Motores diesel de Ford

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Ford: la familia TDCi: Diesel de vanguardia

Los diesel de Ford han experimentado una notable transformación en los últimos años; hasta llegar a una oferta en la que las siglas TDCi -turbodiesel de inyección directa por ‘common rail’- constituyen una garantía de brillantez, prestaciones y bajo consumo, como hemos podido comprobar en las pruebas realizadas.

Ford adoptó la inyección directa diesel en su familia TDDi, tanto en la gama Mondeo como en la Focus, y más tarde también en los Fiesta. Pero ha sido con la adopción del sistema de rampa común (common rail) cuando ha dado el gran salto cualitativo que ha hecho de los motores TDCi una de las mejores ofertas turbodiesel del mercado.
Enrique Marco, Autocity.
4 Octubre de 2002.

Mondeo 2.0 TDCi

Mondeo 2.0 TDCi

En el caso del Mondeo, Ford acuñó una nueva generación de motores bajo el nombre de Duratorq, beneficiándose de las técnicas más recientes en el diseño de motores, a partir de un bloque de 4 cilindros realizado en una precisa fundición de hierro, en el que se estudiaron a fondo sus formas para conseguir una gran rigidez y reducir al máximo las vibraciones. Un bastidor de aluminio refuerza la rigidez estructural del conjunto motor con el cárter del embrague y el acoplamiento de la caja de cambios. Esta técnica específica ha permitido el ahorro de 8 kg de peso sólo en el bloque motor. Seis tornillos por cilindro, en lugar de los 4 habituales, garantizan la estanqueidad de las cámaras de combustión.

En estos motores, la culata de aluminio aloja 4 válvulas por cilindro en posición vertical. El inyector se sitúa en el centro de la cámara y las válvulas son accionadas a través de balancines con empujadores hidráulicos, con dos árboles de levas de último diseño, pensados para durar toda la vida del motor sin requerir ninguna intervención de mantenimiento. La cadena que acciona los árboles de levas tampoco requiere ningún mantenimiento específico. El rendimiento final se ve mejorado por un radiador del aire de admisión (‘intercooler’) así como por un turbocompresor de baja inercia y geometría variable.
Así el corazón motriz del Mondeo 2.0 TDCi, con sus 130 CV se ha convertido en uno de los turbodiesel de referencia del mercado. Con una relación de compresión de 18,2 a 1 y alimentado por inyección directa ‘common rail’ desarrollada por Delphi, da sus 130 CV al muy conservador régimen de 3.800 rpm, entregando un par máximo de 33,7 mkg a sólo 1.800 rpm. Este par y estos bajos regímenes le permiten tirar de unos desarrollos largos que, aparte de disminuir el esfuerzo mecánico y permitir un mínimo nivel sonoro, le consienten unos bajísimos consumos para un turismo de su nivel, cifrados en 5,9 litros/100 km en el promedio mixto combinado.
El secreto de le eficacia de la inyección TDCi reside en la acumulación del combustible a presión en un conducto común (common rail) que permite una inyección del gasóleo rápida y precisa, así como perfectamente adecuada a las necesidades de funcionamiento del motor en cada momento, sin que la presión disponible dependa del régimen de giro. Este conducto común es alimentado por una bomba rotativa que mantiene la presión, que permite que el gasóleo afluya a los inyectores a alta presión a través de un conducto único y común para los 4 cilindros. La centralita de gestión electrónica de la inyección dosifica con precisión la cantidad de combustible a inyectar así como el momento de llevarla a cabo, en función de una serie de parámetros predeterminados, según el régimen de giro, carga del motor, temperatura, presión de soplado, etc.
Y como factor clave de la eficiencia del motor no hay que olvidar el turbocompresor de geometría variable, dotado de válvula de retraso de apertura de presión máxima que permite una función de incremento transitorio del par, el llamado ‘overboost’ que asegura una mejora adicional del par disponible que puede subir durante unos segundos de 33,7 a 35,7 mkg con el acelerador pisado a fondo, potencia extra que facilita aumentar la seguridad durante una maniobra apurada como un adelantamiento. Detalles todos que permiten al Mondeo 2.0 TDCi 130 CV unas sensacionales prestaciones, plasmadas en más de 200 km/h de velocidad punta (203) y menos de 10 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h (9,9).

Focus 1.8 TDCi

Focus 1.8 TDCi

Un precedente en esta brillantez TDCi ya lo ofreció antes que el Mondeo el Focus, que en su versión 1.8 TDCi de 115 CV tenía el máximo rendimiento a la cilindrada en su categoría, con un nivel muy respetable de prestaciones, y sobre todo, con una gran suavidad de respuesta y un consumo mínimo, por debajo de la competencia. El 1.8 Duratorq TDCi de 115 CV es un motor soberbio en rendimiento, realizado a partir del bloque de fundición de 1.753 cc y culata del mismo material y 8 válvulas, modificado con un sistema de inyección ‘common rail’ de alta presión (más de 1.400 bares) y 18,5 a 1 de relación de compresión, y protegido por una sofisticada electrónica, que hasta se encarga de cortar el soplo del turbocompresor si la temperatura de la culata se eleva por encima de ciertos límites… El turbocompresor es de geometría variable, soplando un generoso ‘intercooler’ que permite una adecuada temperatura del aire de admisión. El resultado son 115 CV a sólo 3.800 rpm y un par máximo de 25,5 mkg a 1.850 rpm, capaz de llegar en momentos puntuales (overtorque) si se le pisa a fondo a los 28 mkg… Nada menos que casi un 30% más de potencia que el motor TDDi y hasta un 25% más de par. Unas cifras muy serias para un motor de 1.753 cc, el menor de su categoría, y encima, con un nivel de suavidad y silencio singulares.
Con 115 CV este Focus TDCi anuncia 196 km/h de velocidad máxima, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 10,8 segundos, unos registros sensacionales para un 1.8 turbodiesel. Y todo ello con unos consumos realmente mínimos para este nivel de prestaciones: el mínimo oficial extraurbano es de 4,5 litros de gasóleo cada 100 km, subiendo a 5,5 en el combinado y a 7,2 en el ciclo urbano.

Tan fulgurantes prestaciones, tanto en el Mondeo como en el Focus van acompañadas de una excelente agilidad dinámica con un comportamiento rutero absolutamente sobresaliente, gracias a la extraordinaria eficacia de sus respectivos bastidores, reforzados por unos generosos trenes rodantes con llantas de 16 pulgadas de diámetro y neumáticos casi idénticos (255/50 VR 16 en el primero y 205/50 VR 16 en el segundo).
Con unas experimentadas suspensiones a base del conocido esquema de eje Mac Pherson delantero y un eje posterior multibrazo en el Mondeo y también multibrazo (‘control blade’) en el Focus, completados por unas barras estabilizadoras muy bien graduadas, su agilidad dinámica es excepcional, con un comportamiento al límite francamente difícil de mejorar en los dos, poco subvirador y con una zaga inamovible, además de un muy buen compromiso entre confort y agarre gracias a una amortiguación que controla muy bien el balanceo sin llegar a afectar a la absorción de las desigualdades del piso.

Fiesta 1.4 TDCi

Fiesta 1.4 TDCi

Pero la oferta TDCi de Ford no se limita a sus modelos superiores, ya que ahora también el nuevo Fiesta se beneficia de la misma. La llegada del nuevo Fiesta 1.4 TDCi ha supuesto un nuevo impulso a esta tecnología en los motores de baja cilindrada. En efecto, este nuevo bloque de 1.399 cc realizado íntegramente (bloque y culata) en aluminio, desarrollado conjuntamente con PSA, goza de unas notables cualidades de suavidad, economía y fiabilidad, desarrollando 68 CV a 4.000 rpm con un par máximo de 16,3 mkg a 2.000 rpm. Además cuenta con innovaciones que van mas allá de la inyección ‘common rail’ (a 1.400 bares de presión) dotada de inyectores piezoeléctricos Siemens, o el volante motor de doble masa, que junto a un especial sistema de anclaje del motor al bastidor aíslan el conjunto aún más de las escasas vibraciones que produce este motor, logrando una de las mejores economías de uso y consumo de su categoría.
Este 1.4 TDCi da su potencia máxima a 4.000 rpm, con un par máximo de 16,3 mkg a 2.000 rpm, que es en realidad constante entre 1.750 y 2.500 rpm, donde suministra el 96% del mismo. Un motor de mínimo consumo para su rendimiento, que anuncia un consumo mixto combinado de 4,3 litros/100 km, con unas prestaciones oficiales de 164 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h en 14,9 segundos. Es además un motor muy suave y silencioso, muy bien insonorizado con un empuje muy lineal, sin efecto turbo, desde las 1.700/1.800 rpm, para girar muy cómodo entre 3.000 y 3.500 rpm.

Y al igual que en sus hermanos mayores, el comportamiento dinámico del nuevo Fiesta 1.4 TDCi es igualmente irreprochable, marcando una clara progresión sobre el ya muy bueno de la anterior generación. El esquema de suspensiones es el clásico en los polivalentes modernos, con un eje Mac Pherson independiente delantero y un semitorsional trasero en ‘U’, con una barra estabilizadora delantera de 19 mm y sin ella detrás. Un esquema sólido y probado, que permite una notable nobleza de reacciones, haciendo del Fiesta TDCi un coche siempre intuitivo y fácil de conducir. En resumen, unas nuevas siglas éstas de TDCi que sirven para marcar la vanguardia tecnológica diesel de Ford.

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