Pocos habrán oído hablar de Tesla, una empresa americana dedicada a construir vehículos eléctricos fundada en 2003 por Martin Eberhard y Marc Tarpening, y cuya sede central se halla en San Carlos, California (USA). En principio se trata de un pequeño fabricante, pero dado el éxito que parece que ha tenido su primer modelo el Roadster- y la evolución de la automoción hacia una menor dependencia del petróleo, a medio plazo esta marca podría empezar a sonar muy fuerte. Del Roadster la marca americana ya ha recibido unos mil pedidos, los cuales no ha podido entregar en su totalidad ya que, de momento, la línea de producción está muy limitada, aunque a punto de ampliarse considerablemente.
Tesla ya ha confirmado que en la segunda mitad de 2009 venderá su modelo Roadster también en Europa, una vez que en primavera haya pasado todas las homologaciones necesarias para el mercado europeo, y a un precio aproximado de 99.000 euros. Además del Roadster, para 2010 Tesla tiene previsto lanzar una berlina de altas prestaciones y nivel de lujo para competir con los Audi A6, BMW Serie 5 o Mercedes Clase E. Y más adelante, en 2012, los planes pasan por comercializar un modelo más asequible. Los tres modelos serían propulsados de forma totalmente eléctrica, con un sistema similar al del Roadster.
Para centrar rápidamente al lector de qué es un Tesla Roadster, podríamos resumir el proyecto diciendo que se trata de un Lotus Elise al que se le ha sustituido el motor de gasolina por uno eléctrico. Cierto es que la carrocería presenta evidentes diferencias respecto al deportivo británico, pero se ha partido de esta base, las medidas exteriores son muy similares e incluso se montan los coches Tesla Roadster en la planta inglesa de Lotus. Ahora bien, lo totalmente revolucionario es el grupo propulsor: un grupo de pequeñas baterías de iones de litio similares a las de un ordenador que consiguen una potencia fabulosa.
Traducida a caballos de vapor la potencia de este motor compuesto por 6.831 pequeñas baterías es de 248 cv a 8.000 rpm. Pero si la cifra de potencia sorprende, más lo hace la forma de entregar la fuerza, ya que los 375 Nm de par se disponen instantáneamente, desde 0 rpm, y puede estirar hasta 14.000 rpm. El coche pesa 1.220 kilos, alcanza los 200 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, es decir, más rápido que un Ferrari. Su consumo es sencillamente de 0 l/100 km, básicamente porque no utiliza ningún tipo de gasolina; las emisiones de CO2 de 0 g/km, porque no hecha humos; y el coste de repostar, mejor dicho, de recargar la batería, dependerá de las tarifas de luz de cada municipio, pero en cualquier caso el coste será muy inferior al de llenar el depósito de un coche convencional.
Además es bastante utilizable, ya que sus baterías aguantan unos 400 kilómetros, y tras ello se recargan en unas tres horas y media. Por su parte, la caja de cambios tiene dos velocidades hacia delante y una hacia atrás. Por todo esto, la conducción del Tesla Roadster debe de ser de lo más peculiar, ya que no sólo sorprende por su tremendo empuje, sino también por la constancia de su curva de potencia y la ausencia total de tirones.