Subaru Impreza 2.0T WRX SW

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FAMILIAR DE CARRERAS

Por Enrique Marco, Autocity
12 de febrero del 2001
La segunda generación del Subaru Impreza se ha presentado recientemente con significativos cambios estéticos y alguna que otra variación mecánica. No obstante, la filosofía del modelo japonés sigue siendo la misma, conservando su configuración y sus 218 CV de potencia.

La versión Sports Wagon del Impreza Turbo resulta un vehículo curioso y prácticamente sin competencia. Decimos sin competencia porque sus teóricos rivales -el BMW 330 Xi Touring, el Audi A4 2.8 Quattro Avant y el Volvo V40 T4- ofrecen un diseño mucho más discreto y un comportamiento menos radical. Además, el precio de los dos primeros es superior en más de un millón de pesetas.
Agradecemos la cesión de la unidad probada al concesionario Automóviles Aragón 4×4.

Diseño

DISEÑO

El lavado de cara al que ha sido sometido el Impreza podrá gustar o no gustar pero desde luego que su aspecto no pasa desapercibido (tampoco es que el primer modelo fuera muy discreto). Los pasos de rueda ensanchados, el paragolpes delantero con sus generosos faros antiniebla y el espectacular capó con la entrada de aire central, proporcionan al Impreza un aire de lo más agresivo, pero todavía resulta más peculiar que estos elementos deportivos se den en un vehículo con carrocería familiar.
En el interior se respira igualmente un claro aire de deportividad, presidido por un volante de cuero firmado por Momo y con los acabados del salpicadero y consola en símil de aluminio. La instrumentación es la justa, siguiendo la norma de los automóviles japoneses aunque el equipamiento tiene todo lo imprescindible, y algo más, en un coche de su precio. Como ejemplo podemos citar que los airbags para conductor y acompañante, airbags laterales, climatizador, cierre centralizado con mando a distancia, espejos retrovisores eléctricos y calefactables, asientos deportivos e incluso el techo solar y la pintura metalizada son de serie.

Conducción

CONDUCCIÓN

Las modificaciones efectuadas en la mecánica no han afectado a la cifra de potencia máxima pero sí a la curva de potencia, algo más plana, y al nivel de emisiones contaminantes, más reducido. En materia de chasis, el sistema de transmisión sigue siendo el mismo aunque la amortiguación y el equipo de frenos ha sido mejorado.
Entrar en el Impreza Turbo y acomodarse en su asiento tipo baquet nos transporta de inmediato a un ambiente ‘racing’, no sólo por los elementos deportivos, como el volante o los pedales, sino también por la silueta del capó que vemos a través del parabrisas. Sin embargo, al girar la llave de contacto e iniciar la marcha, la suavidad de su manejo y el nivel de decibelios parecen más propios de una berlina de gama media-alta. Sólo el característico murmullo del motor boxer nos hace pensar que se trata de un coche un tanto especial. Hasta algo más de las 3.000 rpm el Impreza se comporta como un coche ‘normal’, pero a partir de ese momento y manteniendo el pie a fondo sobre el pedal de acelerador, un vendaval se desata y rápidamente la espalda se aplasta contra el respaldo del asiento (ilustrativa es la cifra de aceleración de 0 a 100 km/h: 6,2 segundos).

En cuanto al comportamiento, las sensaciones que produce son las que se esperan de un modelo tan deportivo. Entre los retoques efectuados en la suspensión y las llantas de 17 pulgados con neumáticos 215/45 (antes 205/50 R 16), la estabilidad es sobresaliente en cualquier terreno mientras que la capacidad de tracción en firmes deslizantes queda garantizada por su sistema AWD con diferencial central viscoso y LSD trasero. En definitiva, el Subaru Impreza 2.0 Turbo WRX Sports Wagon transmite una sensación total de seguridad, alcanzando una elevada velocidad de paso por curva sin problemas, eso sí, siempre y cuando no se sobrepasen los límites de la física.

Ficha Técnica

FICHA TÉCNICA

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