Renault Scénic 1.9DCI

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PRACTICO Y POTENTE

No soy muy amigo de decir de un coche que es el mejor, porque todo es discutible más aun en una industria tan competitiva como la del automóvil, pero en el caso del Scenic es difícil encontrar un rival que le pueda hacer sombra desde un punto de vista global.

Estéticamente hay poca gente a la que no guste el nuevo Scenic. La audacia creativa de los diseñadores de Renault es evidente, pero sus trabajos tiene como resultado modelos atractivos y modernos, pero casi nunca demasiado llamativos o chocantes. Además ante todo es una línea práctica que favorece la luminosidad interior y una excelente visibilidad desde el puesto de conducción.
En el interior pocos son los detalles prácticos que se puede echar en falta, pues la cantidad de huecos portaobjetos es inmensa y las posibilidades desde le punto de vista de la versatilidad son bastante amplias. Si bien es cierto que hay competidores con más espacio, no lo es menos que al Scenic se le puede sacar un inusitado partido.
El equipamiento de serie es muy bueno y los acabados están en general a buen nivel. Además, incluye varios detalles novedosos como la tarjeta de apertura a distancia o el arranque por botón que añaden un innegable atractivo tecnológico y también práctico.
Y en marcha lo mejor que se puede decir es que no parece un monovolumen, sino una berlina compacta. Es ágil, la posición al volante ha mejorado un mundo respecto a la anterior generación de Scenic, el motor está sobrado de fuerza y genera un sonido bastante comedido y en carretera ofrece una estabilidad que anima a tomarle confianza enseguida por la seguridad con que admitió todo tipo de perrerías malintencionadas.
 
Carlos Lera, Autocity
14 de enero de 2004.
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Interior
y equipamiento

INTERIOR Y EQUIPAMIENTO

La unidad de que dispusimos correspondía al modelo más alto de la gama, el ‘Luxe Privilege’, por lo que evidentemente la dotación era realmente amplia de serie. Su precio está en consonancia, aunque sin tanto apellido se puede adquirir un Scenic similar pero algo menos equipado por 3.000 euros menos.
La posición de conducción es francamente buena, como en un turismo, con el volante sin la excesiva inclinación de la anterior generación Scenic. Eso sí, como sucede en muchos Renault quienes calcen un 45 o más tendrán problemas con el pedalier. El arranque se efectúa sin necesidad de girar la llave… por que no la hay. En su lugar se introduce una tarjeta que no es necesario manipular para abrir las puertas al acceder al coche, pues se activa la apertura y el cierre por proximidad de este al vehículo. Para poner en marcha el motor de arranque una vez introducida la tarjeta en su ranura basta con pulsar un botón que de forma automática respeta el calentamiento de las resistencias del motor y mantiene el funcionamiento de la puesta en marcha hasta que el DCI empieza a girar por sí mismo. Otro práctico sistema es el de freno de mano. El freno de estacionamiento se acciona mediante un tirador que está a la izquierda del conductor, por lo que no hay una molesta palanca en el centro del piso. Cuando se pone el coche en marcha al engranar una marcha se desactiva el sistema de retención automáticamente.

Huecos para trasportar objetos hay por todas partes, unos con tapa y otros sin ella. En las puertas delanteras ofrece un amplio cajón estrecho pero de gran profundidad, bajo la palanca de cambios hay posa vasos fijos en los que encaja el cenicero móvil y la guantera frente al pasajero goza de una capacidad excepcional y va refrigerada. Bajo los asientos delanteros también hay cajones. Entre el conductor y el acompañante hay un hueco muy amplio con luz y dos tapas individuales que hacen las veces de apoyabrazos. Este conjunto se desplaza longitudinalmente mediante un sistema electromagnético que puede dejarlo al alcance de los pasajeros de la segunda fila o situarlo a la altura del cuerpo de los ocupantes de las plazas frontales. Como en su antecesor se aprovecha el suelo para ofrecer en las plazas traseras dos interesantes portaobjetos que complementan a los que se sitúan en las puertas de detrás.
Las tres plazas traseras son individuales y se puedes desplazar longitudinalmente para ganar espacio para las piernas o primar la carga del maletero. Estos asientos se pueden retirar uno a uno mediante un cómodo sistema y también pueden abatirse individualmente. Los pasajeros disfrutan de bandejas abatibles colocadas en el respaldo de los asientos delanteros.
El equipamiento incluye climatizador automático con salidas de ventilación para las plazas traseras y ordenador de viaje cuyos datos se visualizan en la pantalla central que aglutina toda la instrumentación, que es digital. El equipo de sonido con mandos en la columna de dirección se incluye de serie.
Por último, los 430 litros del maletero no son muchos en comparación con sus mejores competidores, aunque las formas del portaequipajes son muy regulares y cuenta con la posibilidad de acceder al espacio de carga levantando la luneta trasera independientemente, sin necesidad de abrir todo el portón.

Comportamiento

COMPORTAMIENTO

Si las mejoras respecto al anterior Scenic se han producido en todos los aspectos, es precisamente en el comportamiento donde con más certeza se puede afirmar que es mejor que su predecesor de forma completamente objetiva. La primera serie del Scenic recordaba más a una furgoneta que a un turismo desde el momento en el que el conductor se acomodaba frente al volante. El aro estaba muy inclinado, el asiento alto y la butaca horizontal. Ahora el asiento puede ser tan vertical y más alto que antes pero además permite una regulación mucho más amplia en altura gracias a la cual y junto al volante regulable ya se logra una posición de conducción mucho más propia de un turismo.
Lo más importante no obstante se esconde en la mecánica. El comportamiento del Scenic es francamente sano y seguro. Subvirador como todos los monovolúmenes, resulta no obstante menos pesado de morro de lo habitual. Es, dentro de lo que cabe, un coche neutro hasta llevarlo a un límite poco razonable para un vehículo familiar y, una vez llegados a situaciones en las que hace falta realizar una actuación de emergencia, la reacción intuitiva de cualquier conductor sin especial preparación es la que exigirá el coche. Eso sí, el control de estabilidad ESP es lamentablemente opcional.

El nuevo Scenic vira más plano, da la impresión de tener el centro de gravedad más bajo y por eso la estabilidad y el comportamiento en curva son mucho mejores, aunque parezca un poco menos ágil. Además ambos ejes responden con mejor talante a las fuerzas laterales. Ya sea acelerando o en vacío el tren delantero mantiene la dirección con más precisión, mientras que el trasero goza de un guiado noble, todo sin perder comodidad.
MECANICA

El motor 1.9 DCI de 120 caballos supone la opción más potente alimentada por gasóleo de la gama Scenic, por encima del 1.5 DCI de 80 caballos. Su rendimiento no defrauda ni por potencia ni por consistencia y par a cualquier régimen. No es un diesel ruidoso ni brusco cuando comienza a coger inercia el turbo, aunque ciertamente empuja con fuerza y recupera muy dignamente y desde muy abajo.
La caja de cambios manual de seis velocidades ofrece un escalonamiento correcto para un uso familiar y económico, pero sin dejar por ello ‘matado’ al motor en cuanto a prestaciones. Su funcionamiento me pareció muy correcto, con un mando preciso y recorridos cortos entre marchas; incluso la sexta no quedaba muy a desmano, como a veces ocurre.

En la marcha más larga los 300 Nm de par a 2.000 rpm. hacen posible rodar sin cambiar a quinta en autopista más que en contadas ocasiones, y en carreteras para adelantar y poco más, pues resiste perfectamente desde 100 km/h con aceptable capacidad de recuperación. Los consumos son razonables, aunque no destacan como los mejores pero se encuentran a buen nivel teniendo en cuenta las buenas prestaciones y las seis velocidades. En uso mixto, con un 80 por ciento de autopista sin desniveles importantes a una media de 130 km/h y el 20 por ciento restante en ciudad con tráfico fluido, nuestra medición arrojó 8,0 litros a los 100 kilómetros.

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