Grand Espace vs. 807

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LUJO ESPACIAL

Es esta ocasión enfrentamos al nuevo 807 de Peugeot con el Renault Grand Espace, ambos con sus motorizaciones ‘estrella’ de gasóleo, el 2.2 HDI 16V de 130 CV en el primero y el 2.2 dCi 16V de 150 CV en el segundo. El 807, lo mismo que sus hermanos clónicos Citroën C8, Fiat Ulysse y Lancia Phedra, eleva su longitud total hasta los 4,73 m de largo, 27 cm más que antes, un aumento muy notable si pensamos que parte de la misma plataforma anterior, con la batalla invariada en 2,82 m.

Más grandes, pero no más amplios
Aumento que sin embargo no se deja sentir en la habitabilidad interior, y sólo un poco en el maletero. Basta con ver el mayor voladizo delantero (casi 18 cm más que antes) para darse cuenta de que el 807 gana tamaño donde interesa, para lograr mayor espacio deformable de seguridad (tiene las 5 estrellas EuroNCAP, lo mismo que el Renault, éste considerado el vehículo más seguro del mundo). Eso sí, tenemos dos guanteras (más un espacio superior con tapa) e innumerables huecos portaobjetos, que alivian las necesidades de impedimenta de sus múltiples ocupantes, y sobre todo, dos puertas correderas laterales (de accionamiento eléctrico) que facilitan sobremanera el acceso a las plazas posteriores.
  Lo mismo podemos decir del nuevo Espace, que crece en todas sus dimensiones, algo especialmente evidente en esta versión más larga Grand Espace, que con 4,86 m de largo (20 cm más que el Espace normal) y una batalla de 2,87 m (2,80 el Espace normal), ofrece mucho sitio útil y una gran habitabilidad, haciendo honor a su nombre. Su línea es ahora más angulosa, más alto (1,73 m) y ancho (1,86 m), repitiendo en sus rasgos principales el estilo de los nuevos Renault, aunque menos radical, con un frontal muy logrado donde los triángulos laterales delanteros se cierran sobre el parabrisas mejorando la visibilidad a través de los mismos. Pero la apertura convencional de las puertas traseras supone un ‘handicap’ notable, sobre todo en estos coches tan grandes, a la hora de aparcar en batería.
Hay que decir que a pesar de que se vendan como 7 plazas, estos monovolúmenes no vienen de serie con todos sus asientos, incluso en estas versiones de alto de gama. Así el Peugeot ofrece sólo en opción las dos plazas traseras de su tercera fila, mientras que el Grand Espace sólo ofrece un asiento extra más de serie, debiendo adquirir el otro bajo opción. Asientos que han mejorado en factura, pero también en tamaño y peso, siendo francamente incómodos de desmontar (en los dos) por su peso, todavía mayor en los del Renault (25 kg). Seguridad obliga, sin duda (sobre todo cuando llevan integrado el cinturón de seguridad, como sucede en el central).
Los maleteros sí han ganado algo, lógico en el Grand Espace por su mayor longitud, pero siguen siendo insuficientes para 7 plazas. Así, el 807 anuncia 324 litros (bajo cubremaletero) con la tercera fila avanzada al máximo, volumen que pasa a 830 litros con 5 plazas (1.500 hasta el techo) y 2.500 con sólo las dos delanteras. Por su parte el Grand Espace anuncia 456 litros en idénticas circunstancias, que son en realidad 480 en la configuración más favorable, porque en la peor apenas si rebasa los 300. La verdad es que esperábamos mayor ganancia de maletero en este Grand Espace, sobre todo en función de su respetable longitud.
El confort manda
En el interior, el Renault destaca por su salpicadero bien realizado, mejorado en cuanto a huecos portaobjetos, con hasta 3 guanteras (entre todos llegan a sumar 100 litros útiles dentro del habitáculo). Los asientos mejoran en sus tres filas, con tejidos de buena calidad y opciones en piel y piel y ante combinados, aunque se echa en falta algo de anchura de banqueta (no así de respaldo). La postura de conducción mejora al encontrarse ahora más vertical el volante, con una altura tampoco muy sobreelevada.
El cuadro, de gran limpieza de líneas, va en posición central, pero muy extendido, con un velocímetro digital y un cuentavueltas también del mismo tipo, aunque demasiado pequeño y de incómoda lectura. El climatizador lleva los mandos integrados en las puertas y es muy potente, dado que tiene que calentar o refrigerar un volumen importante, algo no tan fácil en estos monovolúmenes grandes de gran superficie acristalada. Como defecto, los parasoles no disponen de un tercero central, algo que se echa de menos.
Por su parte el 807 (con el cuadro específico con pantalla central cuando lleva navegador, caso de la unidad probada) ofrece su salpicadero ‘en arco’, de bonito diseño pero que desperdicia no poco volumen útil. El sistema de control de funciones por pantalla exige cogerle el ‘tranquillo’ (resulta lento y sintonizar una emisora fija de radio resulta poco menos que una hazaña), aunque la visualización analógica del cuadro es mejor que la del Renault; otra cosa es su color en verde ‘fosforito’ El climatizador es también muy eficaz y más silencioso que el del Grand Espace.

La posición al volante es bastante cómoda y el respaldo de los asientos delanteros recoge mejor la espalda. Y tiene el detalle de ofrecer un segundo espejo retrovisor interno para ‘vigilar’ a los pasajeros de atrás, en especial cuando se trata de niños En ambos la regulación de volante en altura y profundidad resuelve cualquier problema de adecuación de talla. El cambio es muy manejable en los dos, con 6 marchas y un poco más preciso en el Renault, que se beneficia además del freno de mano automático, mientras que la posición del pomo del cambio de 5 marchas al salpicadero del 807 resulta más práctica que la del Espace, en el suelo.

Equipo de Pruebas Motor Mundial

MECANICA: EMPATE VIRTUAL

Ambos motores presentan una clara similitud estructural; igual cilindrada (2.179 cc el 807 y 2.188 el Grand Espace), 4 cilindros con 4 válvulas por cada uno y distribución biárbol en cabeza movida por correa dentada. Estos turbodiesel de inyección directa ‘common rail’ con refrigerador de aire de admisión (‘intercooler’) y turbocompresor variable varían sin embargo en su rendimiento, ya que el de Renault anuncia 20 CV más (150 en vez de 130) al tiempo que también da algo más de par (33,3 mkg a 1.750 rpm frente a 32 mkg a 2.000 rpm), diferencia más acusada sobre el papel que en la realidad, ya que el Grand Espace, con más de 1.800 kg en vacío reconocidos (y de hecho, dos toneladas) ve neutralizada parte de su ventaja frente al algo más ligero 807, cuyo motor antes (y también con filtro de partículas) anunciaba 136 CV y medio mkg más.
Tirando de tales pesos y tales cajas no hay que esperar resultados muy brillantes. Aún así cumplen mucho mejor de lo previsto. Renault anuncia unos ambiciosos 190 km/h y 11,5 segundos en el 0-100 km/h, mientras que Peugeot se conforma con 182 km/h y 12,6 segundos en igual medición. En la realidad el Grand Espace hace techo en 6ª a 186 km/h (prácticamente al régimen de potencia máxima) mientras que el 807 se queda en sólo 3 km/h menos (183), bajando el Grand Espace de los 34 segundos en el km desde parado, mientras que el 807 se queda en 34,7.

En carretera, ambos circulan muy desahogadamente a los cruceros legales, e incluso admiten circular en esa banda tolerada de los 140 km/h sin problema, incluso a plena carga. Su techo fáctico (por peso y aerodinámica comienza a los 160/170 km/h, a partir de donde ya les cuesta subir, aunque en vacío llegan a los 180 km/h reales con pasmosa facilidad
En cuanto a consumo, el Renault pese a su mayor peso saca la ventaja de la 6ª marcha, logrando mantenerse al filo de los 8 litros/100 km en autovía (120/130 km/h) y por debajo de 7,5 en carretera (90/100 km/h), para subir a los 9 en conducción rápida (140/150 km/h). En ciudad sin embargo, gasta más que el 807 (12,2 frente a 11,8 el Peugeot) que sin embargo en carretera y autovía, a iguales cruceros, viene a gastar entre 0,3 y 0,5 litros más de gasóleo (lo que tampoco es tanto). Son motores poderosos y elásticos, que incluso en carrocerías grandes como éstas no hacen añorar mecánicas de más cilindros. Bien insonorizados y filtrados (un poco más en el Peugeot) se muestran a la altura de las necesidades dinámicas de unos monovolúmenes grandes.

Comportamiento

COMPORTAMIENTO: MUY BUENO EN AMBOS

En cuanto al comportamiento, la mayor sorpresa es que no hay grandes reproches que hacerles incluso en conducción rápida, con unas reacciones muy sanas y predecibles para tratarse de vehículos de su peso y altura. Sorpresa que aumenta cuando vemos unas suspensiones nada sofisticadas, que recurren a unos ejes posteriores semitorsionales (aunque el del 807 se califique de independiente, la fijación de sus ruedas tiradas al eje semitorsional, ahora oval en vez de tubular, le convierte en un semiindependiente, como lo prueba el que la función de barra estabilizadora vaya encomendada a la propia traviesa, y al auxilio de una barra Panhard transversal, como en los ejes rígidos). Delante tenemos los clásicos ejes pseudo Mac Pherson, robustamente anclados, con unos triángulos auxiliares grandes y bien dimensionados al nivel de su peso.

El resultado es muy bueno en ambos, aunque con ventaja del Renault. Llama la atención que el más grande y pesado de los dos sea también el más ágil, con una capacidad de trazada y maniobra impropia de un coche tan alto, largo y de dos toneladas de peso. A fuerte ritmo los dos subviran, pero el eje anterior del Grand Espace presenta menos inercias y hasta resulta más manejable en ciudad, pese a su mayor batalla. Hay una explicación, que es la de que el centro de gravedad del Renault queda ligeramente más bajo que el de su rival, con menores voladizos relativos y, sobre todo, con un tren rodante claramente más dimensionado. El Grand Espace monta llantas de 17 pulgadas de diámetro, con neumáticos de 225/55 VR 17 (Michelin Primacy en nuestra unidad de prueba) mientras que el 807 se conforma con llantas de 15 con media pulgada menos de garganta, calzando neumáticos de 215/65 HR 15 (Pirelli P6 en nuestra unidad de prueba). Si pensamos que aunque pese un poco menos es una medida menos de ancho por dos de diámetro, junto a un perfil 65, es lógico que se muestre un poco más torpe en uso intensivo, buscando los apoyos máximos, pero sobre agua se comporta mejor.

Esto no significa que el 807 sea inferior; a ritmos medios e incluso rápidos, su recorrido de suspensiones y su mayor progresividad le hacen algo más cómodo que su rival, sin merma alguna de eficacia en curva. Sólo al límite sorprende la agilidad del Renault, nada usual en este tipo de coches, con un temperamento casi ‘deportivo’ para tratarse de un monovolumen.
Resumen: balance de alto nivel y precio
En el capítulo de frenos la ventaja se decanta por el modelo de la firma del rombo, aunque debería ser al revés por peso y dimensiones. Pero aquí Renault no ha buscado compromisos, recurriendo a discos ventilados delanteros de gran diámetro (324 mm) frente a los de 285 mm del 807. Y también detrás hay ventaja Renault, con discos macizos traseros de 300 mm, frente a los de 272 del 807). Los dos montan de serien ABS+EBD y ESP, contando el del Grand Espace con control de subviraje que al actuar enciende las luces de freno automáticamente para indicar al vehículo de detrás la corrección de la maniobra. El resultado es que si los dos se detienen en menos de 60 m a 120 km/h (y a poco más de 55 el Grand Espace), la ventaja del Renault crece con el trato duro, ganando más de 6 m de detención en la sexta frenada a fondo, que no es poco.
El equipamiento de seguridad es también muy destacable en ambos, aunque con ventaja Renault, que de serie monta 8 airbags, frente a los 6 del Peugeot. Ventajas que se suman al cambio de 6 marchas, lo que le acaba situando un nivel un poquito por encima de su rival, también en diversos detalles de acabado (faros de xenon de serie, por ejemplo). Eso sí, la eficacia dinámica de ambos no obsta para que, dado el tamaño de su habitáculo y el gran volumen interno, acusen múltiples ruidos de rodadura, multiplicados a veces con los de los asientos, puertas correderas laterales (807) o techos practicables opcionales (en ambos). Es algo que, pese a la gran calidad que ofrecen, deberían cuidar un poco más, sobre todo en atención a su precio y nivel de gama. Porque son coches por encima de los 36.000 euros (y hasta más de 38.000 el Renault) ciertamente muy bien equipados y con los motores de moda, los más lógicos y adecuados a su vocación rutera.

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