Mini Cooper 1.6

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MUCHA SAL Y POCA PIMIENTA

El Mini del siglo XXI es algo más que una pseudo réplica para nostálgicos; es un auténtico polivalente, divertido y fácil de conducir, que respeta el espíritu del modelo original.
Un coche con alma que rescata del pasado algo más que la nostalgia de una imagen, para permitir disfrutar de un estilo de conducción distinto, divertido y eficaz a la vez. Un coche capaz de rejuvenecer a muchos conductores y de descubrir un nuevo mundo de sensaciones a quienes aún disfrutan de la juventud. Todo por algo menos de tres millones de pesetas. Y con un equipamiento de serie bastante completo, que incluye aire acondicionado, 6 airbags, llantas de aleación, faros antiniebla, control de tracción, cromados en terminal de escape y parachoques, asientos deportivos con tapicería mixta, radiocassette, etc.

Diseño y Equipamiento

DISEÑO Y EQUIPAMIENTO: UN DIGNO HEREDERO

En primer lugar, el nuevo Mini ya no lo es tanto; mide 3,63 m de largo (tanto el Seat Arosa como el Renault Twingo y el Fiat Seicento son más cortos). Y lo mismo se puede decir de su anchura y altura, con 1,69 m de ancho (al nivel de un compacto) y 1,41 m de alto. Con una batalla de 2,47 m, aprovecha el aumento de longitud para seguir llevando las ruedas en las cuatro esquinas, pero esta vez no son ya unas diminutas llantas de 10 ó 12 pulgadas de diámetro, sino unas muy respetables (de aleación) de 15 pulgadas de serie (y de 16 en opción montada en la unidad de prueba).
Esta versión Cooper, dotada del motor 1.6 16V (el Pentagon de origen Chrysler) de 115 CV, mantiene la estética exterior del legendario Cooper, con el techo en distinto color (blanco o negro) de la carrocería, aletines (negros) y hasta las llantas, que pueden ir pintadas (sin sobreprecio) en blanco.

El equipamiento interior es bastante completo, con retrovisores exteriores (ambos asféricos) por mando eléctrico, cierre centralizado con telemando, volante y asiento del conductor regulables en altura, limpialuneta trasero, preequipo de radio, y sistema de acceso posterior en teoría ‘easy entry’ con asientos delanteros desplazables. Por cierto, este sistema funciona francamente mal, ya que sólo se abate bien el respaldo, y el acceso a las plazas traseras (justas, pero suficientes para dos plazas) resulta verdaderamente incómodo.
El acabado es muy llamativo, sobre todo con el tapizado bitono rojo/negro (correspondiente al ‘pack Chili’), pero los plásticos internos desdicen un poco de la calidad a que BMW acostumbra en los modelos de su marca, sobre todo en puertas y consola. En el salpicadero es otra cosa; el diseño ‘retro’, con el gran reloj central y el cuentavueltas adosado encima de la columna de la dirección, es de dudoso gusto pero práctico, ya que todo se lee con facilidad tanto de día como de noche.
En materia de seguridad, lleva airbags frontales y laterales (y también de cabeza), cuatro apoyacabezas regulables en altura y refuerzos laterales de puerta. Las ruedas son de 15 pulgadas, con neumáticos de 175/65HR15 y llantas de aleación, aunque la unidad probada montaba las opcionales de 6,5 x 16, con neumáticos 195/55 VR 16.

Motor

MOTOR: UN POCO MAS DE PIMIENTA

Quizá sea éste el apartado donde el nuevo Mini Cooper necesitaría un poco más de vitaminas. No es que se quede muy corto (al fin y al cabo es un 1.6 biárbol de 16 válvulas y 115 CV (a 6.000 rpm), el famoso Pentagon de realización conjunta Chrysler/BMW. Pero con un par motriz de 14,2 mkg a 4.500 rpm, da lo mejor de sí mismo por encima de las 4.000 y hasta las 6.500 rpm, resultando demasiado multiválvula por debajo de las 3.500, o sea sin nervio. Tira muy bien arriba, pero exige recurrir al cambio decididamente en cuanto cae a menos de 3.000 rpm, en que se queda sin fuelle. Con unos desarrollos más cortos quizá se hubiera podido enmascarar este carácter, pero con los elegidos (que tampoco son tan largos para 115 CV) la falta de elasticidad es manifiesta.
Con todo las prestaciones son muy aceptables. Los 200 km/h y los 9,2 segundos de 0 a 100 km/h se han quedado en 194 y 10,1 (con 32 segundos justos en el km desde parado) lo que no está tan mal para un coche de 1.125 kg con menos de 3.000 km totales de rodaje. Pero claro, en comparación a los 170 km/h que lograba el viejo Cooper con 60 CV (y 450 kg menos, claro está), saben a poco. Si lo comparamos con los GTI actuales se queda claramente por debajo, aunque, para eso está la carta del futuro Cooper S que con 150 CV dará la debida réplica a ese nivel.

A cambio, el consumo se muestra bastante moderado (6,6 litros/100 km en autovía a 120/130 km/h, subiendo a 7,5 a 140/150), sin pasar de 10 justos en ciudad. En conducción abiertamente deportiva se mueve entre 9 y 10, resultando ya difícil pasar de 10,5. Lo que para la capacidad dinámica de esta nueva ‘pastilla de jabón’ está francamente bien Y si vamos de paseo a 90 km/h, no pasaremos de los 6 litros/100 km.

Habitabilidad

HABITABILIDAD

La posición al volante es bastante racional (adiós al volante plano del viejo Mini) pero el deseo de recordar a su predecesor tiene puntos logrados (el pedalier) y otros menos (el estorbo de la columna de dirección a la pierna derecha). Hay suficiente amplitud hacia adelante y hacia el techo, la visibilidad es excelente (¡por fin unos pilares de parabrisas que no interfieren la visión lateral!) y el tacto general de los mandos es fácil, recordando (interruptores de la consola) a los del viejo Mini.
Detrás, el espacio es simplemente justo para dos plazas, pero no muy agobiante, con la distancia justa para piernas y ya más holgada en anchura y para las cabezas. No es tan amplio como en un polivalente normal, pero más de lo normal en los coupés 2+2. Hay discretos huecos portaobjetos, y las puertas -sin marco de ventanilla- contribuyen a aligerar su imagen. El maletero recuerda al de los viejos Minis por su tamaño; apenas 150 litros útiles y sin rueda de repuesto, sustituida por un ‘kit’ antipinchazo.

Comportamiento

COMPORTAMIENTO: BASTIDOR, LO MEJOR DE TODO

Para un peso total ya no tan bajo (más de 1.100 kg) estas gomas, aunque siendo algo excesivas, ya no desentonan tanto, permitiendo a este juguete un agarre sensacional, y eso con unas suspensiones muy normales, a base de un eje anterior Mac Pherson y un posterior multibrazo (en realidad de triple anclaje en Z, como el del roadster Z1 de BMW). Con estos trenes, unas estabilizadoras bastante generosas (24 y 17 mm delante y detrás, respectivamente) y una amortiguación más bien dura el comportamiento es realmente sensacional. Algo nervioso en autovía a gran velocidad, más por el tacto de la dirección (muy rápida) en los primeros segmentos de la cremallera, pero compensado por una cierta dureza que permite rodar a más de 180 km/h sin rectificaciones.

Pero en terreno virado, este Mini Cooper honra totalmente a sus ancestros, con una agilidad de reacciones y un paso en curva asombroso. El eje anterior va sobre raíles y sólo subvira en trazadas forzadas, y lo justo, mientras que el tren trasero no se mueve, y hay que hacerlo deslizar a propósito (por cierto, lo mejor de todo es su progresividad, porque permite cortar los amagos de cruzadas con un simple golpe de volante). Ágil, rápido, sin apenas balanceo y deliciosamente sensible, este Mini Cooper representa el auténtico espíritu de los Mini, puesto al día, pero sin mixtificaciones.
Puestos a ser perfeccionistas, y teniendo en cuenta que con las llantas de 16 y las gomas de 195/55 los rebotes sobre mal piso son bastante normales (resintiéndose el confort, aunque sin llegar a los extremos del viejo Mini), lo ideal para este Cooper (que por otro lado tampoco va tan sobrado de motor) son las ruedas originales de 15 pulgadas, o, como mucho una medida más (185/60 en vez de la 175/75) siempre en llanta 15. La adherencia seguiría siendo excelente, la progresividad aún mejoraría más y sobre todo, el confort ganaría bastante.
Los frenos son de disco en las 4 ruedas, muy grandes (276 y 259 mm) con los delanteros ventilados y ABS de serie, con una excelente potencia y gran resistencia al calentamiento. La dirección, asistida eléctricamente, es bastante rápida (dos vueltas y media de volante entre topes), pero quizá demasiado sensible al inicio del giro. El cambio manual, con 5 velocidades, es muy rápido y preciso, aunque dado su corto recorrido exige cogerle el tranquillo en algunas reducciones de 4ª y 5ª a 3ª. Los desarrollos finales son un poco largos, con una 5ª de 34 km/h por 1.000 rpm, al menos para el carácter del motor, que no es precisamente elástico a bajo régimen.

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