al sector de reojo, únicamente en períodos concretos, bien antes de realizar una compra o después de esta adquisición para reforzar su decisión, hoy en día puede entrar en un concesionario de una marca como BMW y salir de allí comprándose un modelo de coche que ni imaginaba que existía. La Serie 3 de BMW, la berlina mediana de lujo más universal, ha derivado en pocos años de una oferta tradicional (sedán y familiar) y lúdica (coupé y cabrio) a un catálogo donde el cliente puede configurarse no solo el equipamiento y la mecánica sino el tamaño y el concepto del propio vehículo.A partir de la Serie 3, múltiples carrocerías; pocas más exclusivas y menos funcionales que este X4
¿Cómo se llega de la Serie 3 a este X4 que hoy probamos? Primero con un SUV medio, ya por su segunda generación, conocido como X3. Después desdoblando la polivalencia de la carrocería familiar ‘Touring’ con un nuevo molde denominado Serie 3 GT. Más tarde con la estrategia de los números pares que ha transformado la Serie 3 Coupé y Cabrio en Serie 4 Coupé y Cabrio, de la que ha nacido una tercera carrocería de tipo berlina deportiva, BMW Serie 4 Gran Coupé. Y el último giro de tuerca, precisamente sobre el X3, es este BMW X4, un SUV de tamaño similar a aquél (4,67 metros de longitud) y con una silueta tipo coupé sobreelevado como la que estrenó a gran escala el BMW X6 (4,87 m). Menos práctico y más caro que un X3 o Serie 3 GT, pero con un atractivo especial
La combinación de estilos es el mayor encanto del X4, que pierde polivalencia en detrimento de un diseño que, visto desde los tres cuartos trasero, recuerda al Serie 3 GT, siendo claramente menos habitable y funcional que éste por culpa de esa caída de techo tan característica hacia la zaga que concluye en un portón de gran tamaño. La silueta, pues, muy parecida a la su hermano mayor el X6 no favorece el aprovechamiento del espacio interior y sin embargo, antes de subirnos a él, nos embauca por su poderosa presencia –visto desde el frontal idéntico al X3- reafirmada por la altura libre hasta el suelo (204 milímetros) y los neumáticos de gran tamaño (245/45 R19 para nuestra unidad con acabado XLine).

Por maletero, el X4 se posiciona con sus 500 litros entre los 480 y 495 litros del Serie 4 Gran Coupé y Serie 3 Touring y los 520 y 550 l del Serie 3 GT y X3. Sin embargo, esta capacidad queda limitada hasta la bandeja rígida (que puede quitarse) y sobre todo por el diseño (muy vertical) del propio portón. Como solución, tres respaldos traseros abatibles 40/20/40 para alcanzar los 1.400 l volumen total de carga. Por lo demás, soluciones ya vistas en el X3 como el doble fondo con un piso abisagrado, redes y cintas laterales o una bandeja independiente plastificada.
En lo que se refiere a las plazas traseras, la distancia con el X3 a nivel funcional es todavía mayor. A pesar de sus tres cinturones posteriores, el X4 es un coche pensado para cuatro ocupantes. 37 milímetros más bajo que el X3, la altura libre hasta el techo queda penalizada por su estilo coupé y el acceso a ellas también se ve resentido. Por no hablar de una plaza central puramente testimonial, principalmente por culpa del abultado túnel central. El espacio para las rodillas es generoso gracias a su notable batalla de 2,81 metros.
¿Y si miramos los precios? El X4 se sitúa entre el X3 y el X6. El X3 xDrive30d (258 cv) es 3.650 euros más económico, mientras que el X6 xDrive30d (245 cv), además de más complicado de aparcar, es 12.500 euros más costoso. ¿Y fuera de BMW? Las miradas se dirigen a otra casa deportiva como Porsche que ha lanzado, casi al unísono con BMW, una modelo campero con vocación asfáltica como es el Macan. El equivalente al X4 xDrive30d, el Macan Diesel (también con motor diésel de 258 cv y tracción a las cuatro ruedas), es 3.500 euros más caro.
Con tres motores diésel y otros tantos gasolina, siempre con tracción total xDrive, y dos acabados disponibles XLine o el deportivo M, la gama X4 tiene una horquilla de precios entre los 47.900 y 64.700 euros, precisamente sendos PVP que marcan dos mecánicas diésel, la de acceso xDrive20d (con cambio manual de seis velocidades y 190 cv) y la superior xDrive35d (313 cv). Entremedias, nuestra unidad de prueba, el X4 xDrive30d con transmisión automática de ocho relaciones de serie (60.400 euros): sobresaliente por prestaciones, consumos y suavidad de funcionamiento.

a favor- Motor y comportamiento- Estética- Calidades y equipamientosen contra- Comportamiento off road- Habitabilidad trasera- Precio
Nos colocamos al volante y, antes de arrancarlo, la primera sensación nos transporta lejos, muy lejos, del X3: la posición de conducción del X4 es claramente más baja (en concreto 20 mm), pudiendo estirar las piernas como si de un coupé clásico se tratase. Por culpa del diseño exterior, la visibilidad trasera también queda aminorada por culpa de una luneta muy inclinada y unos pilares posteriores de gran grosor. Y la deportividad buscada (y encontrada) también deshecha los agarradores superiores de las puertas. Por lo demás el diseño del cuadro de instrumentos o de la consola, la distribución de los mandos, incluidos los del volante o el de gestión integral iDrive, y la pantalla a color de gran tamaño recuerda a otros BMW del mismo segmento. El colofón, unos asientos en piel y calefactados tan agradables al tacto como ajustados al cuerpo.

Es decir que la atmosfera deportiva y lujosa es muy perceptible en un X4 del que todavía queda lo mejor: conducirlo. Para esto, la primera clave está en el matrimonio de revista que conforma el motor diésel de seis cilindros en línea con tecnología TwinPower Turbo con el cambio automático Steptronic de ocho relaciones y uso secuencial con las levas o toques longitudinales con el sugerente pomo en el plano de la consola. Desarrolla 258 cv de potencia, pero sobre todo brilla por la enérgica y contundente respuesta que ofrece desde muy bajo régimen: 560 Nm disponibles entre los 1.500 y 3.000 rpm.

Esta capacidad de empuje y su elasticidad, con una zona media brillante donde en lugar de ir apagándose la mecánica de 3.0 litros gana en vigor, sólo puede entenderse con una transmisión suave, sin vibraciones, con desarrollos bien escalonados, rápida ante la mínima insinuación al acelerador, ideal para realizar adelantamientos fulgurantes: acelera de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos y su velocidad punta es de 235 km/h. Son prestaciones superlativas para un coche de su tamaño y peso (1.895 kg); como también lo son sus consumos reales, en un uso combinado y mezclando estilos de conducción se queda en unos razonables 7,9 l/100 km.

Y es precisamente ese sobrepeso, junto a un centro de gravedad alejado del suelo, lo que le resta al X4 la deportividad de otros BMW más bajos. Dicho lo cual, en asfalto se desenvuelve como muy pocos todocaminos pueden hacerlo: es tan cómodo, o más, que sus competidores directos (Audi Q5 o Volvo XC60) y mucho más ágil y rápido en sus reacciones gracias a un excelente bastidor y una tracción xDrive eficaz que desemboca en un comportamiento neutral. Más allá de las inercias que puede sufrir en curva (hay que ir muy rápido para notarlas), su aplomo en recta y la capacidad de aislamiento que ofrece la suspensión son sus puntos fuertes.
Porque fuera de asfalto, a pesar de contar con una geometría similar al X3, es un todocamino enfocado a una circulación tranquila para no dañar los bajos (desprotegidos por unos modestos ángulos off road). Dicho lo cual nuestro X4 cuenta con control de descensos e información específica off road (muestra cómo trabaja la tracción 4×4) para asegurar un buen nivel de tracción, más que en caminos complicados, en carreteras con baja adherencia. Sirva como muestra que en el X4 no se puede montar rueda de repuesto (ni siquiera kit antipinchazos), teniéndose que conformar con neumáticos RunFlat para rodar sin presión durante 80 kilómetros y sin superar los 80 km/h.Sin rueda de repuesto ni kit antipinchazos sus opciones fuera de asfalto disminuyen
OPINIÓN Y CONCLUSIÓN

Más allá de conducir un BMW con un señor motor diésel y un chasis dual comprometido con confort y dinamismo a partes iguales, uno se plantea a quién puede estar destinado un X4 teniendo un X3 (más barato y más espacioso) o los Serie 3 Touring o GT (mucho más baratos y muchos más prácticos). Y en caso de buscar sensaciones al volante con un cuatro plazas con buen maletero ahí están el propio Serie 3 Berlina o ya no digamos el Serie 4 Gran Coupé. Hay algo de marketing, desde luego, en este X4, generando una necesidad en el cliente que éste no tenía: ‘me he comprado un 4×4’ sin serlo. Porque el BMW X4, a pesar de contar de serie con la tracción xDrive, tampoco es un todocamino puro. ¿Entonces? Exclusividad y distinción (para algunos, un capricho) son valores inherentes al mercado de coches de lujo, y más a estas carrocerías mestizas que buscan captar clientes a los que el dinero les importa entre poco y muy poco.

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