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Cuando apareció el MX-5, muchos lo compararon con el Lotus Elan de los 60, ya que planteaba unas soluciones similares: peso liviano y motor potente. El paso de los años es algo que no parece ir con el Mazda, ya que sigue tan joven y vigoroso como el primer día.
En 1989 Mazda lanzó un pequeño roadster llamado a convertirse en un clásico y que, además, a la larga serviría como revulsivo para que otras marcas creasen automóviles de corte similar y resucitar un segmento que no levantaba cabeza a causa de las severas normativas antivuelco Norteamericanas (principal mercado de este tipo de automóviles).Este roadster denominado MX-5 en Europa, supuso un éxito instantáneo en todo el mundo con cifras de venta muy abultadas. En un principio sólo se comercializaba con motor 1.6 hasta que en 1993 se introdujo una segunda variante con motor de 1.8 litros. Más tarde, en 1998, sufrió su primera modificación estética de importancia cambiando sus faros escamoteables por unos fijos, no tan espectaculares pero sí más prácticos, aunque manteniendo la esencia del coche.
br>Sergio Mendieta
Foto: Isabel Mirón
23 de Enero de 2003
Foto: Isabel Mirón
23 de Enero de 2003
UN JOVEN DE 13 AÑOS
En el año 2000 se le sometió a los últimos retoques estéticos para aproximar más el exterior a sus hermanos de marca: se incorporaron faros elipsoidales, un nuevo paragolpes, con faros antiniebla en la versión Sport, toma de aire frontal y pilotos traseros de nuevo diseño. Respecto al bastidor y equipamiento ahora cuenta con chasis reforzado, ABS de serie y repartidor electrónico de frenada además de un nuevo salpicadero con instrumentación en fondo blanco, y asientos de nuevo diseño.El MX-5 ha ido madurando de manera progresiva desde su lanzamiento puliendo sus escasos defectos a lo largo de trece años en el mercado, y que da una idea de lo bueno que tenía su concepto inicial. Es un biplaza descapotable económico, rápido y de tacto deportivo.
Con motor frontal colocado tras el eje delantero, tracción trasera y peso contenido, representa el concepto más puro de lo que debe ser un roadster, por lo que la diversión a la hora de conducirlo está asegurada a pesar de su limitada potencia.
Las motorizaciones de esta remozada versión son un 1.6 de 110 CV a 6500 rpm y una nueva versión del 1.8 que ahora dispone de distribución variable (denominada S-VT) y colectores de admisión y escape nuevos. Pasa a ofrecer 146 CV con un pequeño aumento de par de hasta 168 Nm a 5600 rpm; puede que estos incrementos no sean espectaculares sobre el papel, pero la diferencia entre ambos motores se deja notar en lo que a elasticidad se refiere. El motor 1.8 (de la versión probada) es mas suave y progresivo en las zonas baja y media del cuentavueltas que la versión 1.6. La caja de cambios es manual de cinco velocidades y automática de cuatro relaciones en el 1.6, y manual de seis velocidades en el 1.8, una verdadera delicia de usar, con recorridos cortos y precisos que requieren un pequeño periodo de adaptación.
Comportamiento delicado
COMPORTAMIENTO DELICADO
El coche es rápido y manejable en carreteras viradas gracias a su suspensión de doble brazo, pero tiene una acusada tendencia a descolocar la trasera que, aunque controlable, exige cierta prudencia con el acelerador en situaciones de poca adherencia pues no cuenta con control de estabilidad y cuando el firme no es bueno obliga al conductor a corregir continuamente la trayectoria.
La capota se coloca de manera muy sencilla y rápida, y no permite que se filtren muchos ruidos aerodinámicos; una vez abierta, la rumorosidad no llega a ser muy elevada a velocidades legales, pero cualquier persona de más de 1,75 m. queda demasiado expuesta a los elementos ¿Pero no es esa la verdadera filosofía de un roadster?.En cualquier caso, un verdadero capricho que no defraudará a quien guste de la conducción deportiva con la adquisición de uno de los modelos más emblemáticos de la historia reciente del automóvil.
Ficha