VW Jetta Hybrid Sport
coupé, estaba basado en la platafomra MQB, la misma que estrenó el Golf 7. A la espera de una nueva generación derivada de este concept, Volkswagen continúa
en la brecha de las berlinas medias con su actual Jetta (en vigor desde 2011), modelo que amplió su gama con un sistema de propulsión híbrido que dio lugar al Jetta
Hybrid (2013)
que estos días hemos tenido la ocasión de probar en Autocity. Una berlina tecnológica, con notables prestaciones gracias a los 170 cv procedentes de sumotor gasolina 1.4 TSI de 140 cv y una segunda unidad eléctrica de 27 cv extras, y consumos muy acordes con las cifras de homologación (4,1 litros, equivalentes a 95
g/km de emisiones de CO2) sobre todo cuando circulamos mucho por ciudad, donde el motor eléctrico acoplado en la propia transmisión automática DSG de siete relaciones
tiene un mayor protagonismo en tareas de propulsión (y no tanto como regenerador de energía de las baterías de iones de litio).
resulta similar, el sedán tiene sus particularidades: en primer lugar porque por temas de precio y tamaño se debe conformar con un motor más compacto de cuatro cilindros en línea (por
los seis en ‘V’ del TT) y en segundo término que al ser un modelo más moderno ha permitido a Volkswagen introducir interesantes cambios como la apuesta por el doble
embrague DSG (en lugar del convertidor de par hidráuicio de ocho relaciones) y un paquete de baterías de iones de litio (no de niquel e hidruro de litio) de 1,1 kWh de
capacidad que apenas suponen un sobrepeso de 36 kilogramos (en total todo el sistema híbrido incrementa en 100 kg el peso respecto a un Jetta gasolina).
podría ser conocido como el enémigo público número uno: el Prius, menos potente (136 cv), pero más ahorrador (3,9 l/100 km) y mejor equipado a un precio
sensiblemente inferior. Y es que el Jetta Hybrid de 170 cv se vende desde 28.430 euros –versión estándar– o 30.010 euros -versión Hybrid Sport al que corresponde esta prueba-, esta última añade
unos neumáticos de baja resistencia a la rodadura más grandes (225/45 R17 en vez de 195/65 R15), faros bixenón y un ordenador de a bordo más avanzado. Dentro de la
propia gama, un Jetta Sport 1.4 TSI de 160 cv (gasolina) manual (no DSG) se oferta desde 24.650 euros € y un Jetta Sport 2.0 TDI de 140 cv (diésel) DSG cuesta 27.520
€. El posicionamiento del Jetta Hybrid se complicará un poco más si cabe con la llegada en otoño del nuevo Golf GTE, un moderno híbrido enchufable de 204 cv de
potencia con las siglas del compacto más demandado en Europa.
parrilla delantera carenada en color negro brillante
, y otros más sutiles como unos paragolpes optimizados y los emblemas ‘Hybrid’ bordeados en color azul en la propiacalandra, en las aletas delanteras, y en el portón bajo la óptica del lado derecho. Por dentro, se mantienen las notables calidades y terminaciones, así como un óptimo
espacio para cuatro ocupantes, limitándose los cambios al puesto de conducción, concretamente en el cuadro de mandos, donde se sustituye el tradicional
cuentarrevoluciones por un potenciómetro, que mediante una aguja roja nos indica cómo está funcionando el sistema híbrido: en la zona baja y en color verde el modo
‘Charge’ (al soltar el pedal del acelerador, el motor eléctrico trabaja como regenerador de energía), en la zona intermedia y en color azul el modo ‘Eco’ (en
aceleraciones suaves, ambos motores se turnan en favor de una conducción eficiente), en la parte alta y en color blanco el modo ‘Boost’ (con pedal del acelerador a
fondo, ambos motores buscan extraer su máximo potencial) y en el extremo contario el modo ‘Off’ (únicamente funciona el bloque TSI).
conducción más ecológica, registrando las medias de consumos o los kilómetros que hemos circulado sin hacer trabajar al motor de gasolina (cero emisiones). La tercera
forma de visualizar el trabajo del sistema híbrido es mediante la pantalla clásica de TFT de VW entre el velocímetro y en este caso potenciómetro, mediante la cual
puedes visualizar, además de múltiples funciones, controlar el flujo de energía entre el motor eléctrico y el térmico. En la parte inferior de la consola central se
incluye el botón ‘E-mode’ para forzar el funcionamiento del motor eléctrico, que en solitario puede recorrer un máximo de dos kilómetros a velocidades de hasta 70
km/h.Pulsando el botón ‘E-mode’ de la consola se pueden recorrer dos kilómetros en modo eléctrico
parte de culpa. Su funcionamiento general es muy suave, incluso acelerando al máximo en modo automático, el DSG hace desaparecer (casi por completo) esa sensación de
descoordinación de algunos híbridos (por ejemplo de Toyota con sus transmisiones CVT) que lastran tanto el refinamiento (a mucha carga) como las prestaciones. En el Jetta esto no
ocurre, con una capacidad de aceleración muy elevada (8,6 segundos de 0 a 100 km/h), por supuesto buenas respuestas a régimenes bajos, y también siendo capaz de
sostener cruceros por encima de los 200 km/h (concretamente, 210 km/h), números que lo colocan muy por encima de un Prius. Respecto al híbrido japonés, el modelo
alemán acopla la unidad eléctrica en la misma transmisión ofreciendo una respuesta más natural en cualquier fase de conducción: al acelerar a fondo no tienes que
vencer la resistencia del pedal (a pesar de que el motor eléctrico actúe como un regenerador) y al desacelerar tampoco existe esa sensación de freno-motor sino que el
Jetta Hybrid sigue su curso. Sin embargo, esta función regenerativa del motor eléctrico -extensible a todos los híbridos- sí que se percibe en el tacto del pedal de
freno, que como buen híbrido apenas ofrece mordiente en la primera mitad de su recorrido, teniendo que frenar a fondo para obtener respuesta.
firme
y una dirección precisa. En cuanto a los consumos, en una conducción mixta carretera-ciudad gasta más que un Prius: 4,6 litros en ciudad y 6 l. en carretera,según nuestro ordenador de viaje. Son consumos equilibrados en relación a sus notables prestaciones, que no distan mucho de las del Jetta gasolina de 160 cv (221 km/h y
8,3 segundos de 0-100) ni del ahorro de un Jetta diésel DSG de 140 cv (5,3 l/100 km.). En otras palabras, un híbrido que busca el equilibrio entre los mejores
atributos de un diésel y un gasolina.