Subaru Legacy Outback

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TODOPISTAS CON ENJUNDIA

No negaremos que Subaru es una marca original y de minorías. Sus automóviles cuentan con ciertas excentricidades que les separan del resto: motores boxer, tracción integral, puertas sin montante Enmarcada en esa originalidad, la nueva generación del Subaru Outback se desliga definitivamente del Legacy. Subaru dota de personalidad propia al modelo que nos ocupa en esta ocasión, intentando que no sea simplemente la versión familiar del Legacy. Si bien el Outback comparte el 90% de su ADN con la ranchera de esta berlina, unas suspensiones sobreelevadas, neumáticos y llantas más generosos y defensas laterales y frontales marcan la diferencia.

A pesar de este cisma en la gama, ambos modelos se han visto sometidos a similares retoques estéticos, como son los nuevos grupos ópticos delanteros para mantenerse en boga. La compacta gama española de la marca queda así sólidamente enraizada en el segmento de los todopistas, con dos modelos parecidos pero distintos: el Forester, aceptado con calidez en nuestro mercado, y el Outback, que aporta el glamour y que compite con productos tan sólidos como el Allroad de Audi.
Ernest Viñals
24 de abril de 2002

Detalles

ALFOMBRA VERDE

Si en algo destaca el Outback es en su comodidad. Sea sobre carreteras secundarias o sobre pistas forestales, la suavidad de funcionamiento es total. La arquitectura boxer del propulsor, además de permitir rebajar el centro de gravedad del vehículo, reduce enormemente las inercias provocadas por la vibración, dado que las fuerzas de empuje en los cilindros están opuestas en el mismo plano. Este sin duda original propulsor es un 2.5 con doble culata de 4 válvulas por cilindro que eroga 156 CV de potencia. Esta cifra lleva al Outback a todas partes, aunque siempre con calma (no olvidemos la generosa tara de casi 1.500 kg), lo que seguro justifica que la versión superior cuente con un motor boxer de 6 cilindros y 209 CV. Gracias a la reductora de que están dotadas las versiones con cambio manual (con una relación bastante larga, todo hay que decirlo), el Subaru puede arrostrar algo más que simples pistas forestales. No podremos hacer trial, pero por lo menos mataremos el gusanillo…
Hagamos un alto en el precio de este peculiar SUV, que no renuncia ni a la carne ni al pescado. La singularidad se paga, y en este caso deberemos desembolsar casi 33.000 E para hacernos con este todopistas, si bien el nivel de equipamiento justifica sin duda ese precio.

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