PSA activa su plan de supresión de 8.000 empleos en Francia hasta 2014

PSA indicó en un comunicado que cinco sindicatos, de los seis representativos, dieron su visto bueno al programa de acompañamiento de esa reducción de plantilla, que la empresa se ha comprometido a realizar sin despidos, y que conlleva también el cierre de una de sus factorías.

La planta de Aulnay sous Bois, en la periferia norte de París, donde trabajan unos 3.000 empleados, cerrará a comienzos de 2014.

Su actividad se ha visto muy perturbada desde comienzos de año por las continuas huelgas y protestas de una parte importante de su personal, lo que ha obligado a desplazar una parte de su carga de trabajo a otra fábrica de la región de París, la de Poissy.

De hecho, la dirección afirma haber encontrado soluciones para 1.650 de sus empleados (más de 1.000 en Poissy) y 800 para la reindustrialización de las instalaciones de Aulnay, que se encuentran en un punto estratégico, a 20 kilómetros de la capital francesa, junto a tres autopistas y al lado del aeropuerto Roissy Charles de Gaulle.

Otro de los centros de producción que más se verá afectado por el ajuste de PSA es el de Rennes, en el noroeste de Francia, en el que se reducirá su plantilla en 1.400 personas.

El resto de los recortes se llevará a cabo en las funciones de estructura, y en parte se hará a través de la no sustitución de las personas que se jubilen o que dejen la compañía por otras razones.

Este plan, anunciado en julio de 2012 para hacer frente a la difícil situación financiera del grupo y que pretende conseguir un ahorro de 600 millones de euros anuales, sucede a otro con el que, si se suman los efectos, supondrán una rebaja de los efectivos en Francia de 11.200 personas en dos años.

En concreto, la plantilla total en ese país debería pasar de 67.000 a mediados del pasado año a menos de 56.000 a mediados de 2014.

El último obstáculo, de carácter judicial, se había superado la semana pasada, con el rechazo el pasado viernes de la demanda presentada por la Confederación Francesa del Trabajo (CGT) y SUD, que en cualquier caso sólo podían retrasar el proceso.

El nuevo reto para la dirección es la negociación con los sindicatos a partir de mayo sobre un acuerdo de competitividad, con la referencia de lo conseguido a comienzos de año por el otro fabricante automovilístico francés, Renault.

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