Coche contra moto

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EL DUELO

Un Smart es un coche de tan solo dos metros y medio de longitud por uno quince de anchura. Esto supone medio metro menos de anchura y casi metro y medio menos de longitud que un utilitario, unas dimensiones que le colocan en una posición envidiable de cara a convertirse en el rey de la ciudad.

Y sin duda el galardón es suyo comparado con cualquier coche, pero un scooter de cilindrada media se lo puede poner difícil.
El Scarabeo de Aprilia cuenta con la interesante cualidad de poseer ruedas de 16 pulgadas de diámetro que le confieren una estabilidad en recta envidiable, junto con un sorprendente aplomo en curvas rápidas, dos talones de Aquiles tradicionalmente asociados a los scooters de rueda pequeña.
El Scarabeo demuestra que la moto sigue siendo la solución ideal contra los males de la ciudad. Aparcar, circular entre interminables hileras de coches atascados… en definitiva llegar antes y con comodidad a cualquier lugar. Sin embargo el Smart le aventaja en aspectos importantes para quien no esté muy familiarizado con las dos ruedas. Calefacción, protección contra el viento y la lluvia… y que en caso de apuro no se va al suelo, aunque muchas veces por estrechez y manejabilidad una moto puede salvarse ‘por los pelos’ de un golpe inevitable en coche.
El motor del Smart & Pulse rinde 61 caballos con 600 centímetros cúbicos, mientras que el Scarabeo extrae 18 cv. a su monocilíndrico de 176 centímetros cúbicos. Teniendo en cuenta que el coche pesa 800 kilos y el scooter 140 kg., no es de extrañar que tanto las prestaciones como los consumos sean bastante similares.
En cuanto a comodidad el Scarabeo es más descansado mientras no haga mal tiempo gracias a su excelentes butacones tanto para el conductor como para el pasajero, la suave entrega de potencia del motor y la sencillez para moverse entre el tráfico. Pese a la anchura del asiento se llega con mucha facilidad y con ambos pies al suelo y la coraza frontal protege las piernas más de lo que parece frente al viento y la lluvia. Si se monta el parabrisas opcional se puede aplicar lo mismo para la parte superior del cuerpo. El Smart es indudablemente más cómodo cuando el tiempo es adverso… aunque también es en estas circunstancias cuando más atascos hay y de más sirve una moto.
En cuanto a espacio para el equipaje se enfrentan un coche con claras limitaciones con un scooter superdotado, no ya por su configuración básica, que recurre a un baúl trasero para paliar la ausencia de cofre bajo el asiento, sino por las dos maletas laterales rígidas que se pueden adquirir como opción y que se integran perfectamente en la línea de la moto. En total la capacidad para equipaje queda en torno a 100 litros, frente a los 150 del Smart.
Pero lo que más nos interesa es saber cual es el medio de transporte más rápido en la ciudad… Y cronómetro en mano nos adentramos en la jungla urbana.
Carlos Lera y Jorge Rubio, Autocity
1 de abril de 2002

La Vaguada – Retiro

LA VAGUADA (M-30) – PARQUE DEL RETIRO (C/ MENENDEZ PELAYO)

El Smart es un prodigio de agilidad. Tomamos la salida en la M-30 a la altura de los arcos de la conocida ‘Vaguada’, en el Barrio del Pilar, con la meta puesta en el Parque del Retiro. Hacia allí me encamino a los mandos del Smart, ‘ El Rey de la ciudad’, cuyo cetro quiere poner en duda el Aprilia Scarabeo 200.
En terreno abierto las diferencias no existen. Por ello no pierdo de vista al scooter en ningún momento mientras subimos desde la autovía M-30 hacia el Paseo de la Castellana. El tráfico comienza a hacerse más denso tras pasar por debajo del túnel de Plaza de Castilla, momento en el que diviso los primeros semáforos. Poco a poco pierdo de vista entre la maraña de coches a mi ‘oponente’.
No obstante, el reducido tamaño del Smart permite descender el Paseo de la Castellana con gran rapidez. Es un prodigio de agilidad, aunque su dura dirección limita esta cualidad. Hay que abandonar esta gran avenida a la altura de la Glorieta de Emilio Castelar, para enlazar con la Calle Maria de Molina. En ése semáforo vuelvo a tomar contacto con el Scarabeo. ¡Más igualdad imposible!.
Semáforo verde y nos encaminamos por el túnel que nos llevará hasta Príncipe de Vergara. Pero al comienzo del túnel… ¡retención!. Por más pequeño que sea el Smart, este es un contratiempo ineludible. Veo como mi compañero se aleja entre un gran atasco de coches. La cosa va para largo, ya que esta calle está bastante saturada por obras, pero es el inconveniente del coche: paciencia y a no desesperarse. Tras casi diez minutos de lento avanzar llego a Príncipe de Vergara. Girando hacia la derecha, tomo rumbo directo hacia el parque del Retiro, mas concretamente a la calle Menéndez Pelayo número 65.
Allí me planto con gran rapidez y al llegar, cara de relajación de mi compañero que debía de estar tomando el sol desde hace diez minutos. En efecto los cronómetros pararon en 15’33’ para el Scarabeo y 26´10′ para mi Smart. Primera lección del scooter.

Retiro – Pza. Mayor

PARQUE DEL RETIRO – PLAZA MAYOR

La estabilidad del Scarabeo es extraordinaria. El comienzo de la segunda ruta es mixto pues nos encaminamos desde el Retiro hasta la Plaza de Mariano de Cavia (conocida como la Plaza de las Gaviotas) y desde ahí descendemos toda la Avenida del Mediterráneo para tomar de nuevo la M-30, por la que habrá que circular varios kilómetros en sentido Noroeste. Es un terreno neutral porque ambos vehículos desarrollan una velocidad parecida, y en este momento el tráfico es bastante fluido.
Antes de llegar a la M-30, el Smart ya pierde contacto en uno de los primeros semáforos. Al salir a la M-30 ¡hay que respetar los 90 kilómetros por hora de velocidad máxima!. Desde la vía rápida que abraza el corazón de Madrid se divisa el río Manzanares, pero desde el Scarabeo, ni rastro del Smart. ¿Estará rezagado o sacará ventaja? El tráfico es fluido no hay ningún tipo de complicación. La estabilidad del scooter es extraordinaria gracias a su ruedas grandes, y tras dejar a un lado el estadio Vicente Calderón se aproxima la salida a tomar, el paseo de la Virgen del Puerto. En esta ancha avenida un semáforo detiene al Scarabeo, que frena sin problemas gracias a sus frenos de disco en ambas ruedas, y tras unos expectantes segundos se pone en verde sin rastro del Smart.
Llegamos al puente de Segovia, bonita vista. Para encaminarnos hacia la plaza Mayor, giramos a la derecha por la calle de Segovia hasta encontrar el siguiente semáforo (abierto, menos mal…) en el que girando a la izquierda tomamos la cuesta de La Vega. Este es un sinuoso tramo de gran desnivel en el que ambos vehículos van igual de bien. Tras sortear la última curva, diviso la catedral de la Almudena y un semáforo cerrado.
Ahora debo cruzar la calle Bailén y el destino está ya ‘a dos pasos’. Cuando se abre el semáforo sigo de frente por la calle Mayor, dejando la plaza de La Villa a la derecha.
Ya veo nuestro destino, uno de los accesos a la Plaza Mayor. El Smart todavía no ha llegado, así que aparco, me quito el casco y espero a verlo llegar. No tarda mucho: el cronómetro se paró en 12 minutos y 54 segundos para mí y el Scarabeo y 14 minutos y 18 segundos para mi compañero y su Smart… no le he podido ver, pero estaba cerca en todo momento, a juzgar por el minuto 24 segundos de diferencia.

Pza. Mayor – Ventas

PLAZA MAYOR – LAS VENTAS

La efectividad del scooter se está convirtiendo en un dolor de cabeza. Es el comienzo de una bonita ruta que nos lleva por uno de los itinerarios más emblemáticos de la ciudad. ¡El tercer asalto de esta amistoso duelo!
Nada más salir cruzamos la Puerta del Sol, en la que tomo cierta ventaja con el Smart, y descendiendo en primera posición por la carrera del San Jerónimo, atestada de autobuses y turistas que invaden la calzada de manera un tanto inconsciente…
Tomo la calle Alcalá, una de las más largas y atascadas de la ciudad. Sigo en cabeza, la densidad del tráfico es buena y avanzo con rapidez pasando la Cibeles y la Puerta de Alcalá.
Al llegar a un semáforo ¡sorpresa!. Mi compañero está esperando y no sé ni por donde me ha pasado, ¡esta convirtiéndose ya en un dolor de cabeza!. De nuevo juntos, sólo nos queda descender por esta misma calle hasta la plaza de Las Ventas. Vamos en el mismo semáforo y el camino se hace muy fluido hasta que llegamos juntos a al gran coso madrileño.
Paramos los cronos y me llevo la sorpresa. Scarabeo: 7’11’; Smart: 8’05’. Mi ‘compi’ tuvo un cierto retraso a la hora de tomar la salida por lo que la igualdad era ficticia, pero le sigo recortando tiempo… ¡No hay que caer en el desánimo!

Ventas – Moncloa

PLAZA DE LAS VENTAS – MONCLOA

Es el último ’round’ de este enfrentamiento y no nos ponemos de acuerdo con la ruta a seguir. Hay que atravesar la ciudad de un extremo a otro, y las posibilidades de ruta son muy variadas. Finalmente decidimos que cada uno elija su propio camino, pues desde el Smart se teme la congestión del tráfico pero desde el scooter asusta más encontrarse con semáforos en rojo.

Aprilia Scarabeo
El Scarabeo y yo nos entendemos a las mil maravillas… Llegue o no primero, el placer de pasear en moto compensa cualquier carencia frente a las cuatro ruedas. Desde Las Ventas tomo Alcalá hasta el cruce con Goya y todo recto llego a la plaza de Colón. Me paro en dos semáforos, el de la intersección con Serrano y el que da paso a la Castellana, ya en la plaza dedicada al descubridor de América. A continuación la calle Génova, siempre llena de taxis y sus inevitables taxistas, que te obligan a pensar mal, porque siempre aciertas…
Sagasta dirección Alberto Aguilera no va del todo mal, pero a poco de llegar al cruce con Princesa la chapuza urbanística me regala un bonito embotellamiento en el que los coches se quedan atascados sin remedio. Menos mal que en scooter paso despacio pero paso, y me sitúo primero en el semáforo. Giro en Princesa no muy convencido de ganar el último tramo cronometrado de este rallye urbano y antes de llegar a Isaac Peral debo detenerme en dos semáforos consecutivos ‘muy bien sincronizados’. Giro a la derecha y nuevamente un semáforo… Ya veo el destino y un Smart, pero no estoy convencido de que sea mi rival…
Smart & Pulse
Con el Smart decido subir por la calle Alcalá en sentido contrario al camino que habíamos seguido para llegar a Las Ventas. Mi compañero va cerca pero rápidamente le pierdo de vista. No me importa, espero haber elegido el itinerario más rápido en el que imponer mi ‘ley’. En la Plaza de Manuel Becerra decido girar hacia la derecha para tomar Francisco Silvela y atravesar avenida de América, de aquí llegar a plaza de República Argentina y pasando bajo el túnel, encaminarme a Raimundo Fernández Villaverde, dejando el paseo de La Castellana bajo mis pies. Con el tráfico fluido voy ufano en el trayecto, al ritmo de The Cure (en la moto es más complicado escuchar música…). Ausencia total de coches y fortuna al encontrar un buen número de semáforos en verde …esta vez se la doy al ‘aguililla’ del scooter.
Raimundo Fernández Villaverde me lleva hacia Reina Victoria. Antes de adentrarme en el bulevar, realizo un giro a la izquierda para tomar Francisco de Sales. Sigue sin haber muchos de coches que entorpezcan mi avance y tras bordear el Ministerio de Economía bajo hasta la glorieta de Cristo Rey. El giro a la izquierda me hace coger Isaac Peral, donde me he de encontrar con mi compañero, justo en la puerta de una hamburguesería… Ahí está de nuevo esperándome junto a otro Smart. ¡Qué desesperación! y encima no me gustan las hamburguesas… Me voy al bar de al lado a por un buen bocata de jamón ibérico, mientras él anota los últimos registros realizados: Scarabeo 10’33’ y Smart 12’11’. Nunca coche y moto estuvieron tan cerca, pero la moto se muestra inalcanzable.
PLAZA DE LAS VENTAS – MONCLOA

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