Renault Clio 1.6

Probamos la versión de gasolina más potente de la gama Clio de Renault a la venta hasta la fecha, con el que hará frente a los reyes del segmento, hasta que llegue en estos próximos días su hermano mayor de altas prestaciones, el Clio Sport con 200 cv. El incombustible utilitario francés ocupa un lugar importante en lo que a ventas se refiere en nuestro país, alcanzando las 700.000 matriculaciones con la anterior generación hasta la llegada de esta última renovación. Cifras muy buenas teniendo en cuenta que en este segmento conviven modelos que están en constante evolución, tan populares, como el recién renovado Seat Ibiza o el nuevo utilitario de Peugeot, el 207, e incluso el futuro Opel Corsa, entre otros.

Su principal baza es el tamaño. El pequen? de Renault se ha hecho mayor, como el resto de modelos del nicho en el que compite. Sus 3,99 metros de largo, 1,71 metros de ancho y 1,50 metros de alto, además de los 288 litros de capacidad de maletero, le hacen superior al resto de sus rivales naturales excepto al, también recién estrenado, Fiat Grande Punto.
Tanto el exterior como el interior han sido modificados profundamente, gracias a un nuevo diseño que nos recuerda mucho al de sus hermanos, Modus y Megane.
Visto desde fuera, las marcadas líneas de diseño en el capó, alrededor de la carrocería y bajo el montante de las ventanillas, delatan que las formas de sus hermanos han inspirado a los diseñadores de este nuevo Clio, ganando mucho en agresividad y dinamismo gracias a un nuevo frontal.
Una vez en el habitáculo, los materiales y el diseño de cada uno de los elementos nos dice que no se conforma con ser él mismo, y como buen hermano pequeño busca imitar al mayor. El equipamiento es muy completo y elementos como el ordenador de viaje, ABS y los airbags, ocho nada menos, vienen de serie.
El incremento en las medidas trae consigo un aumento en las potencias de las mecánicas. El motor probado promete dosis de diversión gracias a su motor 1.6 litros con sistema de admisión variable VVT que desarrolla una potencia de 110 cv a 6.000 rpm y un par motor de 151 Nm a 4.250 rpm, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y alcanzar los 190 km/h de velocidad punta, dejando el consumo en unos 5,4 l/100 km en carretera (6,6 l/100 km como media).
Los precios de esta versión según los acabados y su equipamiento opcional oscilan entre los 14.500 y los 17.700 euros.

Parecidos razonables

Lo primero que pensé al verlo era que tiene a quien parecerse. Y es que el exterior combina la altura y forma del Modus con las líneas de diseño del Megane. El nuevo Clio gana fuerza y agresividad visual gracias a unas marcadas líneas dinámicas en el capó, que envuelven la carrocería de punta a punta rodeándola por completo.

La parte delantera aporta grandes dosis de agresividad debido a una anchura de vías mayor, con 1.472 mm, y a un nuevo morro más afilado con faros más grandes y rasgados, que tienen entre sí dos pequeñas tomas de aire que se complementan con una inferior más grande, que ocupa casi por completo la anchura del paragolpes.
La zona trasera luce aires nuevos aunque a imagen y semejanza del Megane. El ancho de la vía posterior es 2 mm más estrecho que el del tren anterior lo que da mayor dinamismo al conjunto.
Las puertas merecen una mención especial ya que, aunque son de gran tamaño para permitir el acceso a las plazas traseras sin problemas, pesan bastante restando algo de comodidad a los pasajeros.
La incorporación del techo panorámico en la versión probada, junto con la gran altura del parabrisas otorga una mayor sensación de amplitud, debido a la gran superficie acristalada que tiene el modelo. El único pero que le encontramos fue la escasa presencia de los neumáticos de 185 mm montados sobre llantas de 15 pulgadas, de escasa apariencia respecto a la altura del coche.
Ya en el interior no es tan habitable como aparenta. El malo de la película es el maletero. Disfrutar del más grande de la categoría con 288 litros de capacidad tiene sus ventajas e inconvenientes. Atrás dos personas irán bien, siempre que no lleguen a 1,80 metros de altura porque el dolor de cuello será cuestión de tiempo. Delante la cosa cambia, ya que el conductor y el acompañante, gracias al diseño elevado de la línea del parabrisas, disfrutarán de espacio de sobra para situarse holgadamente. Curiosamente, se echa de menos la regulación del volante en profundidad para adoptar la posición de conducción perfecta. Aún así, los asientos sujetan bien, aunque dan la sensación de poco resistentes cuando se apoya la espalda con fuerza, ya sea en aceleraciones, inercias en curva, u otros menesteres

El diseño del salpicadero y la consola central, junto a los relojes del cuadro con el ordenador de viaje que nos informa de todos los parámetros (consumo, aceite), nos hacen creer que estamos ante un Renault de mayor empaque. Los plásticos utilizados son de alta calidad, más agradables y suaves al tacto y de mayor presencia visual. El volante revestido en cuero, con los mandos del radioCD integrados en la columna de dirección, y el pomo de la palanca de cambios han ganado mucho al tacto respecto a otros modelos anteriores. La guantera tiene una gran capacidad gracias a la profundidad del salpicadero.
Las puertas, algo pesadas, tienen una notable influencia de su hermano compacto. Están revestidas con un corto apoyabrazos tapizado igual que el resto del panel que acaba descendiendo hasta un pequeño hueco portaobjetos.
La unidad probada traía el techo panorámico eléctrico, de fácil accionamiento a través de una ruleta ubicada detrás de las luces de cortesía. Tiene cuatro posiciones. En la primera el techo se levanta. La segunda posición eleva un quitavientos y abre el techo un tercio. La tercera vez que giramos la ruleta el hueco crece hasta los dos tercios, y en la última posición el cristal se va sobre el techo panorámico de las plazas traseras, que es fijo. Las dos zonas del techo acristalado vienen provistas de unas persianas para poder protegernos del sol. Así que enhorabuena a los mirones y lo siento por los vergonzosos que tendrán la sensación de sentirse observados Pero a su favor tiene el punto gracioso para el verano y lo más importante, una buena insonorización. Por él no entra ni aire ni agua.
La sorpresa final fueron los faros adicionales de giro. Dos bombillas alternativas colocadas en cada faro, que se encienden a un lado o al otro al maniobrar con el volante. Una forma más sencilla de iluminar los laterales de nuestro camino sin que los faros basculen.

Agil y divertido

En conducción, la versión probada de 1.6 litros con sistema de admisión variable VVT, que desarrolla una potencia de 110 cv a 6.000 rpm y un par motor de 151 Nm a 4.250 rpm, superó las expectativas convirtiéndose en un coche divertido, animado por un motor voluntarioso que se une a un cambio muy preciso y unas suspensiones bien taradas.

En ciudad es un coche ágil, capaz de satisfacer a cualquiera para los desplazamientos rutinarios. La dirección asistida es muy confortable en conducción relajada, aunque en maniobras rápidas tales como adelantamientos e incorporaciones a carreteras de circunvalación se torna algo brusca y poco fiel a lo que se le exige.
Cuando se tiene prisa, la falta de ESP de serie y el sonido ronco del motor al estirar las marchas, invita a una conducción deportiva muy estimulante, favorecida por unas vías ensanchadas (1.472 mm la delantera y 1.470 mm la trasera) que ofrecen una estabilidad notable al conjunto. Todo esto lo completa un ‘botón’ en el pedal derecho que enriquece la mezcla con más gasolina. No hay que olvidar que este ‘pequeñín’ acelera de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y alcanza los 190 km/h de velocidad punta, con un consumo de sólo 5,4 l/100 km en carretera (6,6 l/100 km como media).

This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish. Accept Read More

Privacy & Cookies Policy