Permiso por puntos
Ya en la autopista el tráfico es un infierno y cuando parece que las retenciones se disuelven los 100 km/h de velocidad máxima de la vía se me antojan lentos y pongo mi límite en 140. Velocidad a la que vamos todos, porque existe la leyenda urbana de que los radares saltan a partir de dicha cifra, y yo me lo creo porque he tentado la suerte y nunca me ha llegado ninguna multa a casa -por lo menos de momento- y esperemos que siga siendo as Pero como no llego al trabajo la velocidad de crucero sube 20 km/h m?s y voy a 160 como un señor –asesino para Pere Navarro– por el carril izquierdo comiéndole el culo a todo lo que se me pone por delante, eso sí con el intermitente izquierdo puesto y sin dar las largas para que nadie se ofenda.
Total que con todo esto le debería a la Dirección General de Tráfico, tirando por lo bajo, unos 13 puntos, es decir, que tengo en mi poder menos uno, y eso que me pongo el cinturón, respeto los semáforos, los stops, cedas y no voy borracho a trabajar, más que nada porque aprecio mi integridad física y la de mi coche porque los demás me vienen dando bastante igual. Y como soy un trabajador responsable ni me he dignado a llamar a mi jefe por el móvil para avisarle de que puede que llegue tarde.
La única buena noticia para mí y mi estresante mañana hacia el trabajo, es que no se pueden perder más de 8 puntos en un día excepto que lleves a cabo infracciones muy graves: sobrepasar los límites de alcoholemia, conducir bajo los efectos de las drogas, negarse a las pruebas de las dos anteriores, sobrepasar en más del 50 por ciento la velocidad permitida, conducir de forma temeraria, circular en sentido contrario, etc.
Sólo me queda una duda después de leerlo todo sobre el permiso por puntos que es si cuando me pare la Guardia Civil y me pida el carnet, lo pasará por una máquina parecida a la de las tiendas, para pagar con la tarjeta de crédito. En este caso, la gracia nos podría costar hasta tres veces más: dinero, puntos e incluso penas de cárcel.