Los papamóvil, coches ostentosos y blindados

Con la llegada a la Santa Sede de Pío XII, se comienzan a solicitar los primeros coches de flota, básicamente a Mercedes, que regala los primeros coches en los que viaja el pontífice.

Antes, en 1960, con la llegada al trono de Juan XXIII (1959-1963), la nueva limusina del pontífice sería otro Mercedes, un 300 D Landaulet cuya velocidad punta era de 160 km/h.

A Juan XXIII le sucede en el trono Pablo VI (1965-1978), que encarga uno de los coches más prestigiosos, lujosos y demandados por los mandatarios mundiales del momento, el Mercedes 600 (en producción desde 1963).

De la mano de Mercedes, la flota del Vaticano siguió creciendo en la etapa de Pablo VI: un 300 SEL Sedán y dos 300 SEL Sedán L fueron las nuevas joyas que servía de medio transporta para altos cargos de la Santa Sede.

Y entonces llegó Juan Pablo II (1978-2005), apodado el ‘Papa viajero’, que se encuentra con un Mercedes 230 G que tanto a él como a sus propios servicios de seguridad les genera desconfianza, por culpa principalmente de una cúpula de plástico desmontable.

Es entonces cuando Juan Pablo II se encapricha de un Fiat Campagnola completamente descubierto, todo una pesadilla para sus guardaespaldas, como poco después se demostró al salir malherido de un intento de asesinato (mayor de 1981).

En 2002, llega el papamóvil más recordado de la historia, un Clase M (V8 de 272 cv) modificado y que estaba basado en el mismo concepto que aquel Clase G de los 70-80

No prosperó, pero en principio este Seat Panda era el coche que se iba a preparar para la visita oficial del Papa Juan Pablo II a España en 1982.

Finalmente, el gobierno español encarga a la empresa Tecnitrade un vehiculo excesivo, un acorazado con ruedas: un Range Rover de 6,5 toneladas de peso que hoy todavía se conversa en perfecto estado en el depósito de El Escorial.

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