Audi e-tron Spyder

Vuelve a la carga Audi, con un giro más de tuerca en sus prototipos eléctricos. Y ya van tres desde Detroit 2010, el último es este e-tron Spyder, un concept car cabrio biplaza y propulsión híbrida que consta de un motor diésel (en posición central) de tres litros V6 Twin Turbo con una potencia de 300 cv, a los que hay que añadir los dos motores eléctrico: 64 kW, es decir, 87 cv. Su peso total, 1.450 kg, se asemeja más al de un deportivo corriente que un híbrido. Su comportamiento también lo corrobora: 4,4 segundos de parado hasta los 100 km/h, alcanzando una velocidad punta de 250 km/h.
Su longitud es de 4,06 metros de longitud, 1,81 m de anchura, 1,11 m de altura. Lo que es lo mismo, 13 centímetros más largo y 3 cm más ancho que el prototipo e-tron. Si lo comparamos en cotas con el R8 Spyder, este e-tron resulta más compacto, ya que el hiperdeportivo de Audi acredita unos 4,43 metros de longitud, 1,90 m de anchura y 1,24 m de altura. La batalla es 22 cm más larga en el R8 que en nuestra unidad de hoy.
Los dos motores eléctricos se alimentan de una batería que tiene una capacidad de 9,1 kWh, que se puede recargar a un enchufe convencional mediante una toma que está situada en el logo de Audi del frontal del coche. El motor, fijado en una posición central, junto a los eléctricos, conceden un reparto de pesos perfecto y equilibrado de 50:50 eje delantero-eje trasero. Asociado a una caja de cambios automática de siete velocidades de doble embrague, el e-tron Spyder incorpora, según Audi, el sistema torque vectoring, por el cual las cuatro ruedas tienen una aceleración independiente y un frenado selectivo, disminuyendo o incrementado la velocidad de giro, y evitando así que el coche subvire o sobrevire. Si este prototipo se convierte algún día en realidad podría ser el hermano pequeño del R8-, este sistema será una delicia puesto que hablamos de un monstruoso par propulsor diésel, 650 Nm, más los 352 Nm que tenemos gracias a los motores eléctricos desde el inicio de la marcha.
Con el chasis y la suspensión de aluminio independiente (de brazos triangulares dobles delante y paralelo deformable detrás), igual que el e-tron, este prototipo te concede una autonomía máxima en modo eléctrico, y sin superar los 60 km/h, de 50 kilómetros, mientras que Audi declara una autonomía total de 1.000 kilómetros, gracias a los 2,2 l/100 km. También se presenta como un coche eficiente y respetuoso con el medio ambiente, 59 g/km. ¿Quién lo diría? Y más si sumamos la tracción quattro de la marca de los cuatro aros.
Por fuera es una evolución del e-tron, sobre todo en su frontal. En la zaga, sin embargo, se asemeja más al R8 Spyder. Con las ventanillas laterales y el parabrisas sin marco, lo que más llama la atención de su diseño son los faros y los pilotos, diodos luminosos. Mientras que pone el colofón a la obra las llantas, de aluminio y carbono, de 20 pulgadas, montadas sobre unos superlativos neumáticos con medidas de 245/30 en el eje delantero y 265/30 en el eje trasero.
Ya en el habitáculo, asoma la consola central elevada y de toque futurista que separa ambas plazas, con un cuadro de instrumentos que no se parece en nada a uno convencional, ya que se reduce a una pantalla con un indicador circular de gran tamaño que informa sobre la velocidad a la que se circula y las revoluciones del motor diésel y de los eléctricos, además de mostrar las indicaciones del navegador y otros datos relacionados con los sistema de entretenimiento.

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