Coches entre 15 y 25 años de antigüedad multiplican la posibilidad de morir
Esta es una de las conclusiones del estudio elaborado conjuntamente entre el RACE y el fabricante de componentes Bosch, en el que se expone que los coches más viejos, entre esos 15 y 25 años, obtienen los registros más altos de mortalidad en relación a los accidentes con víctimas.
El estudio apela a una estadística de la Dirección General de Tráfico (DGT) en la que entre 2009 y 2011 aumenta el número de los accidentes de vehículos con más de diez años en los siniestros con víctimas.
De este modo, si en 2009 los accidentes con víctimas de más de diez años eran el 16,8 %, dos años después han pasado a representar el 19,5 %, y en el caso de los de más de 15 años, la evolución en el mismo bienio ha sido del 5,3 % al 6,4 %.
Por contra, los accidentes con víctimas entre los coches de menos de diez años eran el 52,8 % en 2009 y dos años después reducían cuota al 47,6 %.
Estos datos están mediatizados, porque la misma estadística reconoce un 30,3 % de accidentes con víctimas en antigüedades de vehículos sin determinar, una porción importante y que puede añadir o restar valor a las categorías analizadas.
En este apartado influye sobremanera el progresivo envejecimiento del parque automovilístico español al reducirse la compra de coches nuevos de los 1,6 millones de 2007 a los 800.000 de la actualidad.
En este sentido, un 20 % de los turismos en 2011 tenía más de 15 años y casi la mitad más de diez, porcentajes que se han ampliado en los dos años siguientes.
También se subraya que en 5 años la edad media del parque automovilístico español ha pasado de 7,8 a 10,3 años y que más de un 45 % de los turismos que circulan lo hace con más de una década de antigüedad.
En el estudio se entra en el análisis de casos concretos como la meteorología, pues en una llovizna, el riesgo de fallecer en accidente se triplica en un automóvil de más de 15 años respecto a uno nuevo.
Las colisiones fronto-laterales, el 16 %de los accidentes de tráfico, el riesgo de muerte en un coche viejo es cuatro veces superior.
El estudio alude a un choque entre vehículos con una diferencia de edad de 20 años y establece que el conductor del moderno, de 2007, sufría heridas de consideración que no hacían temer por su vida, en tanto que el del viejo sufría lesiones al borde de la muerte y quedaba atrapado en la cabina.
Los sistemas electrónicos de seguridad, de serie o en opción, en todos los vehículos nuevos, son determinantes para eludir la muerte en un accidente de tráfico.
Así, el estudio constata que el ABS, hoy en el 90 % de la oferta, podría restar casi 4.000 accidente y evitar 59 fallecimientos, mientras que el sistema de control de estabilidad o ESP, en condiciones meteorológicas adversas, llegaría a reducir 723 accidentes por salida de vía.
Con el cinturón de seguridad se salvaría la vida de 115 personas; con los airbag reducir daños a los ocupantes en 4.150 siniestros; y con los reposacabezas evitar lesiones cervicales a 236 personas.
En cuanto a sistemas de última generación como el detector de fatiga del conductor se apuesta en el informe porque puede reducir la mortalidad automovilística en 112 personas, siempre que el conductor obedezca el aviso.
El informe recomienda que a la hora de publicitar un vehículo nuevo, por parte de los fabricantes, se dé prioridad a los sistemas de equipamiento en seguridad no como coste añadido al coche, sino como una inversión beneficiosa para el usuario.