Egipto da gas al turismo a ritmo de motocicleta vespa
Con el mismo entusiasmo con que salieron a las calles el pasado mes de enero para pedir la caída del régimen de Hosni Mubarak, una quincena de jóvenes participa en el Reto Cruzar Egipto, un recorrido de 17.000 kilómetros de norte al sur del país en nueve días para combatir la caída del turismo tras la Revolución del 25 de Enero.
‘Queremos decirle al mundo que sí, que hemos vivido malos tiempos, pero que ahora la gente puede volver a Egipto porque lo peor ha pasado y las cosas están bien’, explicó a Efe la estudiante Mona Al Madani, participante en la iniciativa, en la que participa un joven mexicano y que prevé llegar a su meta final el sábado 22.
Jonathan Romero, propietario de un bar y un restaurante en México, conoció a los organizadores por internet y decidió salir por primera vez de su país para unirse a la comitiva de motoristas.
‘Me habían dicho que las pirámides eran grandes, pero esto es lo más precioso que he visto en la vida, no paro de hacer fotos y los compañeros me dicen que guarde memoria para la cámara, que todavía queda mucho’, afirmó Romero, extasiado ante la vista de las tres pirámides de Giza que el sol teñía de rojo.
Tras unos días en Egipto, Romero aseguró que no le da miedo atravesar el país porque está seguro de que ‘los problemas que salen por la televisión están muy localizados’ y destacó que el carácter hospitalario de los egipcios le ha hecho sentir ‘como en casa’.
En este mismo sentido, la estudiante Al Madani opinó que ‘los medios de comunicación exageran’ al hablar de los disturbios que recientemente han sacudido el país, y explicó que el Reto Cruzar Egipto es la mejor prueba de que el de los faraones es un país seguro.
‘Estamos hablando de chicos y chicas viajando en ‘scooters’, que son motos muy frágiles, a través de 17.000 kilómetros durante nueve días’, relató antes de detallar el recorrido, que pasa por El Cairo, las poblaciones costeras de Dahab, Sharm el Sheij y Hurgada, así como las ciudades faraónicas de Asuan y Luxor.
En El Cairo, donde el tráfico es siempre caótico y los únicos que se atreven a conducir motos son los repartidores, autores de algunas de las infracciones de tráfico más suicidas de la capital egipcia, la llegada de una comitiva de motoristas en formación ataviados con cascos y guantes causó sensación.
A las puertas del recinto de las pirámides de Guiza, los camelleros, que suelen acosar a los turistas para que den paseos sobre sus animales a precios abusivos, observaban el espectáculo desconcertado ante unos visitantes ya provistos de montura.
‘Mis amigos me dicen que estoy loca, que si lo digo en serio, que el viaje no se puede hacer en nueve días, que si sé como conducir una moto…’, contó Al Madani, que aprendió a manejar la vespa hace solo un mes, justo a tiempo para poder participar.
Una vez dentro del recinto, con las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino a un lado y el sol poniéndose al otro, uno de los padres del Reto, Ahmed al Zogby, explicaba que la idea surgió ‘un viernes cualquiera cuando un amigo propuso viajar en ‘scooter’ a Sharm el Sheij (en el Sinaí)’ y el resto bromeó con llegar hasta Asuán, sur del país.
El proyecto pronto se hizo grande y el carácter reivindicativo de sus participantes, la mayoría de los cuales salió a las calles durante la Revolución del 25 de Enero, fue suficiente para que decidieran recorrer el país por una buena causa.
‘Tenemos dos objetivos, el primero es contar al mundo que Egipto tiene sitios increíbles y que no es tan peligroso viajar aquí, que es seguro’, aseguró Al Zogby, que agregó que la segunda razón es ‘decirles a los egipcios que ya basta de coches, que conduzcan bicicletas o motos y que sean más ecológicos’.
El joven aseguró con orgullo que el grupo es una muestra en miniatura de Egipto ya que entre los participantes hay egipcios y extranjeros, musulmanes y coptos, hombres y mujeres que han salido a la carretera para ayudar al turismo, una de las principales fuentes de ingresos del país, que en los últimos meses ha caído en picado.
Este año, las pérdidas en el turismo alcanzarán los 3.000 millones de dólares y las visitas e ingresos caerán un 25 por ciento con respecto a 2010, según estimaciones del Ministerio egipcio de Turismo.
Lejos de dejarse amilanar por las cifras, Al Zogby y sus compañeros empuñan los manillares de sus motos con la convicción de que ‘cualquier cosa es posible’.
‘Iniciativas como esta realmente pueden ayudar a Egipto, y tras la revolución hay tanta energía positiva flotando en el aire que si nos comprometemos, podemos hacer algo grande’, manifestó Al Zogby.
Por Laura Millan Lombraña