Opel Insignia Sports Tourer 4×4 Automático

A fondo

-Polivalencia y capacidad de carga
-Mayor aplomo y seguridad gracias a la tracción 4×4
-Eficacia de la tecnología FlexRide-Mecánica áspera y ruidosa
-Plaza central trasera
-Pilares gruesos penalizan visibilidadLa presumida berlina Insignia de Opel se transforma, bajo las siglas Sports Tourer, en un extraordinario familiar que mantiene los estándares de calidad propios de su origen, alemán, añadiendo valores al alza en la actualidad: espacio, agilidad y polivalencia, gracias a que nuestra unidad de prueba, impulsada por el reputado motor diésel 2.0 CDTI de 160 cv, se aprovecha de una eficaz tracción a las cuatro ruedas, muy atractiva para el públcio más emocional y joven. La experencia histórica de Opel en ensamblar familiares, con lo que ello supone -ganancia de altura en las plazas traseras y litros extras de capacidad en el maletero-, le permite codearse por dimensiones (mide 4,90 metros de largo) con sus selectos hermanos germanos Premium Mercedes Clase E Estate (4,89 m) y BMW Serie 5 Touring (4,91 m); y por pretensiones comerciales es la alternativa perfecta a unidades más generalistas como el Peugeot 508 SW (4,80 m), el Skoda Superb Combi (4,83 m) y, por naturaleza y concepto globlal, su paisano Volkswagen Passat Variant (4,77), curiosamente el único de estos tres más caro que nuestro protagnista de hoy.

a favorPolivalencia y capacidad de cargaMayor aplomo y seguridad gracias a la tracción 4x4Eficacia de la tecnología FlexRideen contraMecánica áspera y ruidosaPlaza central traseraPilares gruesos penalizan visibilidad
Sofisticación es la palabra que mejor define la línea exterior de un coche cargado de personalidad, que deja atrás, muy atrás, ya encerrado en el baúl del tiempo, al Vectra que sustituye desde 2009. De genética deportiva, lo primero que nos sugiere el Insignia Sports Tourer, con sus esculpidas barras de techo cromadas, es espacio y amplitud. Es un carguero en toda su extensión: su maletero ofrece 540 litros (por los 500 l de la berlina), ampliables a 1.530 l con los respaldos traseros abatidos. El Ford Mondeo Sportbreak, con 549 l, el VW Passat Variant, con 603 l, y el Skoda Superb Combi, con 633 l, le superan. De formas regulares, con un gran portón que avanza hacia las aletas y un piso de carga sin curveos extraños, la única pega que encontramos en este apartado es una boca de carga algo estrecha. Tampoco la plaza central trasera sale demasiado beneficiada del estirón dado respecto a la berlina: cuatro ocupantes mejor que cinco, ya que el alargado túnel central resta demasiado espacio para estirar las piernas. Eso sí, ni los viajeros más altos rozarán con el techo.

Por delante, la comodidad a bordo es absoluta, y más con nuestros asientos con reglajes eléctricos y tapizados en cuero. El acceso al habitáculo unas puertas más altas- está optimizado en comparación con la berlina, que se ofrece en cuatro y cinco puertas. Accedemos, pues, a la cabina y lo primero que nos recoge es una postura de conducción muy satisfactoria, con un margen de regulación de asientos y volante muy amplios y unos mandos que quedan muy a mano, al igual que la consola central, muy mejorada al lado de la que ofrecía el vetusto Vectra. La amplitud visual, sin embargo, es mejorable, tanto en el parabrisas delantero como la luneta trasera, penalizadas por los gruesos pilares. Por su parte, las grandes y profundas cajoneras, tanto en los paneles de las puertas como entre los asientos, facilitan el reparto de objetos grandes a bordo.Al volante el confort es total, con ajustes eléctricos de asientos en cuero y botonería muy a mano
Cuiados materiales, con plásticos acolchados en las zonas superiores del salpicadero y puertas, sumados a una moldura satinada que recorre todo el frontal, otorgan una sensación de confort muy avanzada, coronada por la sugerente y bien implantada pantalla a color con todas las funciones de audio, informativas y navegación (desde 951 ) al alcance del conductor, que se topará de frente a él con un cuadro de mandos sumamente refinado y que se colorea de rojo al activar el modo de conducción deportivo Sport, uno de las tres configuraciones del chasis también Normal y Tour-, encuadrado en la tecnología de estabilidad Flex Ride (827 ) que la marca del rayo está ofertando en sus últimas novedades.
‘Todo un dechado de virtudes tecnológicas’El despliegue tecnológico al servicio de la seguridad se completa con innovadores sistemas que mejoran la calidad de conducción, como la iluminación delantera adaptativa AFL Plus (1.103 ) con nueve funciones variables para los faros de bixenón, la cámara frontal Opel Eye (551 ) que reconoce señales de tráfico y alerta de cambio de carril o unas llantas de hasta 20 lo único que no equipaba nuestra unidad de prueba, que eran también opcionales de 19, incluida una rueda de repuesto del mismo tamaño-, a lo que se suman equipamientos de confort tales como el asistente de parking con sensores delanteros y traseros (546 ) o el intersante y rebajado Paquete Sport Tourer, que por 1.319 más añade a nuestra versión techo panorámico de cristal, asiento del conductor ajustable electricamente con memoria, tapicería de cuero Indiana y el Flex Organizer, esto es, sujección de la carga trasera con red y fijaciones con anclajes variables. Por supuesto, en la dotación de serie no faltarán el climatizador bizona, sensores automáticos de luces y limpias, freno de mano electromecánico, audio con lector de CD y DVD, seis airbags, controles de tracción y estabilidad, ISOFIX y la demandada tracción 4×4 adaptativa que reparte la fuerza del motor indistintamente al tren delantero o trasero en función de las circunstancias. ¿Su precio de catálogo? 35.440 con la caja de cambios automática de serie.Todo un dechado de virtudes tecnológicas
‘Ruido mecánico a baja velocidad, su mayor lastre’La mecánica que elegimos fue, a nuestro juicio, la que tiene más coherencia y amplitud dinámica para un vehículo de tales dimensiones: 2.0 litros de cubicaje de naturaleza diésel con alimentación por common rail y turbo de 160 cv. Un motor demasiado ruidoso para los tiempos de refinamiento generalizados en la industria. Aunque esta bien insornizado, hasta que entra en calor el traqueteo, típico de los propulsores diésel, es demasiado perceptible en la cabina, sobre todo a bajas velocidades. Asociado a un perezoso cambio automático de seis relaciones, el motor se encuentra muy cómodo a régimen medio, entre las 2.000 y 2.500 vueltas, a partir de este punto pierde empuje, cuando sus 350 Nm de par máximo decrecen progresivamente hasta las 4.000 vueltas, momento en el que el vacío de fuerza ya es más evidente. El tacto pues del cambio es algo tosco, sobre todo al engranar las marchas más altas, y con la tracción total permanente el peso, que se dispara por encima de los1.800 kg, se deja notar en exceso, aunque no podemos hablar de un coche lento por las recuperaciones y prestaciones que presenta: 208 km/h de velocidad máxima y 10,8 segundos para alcanzar los 100 km/h desde frenado. Además, su consumo mixto real de 7,5 l/100 km es de lo más ajustado y sus emsiones de CO2 se reducen hasta los 179 g/km.Ruido mecánico a baja velocidad, su mayor lastre
Así, con una eslora próxima a los cinco metros, el Insignia Sports Tourer 4×4 Automático es un coche ágil, estable y muy confortable, lo que se traduce en seguridad y compromiso a la hora de absorber las irregularidades del asfalto. La tracción total confiere al conjunto motriz una mayor versatilidad, aplomo y estabilidad, tanto en el paso por curva como en autovías bien asfaltadas, gestionando electrónicamente la distribución del par en función de las necesidades, y pudiendo enviar dicha fuerza hasta el 100% de uno de los ejes en casos de pérdidad de adherencia o apoyo en alguna de las ruedas. Si a esto le sumamos la contrastada tecnología ‘FlexRide’, por la cual electrónicamente se modifica la respuesta del acelerador –la potencia no varía-, suspensión, dirección y tracción, para optar por una conducción más deportiva (Sport), más cómoda (Tour) o más equilibrada (Normal), y unas suspensiones delantera y traseras independientes, el Insignia adquiere un grado de precisión que le coloca en la cumbre del segmento, con unas reacciones de volante muy efectivas a nuestras órdenes.

Más estable y aplomado gracias a la tracción total

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