BMW X3 3.0d

Uno de los pocos segmentos que tienen actualmente una tendencia alcista en lo que a penetración en el mercado y ventas se refiere es el de los SUV compactos, como este X3 de BMW completamente rediseñado para ofrecer mucho más empaque, algo en lo que el anterior fallaba notablemente, y unas terminaciones mucho más lujosas, como corresponde a un modelo de BMW. De hecho ha experimentado tantos cambios y ha ganado tanto volumen que se puede llegar a confundir fácilmente con su hermano mayor X5 renovado anteriormente y que marca la línea de diseño, con unos rasgos muy similares a los de aquél, que definen un conjunto lleno de fuerza, más refinado y mucho menos arriesgado que la anterior generación.

a favor- Habitabilidad interior y versatilidad- Altas prestaciones y bajo consumo- Conducción exquisita y refinadaen contra- Evidentemente, el precio- Presentación interior demasiado sobria- Consumo elevado al buscar prestaciones
De hecho este X3 es un SUV en toda regla, con la gran polivalencia que atesoran esta serie de vehículos, permitiendo transportar con total comodidad y amplitud a 5 pasajeros y resultando una opción idónea para una familia con niños que requieran sillas de retención infantil y gusten de realizar excursiones al aire libre, gracias a su buen sistema de tracción total. Además, gracias a sus buenas capacidades dinámicas y su gran ergonomía se conduce como un turismo convencional.

Y en el caso específico de esta unidad más aún, puesto que está movido por un potente motor diésel de 6 cilindros y 3 litros de cilindrada que lo convierte en un velocista muy económico, puesto que se conforma con menos de 10 litros de gasóleo para entregar la quintaesencia de sus 258 cv de potencia. Se presenta así como el segundo escalón de mayor potencia en diésel del modelo, superado únicamente por el reciente 35d que rinde nada menos que 313 cv de potencia.El propulsor de 3.0 litros diésel con 258 cv se coloca como la opción intermedia y más acertada para este X3
Casi como un X5
Lo que más llama la atención del nuevo X3 es el gran crecimiento de su carrocería que le otorga mucho más aplomo y brinda por consiguiente una capacidad interior muy superior a la anterior generación. De hecho es más grande que el X5 de primera generación, con un diseño sumamente parecido a su actual hermano mayor. Le han dotado de un aspecto mucho más cuidado y atractivo, con rasgos más afilados, que le conceden más anchura visual y real. Destacan las nuevas ópticas rectangulares alargadas hasta las aletas delanteras, así como un frontal con mucha más presencia protagonizado por una parrilla de doble riñón de grandes dimensiones y sugerentes nervaduras sobre el capó. Estas líneas dinámicas que nacen en el paragolpes delantero se extienden por toda la zona lateral, por las puertas y los pasos de rueda, transmitiendo un dinamismo y una deportividad que sólo BMW sabe hacer, coronándose todo el conjunto con una zaga pesada y robusta, con nuevos faros afilados de gran anchura y una especie de spoiler esculpido sobre el portón trasero.
Si la amplitud interior del anterior X3 era uno de sus defectos congénitos, esta nueva generación subsana esa deficiencia con una carrocería más grande, 83 mm más larga y 28 mm más ancha, lo que brinda un gran espacio interior para cinco pasajeros y todo su equipaje. De hecho, sus 550 litros de capacidad de maletero en el cofre ampliables a 1.600 litros abatiendo los asientos traseros son toda una referencia en el segmento y lo acercan mucho también al X5. Para maximizar la facilidad de carga del maletero, nuestra unidad lleva la apertura automática del portón.

La ergonomía en el interior es máxima, con un salpicadero quizás demasiado espartano en cuanto a los mandos de funciones electrónicas, que se ciñen exclusivamente al manejo desde el mando i-Drive situado en el túnel central. Resulta algo escaso para un SUV premium de gama alta, como tampoco nos convence el “clásico” color naranja de la iluminación del cuadro. La consola está orientada al conductor y la nota de lujo la ponen los remates de aluminio en las molduras del salpicadero, en el túnel central y en la palanca del cambio. Los asientos deportivos realizados en piel de color teja y con regulación eléctrica logran rápidamente una excelente postura de conducción, así como resultan muy confortables para los pasajeros en viajes largos con un mullido que no es precisamente blando.
Aunque parezca mentira en un BMW, que suele dejar todo el equipamiento en opción, en este X3 con motor diésel alto de gama encontramos de serie control dinámico de estabilidad DSC y de tracción DTC, airbags laterales y de cabeza delanteros, éstos últimos también detrás, reposacabezas activos en plazas delanteras, control de presión de neumáticos, barras de techo en aluminio, llantas de 18 pulgadas, freno de mano electro-mecánico, función Auto Start/Stop, cambio automático Steptronic de 8 velocidades, sistema xDrive de tracción total permanente variable de forma electrónica, sistema de control de descensos, control de velocidad con función de frenado automático, volante multifunción realizado en cuero, climatizador, arranque del motor sin llave y radio con lector de CD y MP3, con entrada USB y auxiliar. De forma opcional, como nuestra unidad, se puede incorporar el control dinámico de la suspensión, con tres modos de funcionamiento, Normal, Sport y Sport+, así como las impresionantes llantas de aleación de 19 pulgadas de cinco brazos doble o el sistema de ayuda al aparcamiento por cámara, entre otras muchas funciones.Además de un SUV deportivo con excelentes capacidades en carretera y en campo, goza de una gran habitabilidad interior
Excelente motor de altas prestaciones
Evidentemente, las prestaciones del motor diésel de 3.0 litros con 258 cv de potencia resultan sorprendentes haciéndonos pensar que es motor ideal para mover con gran agilidad a este vehículo. El 2.0 litros de 184 cv es suficiente, pero no brillante en sus prestaciones, mientras que el 35d de más de 300 cv sube el consumo y dispara su precio notablemente. Este xDrive 30d logra acelerar hasta 100 km/h en unos impresionantes 6,2 segundos, alcanzando los 230 km/h de velocidad máxima, mientras que su consumo homologado lo fija en tan sólo 6 litros a los 100 km, unas cifras bastante inesperadas para bien ùesto que cumple un peso en báscula de 1.875 kilos. Esto es gracias entre otras cosas a su combinación de serie con el cambio automático de 8 velocidades con palanca de accionamiento electrónico. El refinamiento de este propulsor diésel de 6 cilindros con turbocompresor es absoluto, con una rumorosidad inapreciable tanto al arrancarlo en marcha en frío como rodando a alta velocidad.

La calidad de conducción nos sorprende gratamente como en todo BMW, muy similar a la de un turismo, gracias a una excelente puesta a punto del bastidor y del chasis que absorven todas las irregularidades sin inmutarse y sin transmitirlo a los pasajeros. La deportividad es innata, con unas reacciones tan directas que más parece que fuéramos en un Serie 3 que en un SUV de gran volumen. Acelera como un misil y frena mejor que acelera, entrando en curva con gran aplomo y decisión y sin ningún tipo de balanceo. La única objeción que le encontramos, es que resulta demasiado rígido de reacciones para tratarse de un vehículo con orientación familiar.
Y por otra parte, algo que no echa bastante para atrás es el tremendo precio que hay que desembolsar por él, nada menos que 54.500 euros para esta versión 3.0d sin ninguna opción incluida, lo que podría poner claramente en peligro nuestra débil economía actual. Eso sí hemos de tener claro, si vamos a por un BMW estamos apuntando al segmento más premium de los SUV compactos, con un comportamiento muy deportivo y cantidad de gadgets tecnológicos en su interior más propios de berlinas de lujo que de coches polivalentes para rodar por carretera y campo.

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