Porsche Boxster

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EL SUMMUN DE LA DIVERSION

Ya está aquí, ya se han entregado las primeras unidades, y ya hemos tenido oportunidad de conducirlo. El nuevo Porsche Boxster (código interno 987) sustituye al conocido Boxster que vio la luz en 1996, y lo hace con una profunda evolución, pero no revolución. Es decir, que un 80% de la piezas del modelo que hoy presentamos son totalmente nuevas, pero que su filosofía ha sido la de continuar en la misma línea que ya inició el anterior Boxster (código interno 986).
  Porsche le tiene mucho cariño al Boxster, ya que con este deportivo salió de los números rojos, y significó para la marca un importante paso en el saneamiento económico, el cual alcanza hoy unos niveles excepcionales gracias a la impresionante acogida del Cayenne. Con el Boxster de hoy la marca de Sttugart alcanza unos niveles de prestaciones, exclusividad y efectividad asombrosos, y se mantiene como el roadster más deseado del mercado.
La gama se divide en dos versiones: Boxster (48.264 euros) y Boxster S (57.352 euros), bien con caja de cambios manual o Tiptronic. El primero desarrolla 240 cv, mientras que el segundo alcanza los 280 cv, permitiéndose el lujo éste último de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 5,5 segundos y llegar a 262 km/h de velocidad máxima. Pero si las cifras de prestaciones y el motor son excelentes, el comportamiento dinámico es todavía mejor, pues como veremos más adelante este nuevo Boxster es un “juguete diabólico” que además, gracias a las ayudas electrónicas, resulta seguro a la par que muy divertido. Sencillamente, de matrícula de honor.
Enrique Marco, Autocity
16 de Diciembre de 2004

Detalles

DETALLES

A primera vista destacan los faros redondos de inspiración más clásica, como ocurre con la nueva generación del 911. También unas tomas de aire frontales más grandes le diferencian, así como otras laterales colocadas delante del eje trasero. La trasera también varía, pero los cambios son mucho más discretos. El salpicadero también es de nuevo diseño y muy diferente al del anterior. Los nuevos Boxster montan ruedas más anchas, en llanta de 17 pulgadas (18 pulgadas en el Boxster S), y como elemento de seguridad pasiva incluyen airbags de cortina en combinación con los laterales de tórax (el primer roadster que lo ofrece). La capota sigue siendo de lona, aunque muy resistente y de accionamiento eléctrico. Opcionalmente se puede montar el hard top (techo duro de aluminio), que cuesta 2.419 euros.
Las cajas de cambios de serie son manuales de cinco (el 2.7) o seis velocidades (el 3.2), u opcionalmente Tiptronic de cinco marchas. El Boxster más asequible continúa con el motor de 6 cilindros y 2,7 litros de cilindrada, pero con un potencia 12 cv superior, llegando así a los 240 cv. Su velocidad máxima es de 256 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h se puede realizar en 6,2 segundos; mientras que su consumo es de 9,6 l/100 km como media. La opción más potente, con sus 3,2 litros de cilindrada, gana 20 cv para llegar a 280 cv, y alcanza unas prestaciones de vértigo: 5,5 segundos en el 0 a 100 km/h y 268 km/h; mientras que el consumo es de 10,4 l/100 km de media. En definitiva: ambos incrementan sus prestaciones sin penalizar en consumos.
IMPRESIONES DE CONDUCCION

Arrancar el Boxster y comenzar a rodar con él es entrar inmediatamente en un mundo de sensaciones; de sensaciones, por cierto, extremadamente placenteras para los amantes de la conducción deportiva. Tuvimos oportunidad de probar tres versiones: el Boxster 2.7 de 240 cv y caja manual de cinco velocidades, el Boxster S 3.2 de 280 cv y cambio manual de seis velocidades, y este mismo con caja Tiptronic. Todos con el recomendable“paquete sport” opcional (2.300 euros).
Sentarse ante el volante de cualquiera de las versiones es una gozada, tanto por la perfecta postura de conducción como por la calidad de todos los materiales del salpicadero, además de por la visión del capó con los laterales abultados. Una vez acomodados, giramos la llave de contacto (situada a la izquierda) y comienza el festival.

La conducción de “la criatura más civilizada de Sttugart” (el modelo básico) es ya una experiencia muy agradable, pues con 240 cv de potencia y 270 Nm de par, para 1.295 kilos de peso, las reacciones son muy rápidas, necesitando sólo 6,2 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h. El paso por curva es ejemplar, y la frenada –como es tradición en Porsche- de referencia. Además a todas estas sensaciones le acompaña el sonido, claramente notable y muy sugerente.

Pero llega el momento estelar de la mañana, y nos subimos en el Boxster S. A altos regímenes de revoluciones el empuje del Boxster 2.7 es ya tan alto que en este 3.2 se observan diferencias pero no muy abultadas. Ahora bien, con 320 Nm de par, a medio régimen el “S” se nota mucho más lleno; y unido a la caja de cambios de seis velocidades nos da la impresión (y la realidad lo es) de tener una fuerza impresionante en cualquier momento. Y como guinda al pastel… ¡el sonido! Si ya el Boxster “pequeño” suena bien, lo de éste parece la Royal Philarmonic Orchestra, por lo que entre unas cosas y otras la sangre le hervirá hasta al conductor más sosegado.
Ya hemos hablado del gran comportamiento dinámico del Boxster, pero si pulsamos la tecla “Sport” situado en la consola central, todos los parámetros de motor, suspensión, controles electrónicos, etc se vuelven más deportivos. En ese momento, y con los 280 cv del motor de 3,2 litros, conducir el biplaza de Porsche se vuelve un ejercicio sumamente gratificante. Sorprende especialmente la actuación del control de estabilidad, que en modo “Sport” permite derrapar unos centímetros y sentir así el verdadero poder mecánico. Eso sí, sin necesidad de contravolantear ni tener que realizar ninguna floritura al volante, la electrónica nos reconduce por su sitio, logrando así un compromiso entre diversión y seguridad francamente fabuloso.
Por último condujimos el modelo con caja de cambios Tiptronic. De este modo podemos elegir entre la función totalmente automática o la secuencial, la cual se acciona mediante los mandos situados en el volante. Respecto a los primeros Tiptronic, el sistema actual ha ganado en rapidez y agrado de utilización, aunque todavía pierde prestaciones frente al manual y se queda un poco “descafeinado” para un vehículo de corte tan deportivo.

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