Cuando en el otoño del año pasado BMW aumentó la familia X con este X1 ni los propios dirigentes de la marca bávara sabían el rumbo de su nuevo proyecto, que no viene a ser más que un Serie 1 con tracción total y suspensiones levantadas, para hacer viable su paso por terrenos fuera de asfalto en días de asueto. Después de probar la unidad más completa de este modelo, el xDrive23d de 204 cv de potencia máxima, lo que sí podemos afirmar es que el X1 se adapta a las nuevas circunstancias económicas y medioambientales del sector de la automoción. BMW es consciente de que los modelos más pesados y robustos véase BMW X5 o el propio X3, en el seno de la firma- pueden perder clientes en los próximos años y el X1 es la alternativa, ¿perfecta?
a favorCambio automático y tracción integralDinamismo y confort en marchaCapacidad de maleteroen contraDetalles del interiorInsuficiente fuera de asfaltoMotor ruidoso
Sus argumentos dinámicos le acercan más al segmento de los compactos que al de los todoterrenos. A nivel de cotas también parece bastante contenido, con una altura de 1,55 metros. A pesar de lo cual entra de lleno para competir con modelos SUV como el Ford Kuga, Audi A4 Allroad, Audi Q5, Skoda Scout, el Nissan Qashqai o Toyota RAV4. La batalla está servida. A igualdad de equipamiento y acabados, el X1 se ofrece por un precio superior al de todos estos rivales salvo el Q5-, pudiendo estar justificado, al menos parcialmente, por la calidad con la que está construido, repercutiendo así en una línea exterior de gran dinamismo. En un primer vistazo se reconoce la sangre deportiva que recorre sus venas. BMW ha querido distinguir entre las versiones más asequibles, sDrive (tracción trasera), y xDrive (tracción permanente a las cuatro ruedas), como por ejemplo la unidad probada en Autocity, cuyo precio de base se dispara hasta los 40.732,55 euros.
Dicen los más críticos del X1 que éste carece de encanto, de gracia, del toque distintivo de un BMW, como el X6 o el Serie 5 GT. Seguramente tengan razón, ya que su diseño de capó largo, línea de cintura ascendente, barras en el techo y zaga con portón, se asemeja, y mucho, a un X3 de dimensiones más cortas. De hecho el X1 está ideado sobre la plataforma del Serie 3 Touring, lo que le concibe como un producto muy habitable y confortable. Ergonómico y práctico, en este X1 no existe algo novedoso para un cliente BMW: todo está donde siempre. Así, con una longitud de 4.45 metros, una anchura de 1.79 m y una altura de 1.55 m, este X1 hay que definirlo como el benjamín de una familia ganadora -X- que buscará su público entre los hijos de habituales clientes de BMW, primeros clientes de la marca o, incluso, como segundo vehículo de familias con hijos. A nosotros nos parece una apuesta interesante que tiene como principal lastre un precio algo elevado.
Detalles a mejorar
Un Serie 1 más alto y pesado, con aspecto de urbanita que quiere salir de ruta los fines de semana. Es la mejor manera de definir un BMW que mantiene su frontal distintivo, destacando su parrilla ovoide doble en posición vertical y el marcado abombamiento de un alargado capó. De ahí, pues, que el habitáculo quede claramente encuadrado hacia el eje trasero, dejando un cofre notable para un coche de este segmento. Por cierto, los grupos ópticos tampoco sufren variación con respecto al último restyling del X3, otorgando un gran dinamismo al conjunto gracias a sus redondeadas ópticas antiniebla delanteras, hundidas sobre el paragolpes. Si se quiere revestir al X1 de todoterreno es imprescindible el paquete opcional X-line, que incluye una moldura plateada que recorre horizontalmente la entrada de aire del paragolpes delantero, unos faldones laterales diferentes y barras de techo de color negro. En nuestra unidad, el tope entre modelos de motorización diésel, BMW incrusta en la puerta delantera derecha, sobre el paso de rueda, el ADN del modelo: xDrive23d. El X1 tiene faros halógenos con luz diurna. Opcionalmente puede tener unos de doble xenón y, en este caso, los pilotos incluyen diodos luminosos o un sistema de iluminación adaptativa. También se podrán añadir como extras, el navegador, asientos deportivos, techo panorámico de cristal o cámara trasera, lo que incrementa el precio a la par que el confort.
Por dentro nos asombra el gran espacio que existe en las plazas delanteras para personas de una envergadura importante, gracias a una considerable altura hasta el techo las butacas van pegadas al piso- y unos asientos que se pueden alejar bastante del salpicadero. Para las plazas traseras cuyos respaldos se inclinan hasta los 31º– el asunto de la comodidad está más reñido, penalizado en parte por los 12 centímetros menos de longitud con respecto al X3. Con una altura notablemente inferior a la de un todoterreno al uso, el acceso al habitáculo del X1 queda algo limitado; no es cómodo. El maletero tiene una capacidad de 420 litros, 40 más que un Serie 3 familiar, ampliables hasta 490 litros con los respaldos en vertical, posición poco recomendable si se van a realizar viajes largos. Además, en el piso del maletero hay dos cintas de goma dispuestas transversalmente para sujetar bultos no muy grandes.
La presentación interior nos parece demasiado robusta y discreta para un coche de esta categoría y, sobre todo, este precio, llamándonos la atención el enorme espacio existente entre el tapizado del techo y el marco del parabrisas, o que la zona inferior del volante esté cubierta por una masa esponjosa poco acorde a un BWM. Sin ruidos por desajustes, tampoco nos ha agradado el plástico duro de la tapa del cuadro de instrumentos. Hablamos de un coche cuyos precios oscilan entre los 29.900 y 44.600 euros. BMW sí que gana a sus rivales por lo intuitivo que resulta todo cuando nos colocamos frente al volante, con toda la información del ordenador de viaje controlada por un joystick práctico entre los asientos delanteros, al alcance del conductor sin mayores problemas. En la zona delantera del habitáculo encontraremos dos portavasos, uno tras el cuadro de mandos y el otro se extrae pulsando un botón en el lateral de la consola central, invadiendo la zona del pasajero delantero.
Uniforme y seguro
La oferta mecánica de este X1 es bastante completa, con dos motores gasolina y cuatro diésel asociados bien a la transmisión manual o automática y con tracción integral o trasera. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar el tope de gama diésel, un xDrive23d de 204 cv que incluye de serie la tracción 4×4 permanente y el cambio automático de seis velocidades, ofreciendo unas prestaciones realmente deportivas: 6,8 segundos de 0-100 km/h y una velocidad punta de 205 km/h, con un consumo combinado de 6,3 l/100 km. El X1 transmite una agradable sensación de seguridad y solidez circulando por una carretera bacheada. En parte, gracias al sistema de tracción total xDrive, que interviene para corregir la trayectoria del coche, repartiendo normalmente la fuerza del motor en un 40-60% eje delantero-eje trasero, pero que ante condiciones adversas puede variarla hasta un 100% a alguno de los ejes.
El ruido del motor tubodiésel de cuatro cilindros es poco refinado, demasiado perceptible en el interior del coche, que responde con fiereza y progresividad hasta las 4.400 rpm sin inmutarse su chasis. Su aceleración no es brutal, como así acreditarían sus 204 cv, quizá por su uniformidad a la hora de subir de vueltas. La tracción total lo convierten en un coche infatigable, tanto en carreteras con curvas como en autovía, donde su potencial es indiscutible: 400 Nm a 2.000 rpm. Opcionalmente se pude incluir el sistema performance control, que actúa sobre la rueda interior trasera, frenándola para contribuir a que la dirección sea la que el conductor demanda. De suspensiones resulta más amable que otros BMW, rebotando menos en terrenos irregulares, y tiene una dirección estupenda. Con unas llantas de serie de 17 y opcionales de 18, el X1 es algo subvirador en circunstacias de conducción extrema, pero en ningún momento es un coche torpe, con dificultades para los cambios de peso, al contrario, es rápido y preciso.
El cambio automático de seis velociades es de serie en esta versión. Ofrece tres programas de funcionamiento: dos automáticos (normal y deportivo) y uno manual en el que el conductor selecciona las marchas dando toques longitudinales a la palanca. Las levas tras el volante suponen 143 euros más sobre el precio base. Infinitamente estable, el BMW X1 cuenta con el Efficient Dinamics, que incorpora una aerodinámica optimizada, un sistema de regeneración de la energía de frenado, servodirección eléctrica, bomba eléctrica de combustible y compresor desacoplable del climatizador, lo que repercute en que las emisiones de CO2 sea tan solo de 167 g/km.