Dodge lanza 707 caballos a la carretera con el nuevo Challenger SRT Hellcat
Antes de saltar a la pista del Circuito Internacional de Portland, el instructor de Dodge repasa con los periodistas que van a probar el nuevo Dodge Challenger SRT Hellcat 2015 las medidas de seguridad y el recorrido de la pista.
‘Recuerden, no pisen a fondo el acelerador porque terminarán dando vueltas. Tienen más de 700 caballos de potencia. Aceleren de forma progresiva. El Challenger recompensa la aceleración progresiva’, insiste.
Para ser más exactos, el Challenger SRT Hellcat 2015 tiene 707 caballos de potencia gracias a su motor HEMI Hellcat sobrealimentado de 6,2 litros en V8 acoplado a una transmisión automática de ocho velocidades.
O como a Dodge le gusta señalar: el ‘muscle car’ más potente nunca producido.
Un automóvil endiablado. Tanto, que Dodge tiene que ‘domarlo’.
Cuando el vehículo salga a la venta en Norteamérica en el tercer trimestre del año, el concesionario entregará al afortunado propietario de esta bestia del asfalto dos llaves, una roja y una negra.
Por si hay alguna duda, la roja significa ‘peligro’. Es la única que abre las puertas del infierno y libera los 707 demonios del Hellcat.
La negra ‘sólo’ deja las puertas entreabiertas, limitando la potencia del Hellcat del Challenger SRT (acrónimo de Street Racing Team, la unidad del Grupo Chrysler que se encarga de transformar algunos de los modelos del fabricante estadounidense en animales de alto rendimiento) a 500 caballos.
En la pista del Circuito Internacional de Portland nadie quiere oír hablar de la llave negra.
‘Los SRT que están en la pista tienen toda la potencia a su disposición. Un par motor de 650 libras/pies. Recuerden que gran potencia requiere gran responsabilidad’, insiste el instructor de Dodge.
Sentado frente al volante del Challenger SRT Hellcat la sensación es de potencia. Pero es cuando se acaricia el acelerador metálico el momento en el que de golpe el conductor entiende lo que se esconde bajo el capó.
El equipo de Dodge ha diseñado el Challenger 2015 como un claro homenaje al original vehículo de 1971 que inició la historia de este ‘muscle car’, pensado para competir con el Ford Mustang y el Chevrolet Camaro.
El exterior del Challenger 2015 es relativamente modesto, quizás no el de un vehículo que hará girar cabezas en las calles. Pero el sonido que emite por sus tubos de escape es toda una declaración de principios que nadie puede ignorar como fue evidente en las calles de Portland.
Parte del secreto del sonido del SRT Hellcat es que está diseñado utilizando una válvula controlada electrónicamente para resaltar sus características especiales.
De vuelta en la pista del circuito de Portland, la salida del Challenger SRT Hellcat es explosiva. El lanzamiento propulsa al conductor contra el respaldo de los asientos deportivos. En poco más de 11 segundos, el Challenger ha recorrido un cuarto de milla, o 402 metros.
En las curvas, el Challenger es estable y seguro, lo mismo que cuando se pisa el freno gracias a los Brembo de seis pistones y los neumáticos Pirelli 275/40ZR20.
El Challenger SRT Hellcat es la guinda de toda una familia de vehículos.
Ligeramente por debajo del impresionante Hellcat, se encuentra el Challenger SRT 392 con un motor HEMI de 6,4 litros en V8 y una potencia de 485 caballos disponible con transmisión manual de seis velocidades y automática de ocho.
Para los que la etiqueta SRT es más de lo que quieren, el Challenger estará disponible en otros ‘sabores’.
– Challenger SXT y SXT Plus con un motor de 3,6 litros Pentastar en V6 con una potencia de 305 caballos
– Challenger R/T, R/T Plus, R/T Classic y R/T Shaker con un motor HEMI de 5,7 litros en V8 y 372 caballos
– Challenger con un motor HEMI en V8 de 6,4 litros Scat Pack de 485 caballos de potencia
– Challenger 392 HEMI Scat Pack Shaker con un motor HEMI en V8 de 6,4 litros y 485 caballos de potencia.
Y la puntilla final, el precio del Challenger SRT Hellcat con 707 caballos será de 60.000 dólares en Estados Unidos. El Ferrari F12 Berlinetta ofrece 731 caballos por 318.000 dólares.
Julio César Rivas